Con nuestro arco lleno de goles

Para nadie es un secreto que el fútbol en Cuba gusta cada día más; ya no se trata de algunos jóvenes seguidores que vitorean los goles de los principales clubes y selecciones nacionales del orbe. Varias generaciones, hombres y mujeres, poco a poco han sido contagiadas con la fiebre del más universal de los deportes. Sin embargo, esa pasión no ha podido ser recompensada por nuestro fútbol nacional y el 2015 solo constituye otra muestra de ello.

Si tuviéramos que calificar la actuación del fútbol cubano en el año que expira, podríamos catalogarla de histórica y decepcionante. Esta simbiosis deja un sabor agridulce, porque observamos, una vez más, como la selección de mayores quedaba tempranamente fuera de las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo Rusia 2018, mientras el proceso de contratación de jugadores cubanos en ligas foráneas co­menzó a tomar forma.

En estos 365 días, el fútbol nacional vivió momentos de emoción cuando La Habana recibió la visita de los clubes Cosmos de Nueva York y el Santos Laguna de la Liga Mexicana, para efectuar partidos amistosos con el once cubano.

Más allá de los resultados, saldados con derrota y victoria ante neoyorkinos y laguneros, en ese orden, quedó grabada en la memoria de los cubanos la visita, con el club estadounidense, del legendario Pelé y el no menos famoso Raúl González Blan­co. Por su parte, la presencia del Santos Laguna sirvió para cursar invitaciones a cuatro futbolistas del patio, quienes asistirían a los entrenamientos de pretemporada con el conjunto mexicano.
Al final, se incorporaron a las prácticas del Santos Laguna el arquero Sandy Sánchez, el central Arturo Diz Pe y el volante de creación Arichel Hernández, mientras el cuarto jugador, el delantero Maikel Reyes, se su­maba junto al marcador central Abel Martínez, a la concentración de otra escuadra mexicana, el Cruz Azul.

Este suceso sirvió para que los cinco jóvenes recibieran nuevas concepciones sobre el juego; además de motivar a otros clubes de nuestra re­gión para buscar futbolistas en la Mayor de las Antillas. En ese sentido, la aventura mexicana del quinteto cubano parece rendir frutos, toda vez que se conoció el interés del Cruz Azul para tramitar la documentación de Maikel y Abel con las autoridades del fútbol cubano, y permitir su incorporación a las filas del club.

A pesar de los favorables vientos que soplan en esta dirección, no podemos olvidar que el 2015 fue un año de malos resultados. Una sonada goleada como visitante (3-0) en marzo a manos de Jamaica, durante un amistoso, hacía presagiar el calvario que esperaba por delante al once criollo.

El equipo cubano comenzó el 2015 bajo la batuta de Walter Be­nítez y cerró diciembre a las órdenes de Raúl González Triana, sin que los cambios en la táctica de juego rindieran los frutos esperados. Así las cosas, se jugó contra Curazao en junio la segunda ronda eliminatoria rumbo al Mun­dial de 2018.

Un inesperado empate como visitante (0-0) y otra igualdad (1-1) en La Ha­bana bajo malas condiciones de la cancha sacó de raíz la posibilidad de avanzar en la Concacaf. El sueño mun­dialista continúa siendo una aletargada pesadilla.
Sin tiempo para el lamento, un mes después la selección cubana viajó a Estados Unidos para disputar la Copa Oro de la Concacaf. Ubicado en el Grupo C,

Cuba disputó el primer partido ante México sin varios de sus jugadores, quienes presentaron problemas con sus documentos de viaje. El resultado no pudo ser otro que un demoledor 6-0 a favor de los aztecas. Luego tocaría sufrir ante Trinidad y To­bago, quienes se llevaron la victoria por 2-0.

Con ocho goles en contra y ninguno a favor, más el abandono de la selección por parte de varios ju­ga­dores, Cuba enfrentó a Gua­te­mala en el tercer encuentro y se lle­vó una sorpresiva y emotiva victoria de 1-0, con lo que se clasificó a cuartos de final como uno de los mejores terceros. Pero hasta ahí las cosas, el si­guiente rival sería Es­tados Unidos, ante el cual el equipo cubano demostró una vez más, lo lejos que se encuentra nuestro fútbol de los pla­nos estelares en la zona de Concacaf. Otro 6-0 y de vuelta a casa.

El hecho de pasar a cuartos de final en la Copa Oro dejó como único saldo positivo, la oportunidad de enfrentar a Panamá en su casa el 8 de enero del 2016, en partido único para sacar cupo rumbo a la Copa América Centenario, que se disputará en Estados Unidos del 3 al 26 de junio del 2016.
Para llegar con kilómetros internacionales en los botines de los ju­gadores a ese trascendental choque, la selección cubana realizó este mes de diciembre una gira de cuatro partidos por Nicaragua y Honduras, la cual, lejos de alcanzar el engranaje necesario de sus jugadores, ha dejado incertidumbre sobre lo que nos espera ante el once canalero.

La gira de cuatro partidos, dos an­te Nicaragua, uno con­tra Hon­­du­ras y el otro ante un club de esta última nación, no pudo ser más ne­fas­ta: tres derrotas y un empate; dos goles a favor y diez en contra. Todo ello muestra los serios problemas en de­fensa y ataque de nuestro equipo.
Aunque esos amistosos se jugaron sin los cinco hombres que estaban en México, no hay excusa para tan magro performance, a no ser que se cumplieran las estrategias colectivas indicadas, aspecto más importante que el marcador final de esos partidos. Sin embargo, de nada servirá haber probado nuevos hombres y disposiciones tácticas si no se consigue la clasificación ante Panamá.

El 2015 se fue con una prematura eliminación mundialista y goleadas estrepitosas que nos limitan para al­canzar una estabilidad en el área centrocaribeña a mediano plazo. De ahí la necesidad de trabajar de forma seria y ordenada con el fútbol desde la base, con la mira puesta en insertar jugadores en aquellos clubes interesados por el talento cubano.

Por lo pronto solo queda esperar al 8 de enero y desear que la gran sorpresa que muchos añoramos se haga realidad; de lo contrario empezaremos el 2016 con la asimilación de otro trago amargo, en el que no tendremos derecho a una Copa por enésima ocasión.