
Una conversación con Wilfredo Carbó, portero y capitán del equipo cubano de fútbol sala, puede extenderse por varias horas, sin percibirse que el tiempo avanza. Se trata de una persona con 16 años en el equipo Cuba, tres Copas del Mundo en su haber y quien pudiera convertirse en el jugador más longevo en asistir a esas citas.
Hoy, a los 46 años, afirma que colgará los guantes de la selección al finalizar el actual ciclo mundialista en el que Cuba participa.
“Si obtenemos en mayo el cupo en el pre- mundial de Costa Rica, me retiraré tras participar en la Copa del Mundo de Colombia, en septiembre venidero. Sin embargo, continuaré activo en los torneos provinciales con el equipo Habana, el retiro definitivo puede que demore algo más, pero estoy preparado para cuando llegue ese momento”, sentenció Carbó, quien accedió a dialogar con Granma sobre el futsal cubano.
—¿Qué características debe tener un portero de fútbol sala?
—Necesita ser muy bueno en los achiques, en los cierres uno contra uno, tener fuerza rápida y explosividad en las salidas.
Son tramos más cortos, pero hay que partir más rápido. Debes saber manejar el balón con ambos pies y presentar una buena disposición psicológica porque se trata de una disciplina con oportunidades para reivindicar un error que cometiste previamente. Un arquero ha de ser una persona insistente, pero muy ecuánime para los momentos finales en los partidos cerrados.
—¿A qué entrenadores agradece su formación?
—Como yo he participado en las modalidades de fútbol once y en el de salón, son varios los nombres que mencionaría.
Con Clemente Reynoso mantengo una relación de mucho respeto y admiración por él. No me regaló la titularidad, pero me dio la confianza del entrenador a su jugador. Hay otros como Fidel Hernández, una persona muy conocedora del fútbol sala, dedicado por completo. Ese es de los técnicos que uno no quiere que se alejen de la cancha, por todo su aporte al juego. También están Máximo Iznaga, Eldrys Valdés, Freddy Herrera y Manuel “El Zurdo” Rodríguez. Pero la persona a quien más le agradezco es a Marcos Gregorio “El Goyo” Dalmau. Él, junto a Mario Ruiz, me dio la base para mi vida futura. El Goyo sin ser un entrenador de porteros trabajó conmigo, me desarrolló los reflejos, la agilidad, el movimiento con los pies, gracias a él adquirí el sentido de sacrificio y la entrega. Insistió conmigo todos los días en las prácticas, me educó, moldeó mi personalidad.
—¿Con 46 años realizas algún tipo de entrenamiento diferenciado dentro de la preselección nacional?
—Básicamente me preparo de la misma forma como siempre hago, realizo mis rutinas diarias, por supuesto que cada vez es más difícil soportar las cargas de trabajo, pero hasta ahora he logrado mantener el nivel que piden los entrenadores.
Algo que atenta contra mi preparación y la del resto de los miembros del equipo es que en ocasiones vamos a entrenar hacia el Cerro Pelado, sin tener un transporte fijo para movernos desde el estadio Pedro Marrero —lugar donde pernoctamos—. Eso te cansa más, porque luego de una doble jornada de preparación tienes que salir a buscar la guagua.
La recuperación no es igual.
—¿Por qué al equipo cubano a veces se le dificulta marcar goles?
—El Torneo del Caribe que disputamos en el mes de enero en La Habana fue muy tenso para nosotros. Las clasificaciones son más complicadas que una Copa Mundial. En una eliminatoria te equivocas y quedas fuera del certamen mundialista.
Sin embargo, una vez en el Mundial, estás más relajado, más suelto, y las cosas salen mejor. Para contrarrestar esta dificultad hay que trabajar más en las jugadas de finalización, seguir los patrones practicados en los entrenamientos, pues esta es una deficiencia táctica que se puede corregir. Es posible fallar, pero no desperdiciar seis y siete ocasiones claras de gol.
—La Habana aporta un buen número de atletas a la preselección nacional, ¿a qué se debe esto?
—Aquí en la capital se juega mucho fútbol sala. Contamos con un campeonato provincial bueno, en la Ciudad Deportiva.
Los juveniles de La Habana poseen calidad y ese trabajo que se hace en la provincia ha dado sus frutos. En el resto de las provincias es más difícil, pues los jugadores solo se concentran para las competencias nacionales por pocos periodos de tiempo, no se ejercitan tanto, es una situación que necesita revertirse por el bien de la disciplina.
—¿Momentos difíciles y felices en su carrera deportiva?
—La experiencia más amarga fue cuando no clasificamos para el Mundial de Tailandia 2012. No pensé en el retiro, pero sí tomé la decisión de llevar mi carrera año a año. Si en un año no rendía lo que yo me proponía, al siguiente me hubiera retirado. Como el momento más feliz guardo el recuerdo del partido que se le ganó a Panamá y nos dio el pase clasificatorio hacia el Mundial de Brasil 2008. Era la cuarta Copa a la que Cuba asistiría de forma consecutiva. También recuerdo la primera victoria en mundiales de Cuba, en esa propia justa frente a las Islas Salomón por marcador de 10-2.

















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CRicar2016 dijo:
1
7 de abril de 2016
20:34:54
Ramon dijo:
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8 de abril de 2016
07:33:38
yamil dijo:
3
8 de abril de 2016
08:36:39
yalia dijo:
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8 de abril de 2016
09:08:41
Jorgito dijo:
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8 de abril de 2016
10:54:18
JPP dijo:
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8 de abril de 2016
16:19:14
Ramon dijo:
7
9 de abril de 2016
03:07:50
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