Confiesa que haber irrumpido en la élite del judo en la división de 100 kg es simplemente la expresión del sacrificio, la dedicación diaria a los entrenamientos, el respaldo del colectivo técnico y los compañeros de equipo. José Armenteros (nacido el 13 de diciembre de 1992) quiere más. Busca inscribir su nombre en el Olimpo deportivo, de ahí que Río de Janeiro sea su posible destino de gloria inmediata.
El cienfueguero de 1.90 metros de altura aparece en la posición 11 del ranking mundial de su categoría (1 084 puntos acumulados en 16 torneos), dominada por el alemán Karl-richard Frey (1 952).
Subtitular del orbe en Chelyabinsk, Rusia 2014, Armenteros lanzó la clarinada en la justa universal juvenil de Ciudad del Cabo 2011, en la cual se colgó la presea de oro.
Después de una intensa sesión de randori con dos parejas diferentes, y cuando aún le quedaban energías para responder con locuacidad a mis interrogantes, accedió a entablar un combate con Granma:
— ¿Inicios en el tatami?
—Me inicié a los 11 años en Cienfuegos, en mi municipio de rodas en ese momento no había judo en la base. Antes había incursionado en el taekwondo, donde obtuve mi primera medalla bajo la guía del profesor Melbys. En lo adelante cambié, hice un poco de pelota… hasta que desembarqué en el judo. Pienso que todo lo que nos sucede en la vida, tiene un fundamento. Siempre intento evolucionar.
—¿Principales virtudes como judoca?
—Primeramente la disciplina y responsabilidad, pilares importantes, tanto en lo deportivo como en la vida personal. Mi efectividad se concentra en las técnicas de hombro, la estatura ayuda. He logrado dominarlas hacia ambos lados de mi cuerpo. Sucede que al máximo nivel tienes que ir buscando ampliar las variantes.
“Cuando le tienes confianza a algo, en ocasiones las ejecutas de manera involuntaria. Igualmente los contrarios nos estudian y estamos dirigiendo esfuerzos hacia la incorporación de técnicas de piernas y combinaciones con movimientos de cadera, de forma tal que podamos tener opciones diversas para resolver una situación de combate determinada.
—El campeonato panamericano de la Habana (27-30 próximos) otorga 400 unidades a los ases de cada peso, ¿Expectativas?
—Llevo dos ediciones coronándome en el Panamericano, los rivales siempre son de consideración, como el brasileño Luciano Correia, campeón mundial, y un canadiense que ha mejorado mucho en los últimos tiempos. Los deportes de combate son muy complejos y en el judo las acciones se materializan en fracciones de segundos.
—¿La incorporación de las sesiones de playa en esta etapa especial?
—Fundamental para nosotros, pues trabajamos mucho con el tren inferior, (piernas, rodillas, caderas). Para fortalecer las articulaciones no debe faltarnos, lo estábamos pidiendo.
— ¿Relaciones con tus colegas de equipo, un ídolo en el tatami?
—Desde un principio siempre tuve fijación con Oreidis Despaigne, dos veces bronce del orbe y ocho titular continental. Estuvo 14 años en el equipo nacional y una decena de ellos en rol de capitán. Un ejemplo para cualquier judoca, mi espejo en nuestra división, me ayudó mucho, le estaré siempre agradecido. “Hoy día comparto una amistad bien sólida con Asley González (90), incluso es de mis parejas preferidas para hacer randori. Además está Andy Granda, que ha evidenciado mucha progresión y eso es admirable”.
—¿Adversario difícil?
—Para mí todos son peligroso, ya sea por ser zurdo o derecho, por presentarse con mucha efectividad en un torneo determinado. La esencia está en poner tus recursos y cinco sentidos en función de la victoria…”
—¿Qué representa para tí el profesor Justo Noda y el resto del colectivo?
—El profe Justo es como un padre, un maestro en la vida personal y el deporte. Siempre uno debe ver su reflejo más allá del judo. Consejos, exigencias, emotividad, te lleva a otro mundo. Esa es la mejor manera de captar sus orientaciones.
—Después de una presea mundial, ¿expectativas olímpicas elevadas?
—Me he trazado metas elevadas. Ese será mi mayor mérito, quedar bien conmigo, la familia, el pueblo que siempre está al tanto de nuestros resultados. “De hecho, lo viví con orgullo en el Grand Prix de La Habana. Siempre ansío darle ese alegrón a todo el que nos sigue y alienta, solo que en ocasiones por distintas razones no se puede materializar. Ahí es cuando hay que sacar fuerzas para trabajar con el doble de exigencia. El deporte es complejo, difícil, detrás de un resultado hay muchas pequeñas cuestiones.
“En mis ratos libres puedo calificarme como adicto a los animales. Pertenezco a la sociedad Colombófila de Cienfuegos, compito con palomas mensajeras. “Ese es mi mundo fuera del tatami. Mi familia es esencial en todo, mi primer motor, mi madre, mi padre. Mi abuela falleció hace tres meses, pero pude regalarle un resultado”.
ORÍGENES Y REGLAS DE COMBATE
El Judo es un arte marcial que se originó en Japón alrededor de 1880. Su creador fue Jigoro Kano, que combinó diversos movimientos de otros estilos y escribió las reglas a partir del Jiu Jitsu, arte de ataque y defensa con el uso de la movilidad del propio cuerpo como esencia, eliminando las partes peligrosas.
Aunque Kano fundó la primera escuela en 1882, no fue hasta 1951 que se conformó la Federación internacional. El ingreso a los Juegos Olímpicos ocurrió en la edición de Tokío 1964.
Sin embargo, se ausentó del programa de Ciudad México en 1968. Su retorno definitivo ocurriría en Múnich 1972, en tanto las mujeres ingresaron bajo los cinco aros dos décadas más tarde en Barcelona.
Cuba atesora el quinto lugar del medallero histórico en magnas justas deportivas. Saldo de seis vellocinos, 13 platas y 16 bronces nos avalan en una relación en la cual nos anteceden Japón (34-18-18), Francia (12-8-24), Sudcorea (11-14-15), y China (8-3-9).
Los combates duran hasta cinco minutos para los hombres, y hasta cuatro minutos para las damas, y se llevan a cabo sobre tatamis sintéticos. Su objetivo es lanzar el adversario al suelo de espaldas, finalizar con llave de brazo o estrangulamiento, o inmovilizarlo en el suelo.
Si la lucha termina en empate, se hace el Golden Score, una disputa en la cual el que puntúa primero gana el combate. Si el marcador de puntos y penalidades de ambos sigue igual, deciden los árbitros.
Al certamen en la ciudad Maravillosa de Río de Janerio, con asiento en la Arena Carioca II de la zona de Barra, concurrirán 386 guerreros del tatami. La Mayor de las Antillas en dicha cruzada pretende inscribir a una decena de efectivos, a razón de cinco féminas y otros tantos varones. Para Armenteros significará su estreno. Confiemos en que debute por todo lo alto.
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