
El año 2016 en materia deportiva revierte crucial interés. Río de janeiro y su Cristo Redentor abrirán los brazos entre el 5 y el 21 de agosto a más de 10 000 atletas que pugnarán en 306 pruebas. De ellas 47 corresponderán al campo y pista, disciplina en la cual Cuba intentará mantener su tradición, esa que inició Félix 'el andarín' Carvajal en la edición de San Luis 1904 con su cuarto lugar en la maratón.
Por estos días la preselección del deporte Rey antillana reanudó su preparación de cara a la magna justa deportiva, con tres figuras en calidad de bujías: la pertiguista Yarisley Silva, la discóbola Denia Caballero, y el triplista Pedro Pablo Pichardo.
Todos ellos atesoraron registros en el 2015 muy superiores a los exigidos por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) por sus siglas en inglés para poder inscribirse en la Ciudad Maravillosa. En el caso de Silva (4.91 metros) y Caballero (70.65), con registros líderes del ranking mundial, en tanto Pichardo (18.08) recaló segundo en el mencionado escalafón, a la escolta del estadounidense Christian Taylor (18.21).
En dichas pruebas la IAAF pide de marca mínima 4.50 (garrocha), 61.00 (disco), y 16.85 (triple).
Además de ellos también descuellan por sus registros y visados la también discóbola Yaimé Pérez (67.13-tercera), el relevo masculino del 4x400, dueño de respetables (2:59.80 minutos) que los colocan novenos del orbe. Justamente en esas pruebas la Mayor de las Antillas se coló en las finales del Mundial de Beijing, termómetro de mayor rigor previo a lo que pueda suceder en Río.
A propósito de lo acontecido en el Nido de Pájaro, Daniel Osorio, Jefe técnico del campo y pista aseguró que nos faltó efectividad en dicho escenario, al igual que en los Juegos Panamericanos de Toronto: “Si nuestros principales exponentes hubiesen homologado o frisado sus mejores registros, la cantidad de finalistas superaría los 15”, sentenció uno de los gurúes de dicha modalidad, otrora entrenador de Iván Pedroso y en la actualidad timonel del santiaguero Pichardo.
TRES GUÍAS AL BATE
Alexander Nava parece no estar nunca presionado. Definitivamente la parsimonia, esa cadencia y capacidad analíticas en extremo minuciosas forman parte de su carácter. Con poco más de tres meses de preparación enrumba a sus discípulos Silva y Lázaro Borges hacia objetivos puntuales: “Tanto Yarita (Yarisley Silva) como Borges cumplieron en la etapa de preparación general pese a que persisten los problemas con la cubierta del colchón y eso puede atentar contra la etapa de vuelo y la caída en su técnica de salto.
“Ambos superaron todos sus parámetros de fuerza y explosividad a tono con la etapa y sus resultados en los controles con ocho pasos de carrera fueron positivos. Una de las claves radicó en los circuitos intensivos realizados en el gimnasio, para fortalecer todos los planos musculares vinculados a su técnica de salto y elevar la resistencia de la fuerza.
El índice técnico de Yarita en el 2015, pese al inicio incierto por el cual atravesó se comportó entre el 80-85 %, lo cual da la medida de un balance positivo. Si todo se mantiene así pretendemos incursionar en tres o cuatro competencias previas a la justa del orbe bajo techo de Portland, Estados Unidos (17-19 de marzo), y luego mantener la secuencia de preparación rumbo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Eso significa insertarla en la Liga del Diamante, continuar depurando su técnica, finalmente estabilizar el agarre sobre los 4.30 metros. Si todos esos elementos se materializan, el sueño olímpico será posible, al igual que los cinco metros”, sentenció Nava.
La pértiga es una modalidad bien difícil. La pinareña de 1.61 metros, 65 kg y 28 años tendrá escollos de la talla de la brasileña Fabiana Murer (4.85), la griega Nikoléta Kyriakopoúlou (4.83) y la reincorporada rusa Elena Isinbaeva (5.06).
Raúl Calderón tiene tomado con sus pupilos las inmediaciones del Estadio Panamericano. Los discos describen su órbita y caen a muchos metros de distancia: “Esa es la clave de esta primera etapa, mantener las capacidades físicas a tope, aumentar los niveles de fuerza, cumplir con volúmenes elevados de lanzamientos con el disco pesado. Técnicamente esas cuestiones deben ir acompañadas de lograr una técnica lo más cercana a lo ideal, buscar optimizar la coordinación en cada etapa del movimiento, desde la salida para el primer giro, hasta el ángulo del brazo en el impulso final.
Tanto Denia (1.76 metros, 82 kg y 24 abriles) como Jorge (1.92 metros, 105 kg y 28 años) se encuentran físicamente trabajando al 100%. Las confrontaciones del 5-6 de febrero dirán. Con ella pretendo cerrar el primer macro con cuatro controles, y marca superior a los 65.50. Es un año crucial, una carrera larga hacia el podio olímpico”, manifestó.
Osorio tampoco le pierde ni pie ni pisada a su pródigo discípulo: “El 2015 fue un año bueno para nosotros. Dejó resultados de relieve y análisis que nos hacen ir en busca de la perfección. La esencia radica en el componente coordinativo de su frecuencia brinco-paso-salto. Ahora cumplimentamos sus capacidades físicas, las relacionadas fundamentalmente con el fortalecimiento de sus tobillos, la arrancada, como sacarle el mayor provecho a su carrera de 14 pasos tras la transición de tres a dos alternos. Pichardo es un triplista de % de grasa muy reducidos. Mide 1.85 y pesa en etapa competitiva 71-72 kg, casi todo su volumen lo posee de masa muscular activa.
Su ruta crítica este año será menos intensa. Dos mítines previos al Mundial sobre pista cubierta y luego cinco competencias antes de incursionar en los Juegos Olímpicos. La intención es que exhiba su mejor forma a la hora de la verdad”, espetó el mentor.
Hay otras modalidades del campo y pista en los cuales las principales cartas cubanas igualmente tienen opciones de exhibir rendimientos notorios: hablamos del disco masculino, si en definitiva Fernández recobra su estado de gracia y supera los 65 metros exigidos; el decatlón en uno y otro sexo con Leonel Suárez y Yorgelis Rodríguez, quienes tendrán que hacer antes 8 100 y 6 200 puntos por ese orden; la jabalina con Yulemni Aguilar (piden 62 metros) y Guillermo Martínez (83.00); el martillo con Roberto Janet (77.00) y Yirisleidy Ford (71.00); y los 110 c/v con el tridente de Yordan O'Farrill, Johanis Portilla y Dayron Robles (se exige 13.47 segundos).
Sobre ellos debe soportarse el pedigrí antillano, que atesora en sus alforjas históricas una decena de vellocinos, 14 platas y 15 bronces en relación comandada por Estados Unidos (320-251-196), la extinta Unión Soviética (64-55-74) y Gran Bretaña (53-79-62).
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