Este miércoles, nave azul contra la corriente

¿Qué necesitan los azules para ganarles a los tigres? Sencillamente batear y que lo hagan sus piezas clave. Ni una cosa ni la otra ocurrieron en su visita al territorio del adversario.

El conjunto capitalino promedió al bate un pálido 231 (15 jits en 65 veces oficiales con el madero. Sus tres primeros hombres de la alineación alcanzaron solo 136 (3 en 22); tercero, cuarto y quinto no pasaron de 261 (6 en 23) y la mitad de esa producción fue del cinco en la alineación, pero en un solo juego. Agreguémosle que en 17 entradas a la ofensiva solo embasaron al bateador que las abrió en cuatro oportunidades.

Si se mira al lado contrario, los mismos indicadores tienen colosales diferencias. Ciego de Ávila en casa produjo 429 (33 en 77). El trío abridor de su orden al bate firmó un astronómico 551 (16 en 29); tercero, cuarto y quinto registraron 407 (11 en 27), con el quinto de 8-0. En ocho de los 16 capítulos el primer hombre entró en circulación.

Como si fuera poco, el pitcheo del mentor Roger Machado no regaló casi nada, cinco boletos en 17 episodios. Algo muy distinto sucedió con los lanzadores del timonel de la nave azul, Javier Méndez, cuyos serpentineros transfirieron a 12 en 16 innings, propinaron un pelotazo y lanzaron cuatro wild. Una muestra que ni abridores ni relevistas pudieron cumplir sus funciones en la lomita capitalina lo es que de las 22 carreras avileñas, 13 han sido anotadas en el segundo tercio del choque. Nueve de ellas entre el quinto y el sexto, con el quinto (6) como el más vulnerable. Es decir, la apertura o no llegó o explotó y su continuidad no pudo solucionar el problema.

Mientras los avileños juegan al campo con soltura y seguridad, la defensa de Industriales ha hecho aguas, no solo por los tres errores que han ido a las hojas, sino además, por los que la anotación no consignó, que por nuestra cuenta fueron tres.

Carlos Tabares y Javier Méndez, nos dijeron que su equipo era capaz de dar el vuelco, incluso, Roger Machado comentaba que no había nada decidido hasta que ganara cuatro, que se enfrentaba a un gran conjunto de pelota. Entiendo a ambos puntos de la cuerda, pero si este miércoles los avileños la tensan aún más, irremediablemente se partirá por el lado más débil, que ahora mismo es el anfitrión de esta noche. Queda la conocida frase, en estos momentos más de consuelo que de acierto, de que un equipo no es tan bueno como cuando está ganando ni tan malo como cuando está perdiendo.