Sentados en la sala de prensa de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, un grupo de periodistas quedamos impactados: Marina de la Caridad Rodríguez Mitjan, de la división de 63 kilogramos, había ganado para Cuba la primera medalla de las pesas femeninas en citas continentales.
La presea de plata, con biatlón de 203 kilos (89 en arranque y 114 en envión), dejó boquiabiertos a varios entendidos que no tenían en sus planes dicho resultado. Al cabo de un año, Marina no ha visto tronchado su crecimiento, todo lo contrario, tendrá el privilegio histórico de ser también la primera pesista cubana que participe en unos Juegos Olímpicos.
Río de Janeiro será el tope inmediato en la meteórica carrera de la capitalina de 21 años, quien hace solo seis veranos se encontraba dando la espalda al atletismo y adentrándose en el mundo de las pesas. “Corría 100 metros y participaba en salto largo, pero no me iba muy bien, entonces me cambié de deporte, pero en aquel momento ni me pasaba por la mente que podía llegar hasta el equipo nacional”, recuerda Marina.
Sin embargo, su progresión y motivación en la halterofilia le permitieron escalar a la principal escuadra del patio con solo 18 años, salto que evidenció sus potencialidades, confirmadas el año pasado en los Panamericanos de Toronto, donde dio continuidad a los primeros éxitos cubanos de las pesas femeninas, alcanzados unos meses antes en México.
En el 2014, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, la también habanera Lexys Zulema Diago (+75 kg), conquistó par de bronces para activar el medallero de la disciplina entre las mujeres. Lo que nadie se imaginaba era que Marina subiría la parada con una plata en Toronto.
“Fue lo más grande, me dio fuerzas para seguir levantando pesas, para no renunciar y trazarme nuevas metas. En ese momento vi un poco más allá y pensé que otras cosas eran posibles, sin dudas representó una fuente de motivación”, nos cuenta Marina, quien por estas fechas entrena sin descanso con la vista puesta en Brasil.
CONFIANZA DE CARA A RÍO
El sonido de las pesas cayendo en el suelo retumba en el gimnasio de la disciplina en el Cerro Pelado, donde hay más silencio del habitual. Concluido el curso escolar disminuye considerablemente el tráfico por la enorme instalación, y el sitial de las palanquetas no es la excepción.
El experimentado Yoelmis Hernández junto a Adriel La O suman fuerzas en la rama varonil, mientras Marina entrena con Sayli de la Caridad Valdespino, todos bajo la atenta mirada de Vicente Gálvez Hernández, preparador principal del elenco nacional, y el resto del colectivo, que incluye la crucial triada médica.
Marina ejecuta un ejercicio tras otro, mete más peso a la barra, lucha por mejorar sus movimientos en el arranque, fortalece sus posturas en el envión, pero el detalle que más llama la atención es su confianza para realizar todas las rutinas con notable maestría.
“El orgullo de todo deportista es llegar a los Juegos Olímpicos y me siento muy feliz de tener esa oportunidad, de representar dignamente a Cuba y a mis compañeras, porque la plaza se obtuvo gracias al rendimiento colectivo en el Panamericano de Cartagena, Colombia. Ahora hay que aumentar la intensidad para cumplir el principal objetivo en Río: superar mis marcas personales”, confiesa Marina, quien justamente en la lid cafetera logró sus topes en cada ejercicio.
Tirón de 93 kilogramos en el arranque y extrema limpieza al levantar 122 en el envión, le posibilitaron totalizar 215 de biatlón, solo superada por la colombiana Mercedes Isabel Pérez, multicampeona continental y octavo lugar en el Mundial de Houston 2015, y las mexicanas Eva Alicia Gurrola (décima del orbe) y Ana Lidia Durán (subtitular universal en la categoría juvenil).
En aras de mejorar esos resultados no baja los brazos, siguiendo las pautas del colectivo técnico, y ayudada también por Adriel, su novio. “Hacemos mucho trabajo de fortalecimiento juntos, nos corregimos errores en las ejecuciones y nos apoyamos bastante. Ahora estoy muy enfocada en pulir el arranque, la posición de los brazos, que en ocasiones se me quedan muy por delante.
“Me siento muy confiada en el envión, aunque en realidad hay paridad en los dos ejercicios. Tampoco he acusado la presión, tal vez porque no estoy en los pronósticos de medallas. Yo entreno relajada, mi presión es completar los seis intentos en Río, subir las marcas y trabajar concentrada, con mucha confianza en uno mismo, al final esa decisión ayuda a afrontar la competencia con mente positiva”, concluyó Marina, por siempre un personaje histórico de las pesas en Cuba.

















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Ramon dijo:
1
9 de julio de 2016
20:13:44
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