
Seguro en alguna oportunidad usted, junto a familiares o amigos, ha jugado con un balón sobre la arena de la playa. De no estar preparado para esa práctica, al día siguiente sentirá dolores musculares en sus piernas.
Si ha experimentado una vivencia como la antes mencionada, entonces comprenderá cómo serán las sesiones de entrenamiento para las hembras y varones asiduos al voleibol de playa, modalidad que le impone a sus deportistas fuertes jornadas de ejercicios enfrentados a dos elementos naturales adversos: el sol y una superficie lenta, poco resistente al peso corporal, donde saltar para golpear un balón es difícil tarea.
A la sazón de los dos éxitos consecutivos de la pareja cubana integrada por Sergio González-Nivaldo Díaz en el actual Circuito Norceca de voli playero —ubicados cuartos en el ranking de la lid gracias a sus 400 puntos por su par de medallas doradas— argumentaremos sobre algunos aspectos que diferencian a este deporte de su familiar, el voleibol de sala.
Mientras este último desarrolla sus acciones sobre una superficie artificial de 18 metros de largo por nueve de ancho que reduce a la mínima expresión los resbalones, facilita los movimientos y los saltos; en la playa el terreno mide un poco menos, ocho de eslora por igual cantidad de metros de manga.
LA NET A LA MISMA ALTURA
Otras diferencias nítidas caracterizan a estas dos disciplinas: bajo techo la cancha es defendida por seis jugadores, los hombres con la net a 2,43 metros de altura, y las mujeres a 2,24 metros. Bajo el sol las cosas son bien distintas, pues el rectángulo lo ocupan únicamente dos voleibolistas, quienes tienen la malla a las mismas alturas antes citadas para el femenino y el masculino.
Unidos como tándem desde antes de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Veracruz 2011, González-Díaz son los jóvenes más prometedores de Cuba, convocados a una ardua faena, la de clasificar para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, empeño que encuentra como escollos superiores la resistencia de Estados Unidos, México y Canadá.
El dueto cubano asistirá este año a cinco de las 17 paradas del Circuito Norceca, lo que nos habla a las claras de la imposibilidad de llegar al final del evento colocados en posiciones cimeras, además de perder valiosas oportunidades para foguearse antes del clásico bajo los cinco aros. No obstante, el preolímpico de México, en junio, será la oportunidad esencial para lograr el boleto a Río, según opinión del preparador Adison Milanés.
SIN CAMBIOS DE JUGADORES
Un director de equipo en la sala sabe que, además de los seis hombres o mujeres distinguidos como regulares, en la banca posee otro sexteto más para ejecutar sustituciones a lo largo de un desafío. Esa ventaja no es atributo de la playa, allí los abridores han de cubrir toda la ruta del encuentro, en dos sets iniciales de 21 puntos y un tercero, de ser necesario, a 15 tantos.
Si bajo techo un partido puede ser extenuante, hasta extenderse a cinco sets y más de dos horas de confrontación, sobre la arena las acciones transcurren en mucho menos tiempo (20 a 30 minutos), pero en un mismo día, como les aconteció a González-Díaz en la recién concluida parada de La Paz, Baja California, han de estar preparados para enfrentar a tres parejas.
Junto a los varones, Lianma Flores-Leila Martínez componen el cuadro femenino con opciones de aspirar a una plaza para Río, e igualmente tendrá que buscar ese cupo en el preolímpico de junio. Sin embargo, en aras de ampliar las oportunidades para otras muchachas, este fin de semana corresponderá al segundo dúo del patio, Yanileidis Sánchez-Lidianny Hechevarría, defender los colores patrios en la parada de Tamarindo, Costa Rica.
¿SOLO DOS EN EL RECTÁNGULO?
Llegados a este punto, muchos se preguntarán, ¿cómo es posible que solo dos personas cubran tanto terreno?
Si bien en la sala es posible elegir a qué adversario usted le va a dirigir el servicio, siempre con la intención de agredirlo e impedir que organice con facilidad su recibo, pase y ataque; en este deporte bajo el sol es factible predecir quién va a ser el atacante rival, porque con antelación usted ya decidió a cuál de los dos dirigirle el saque. Como diferencia, en la sala son múltiples las variantes de remates capaces de concebirse después de un pase.
Para argumentar más sobre aspectos que definen al voli playero, digamos que en su práctica no se permite hacer fintas (engaños), mientras el pasador enviará el balón colocándose de frente y debajo de él, en tanto ese esférico ha de salir sin dar vueltas.
No existe línea central divisoria de los dos campos, un voleibolista de playa puede pasar al campo rival, sin obstruir al contrario, además de que tampoco hay línea de los tres metros como la marcada en la sala.
Similares y diferentes al mismo tiempo ambas modalidades, hoy está de moda construir terrenos de arena provisionales para una determinada competencia, como aconteció en los Juegos Olímpicos de Londres, donde la cancha principal radicaba en la misma capital del país. Igual sucedió la pasada semana en Baja California, pues el Harborside Beach también fue una superficie construida especialmente para la cita.

















COMENTAR
Ramon dijo:
1
15 de abril de 2016
17:05:37
Responder comentario