El taekwondo se ha consolidado como un deporte que, sin hacer mucho ruido, garantiza éxitos para Cuba en cualquier escenario competitivo. Por solo poner un ejemplo, desde su irrupción en el calendario olímpico hace 15 años en Sydney 2000, nuestros especialistas siempre han logrado subirse al podio.
Cuatro ciclos diferentes con resultados de nivel no son obra de la casualidad, y en honor a la verdad, la disciplina tiene opciones de ampliar a cinco citas estivales al hilo su presencia en el medallero, pues varios atletas reúnen condiciones para dar la clarinada en la venidera lid de Río de Janeiro 2016.
Uno de ellos es el santiaguero Rafael Alba Castillo, quien esbozó una trayectoria destacada en el 2015, nuevamente con un rendimiento excelso que incluyó el título panamericano en Toronto, Canadá, y su segunda presea mundial en el certamen del orbe de Cheliabinsk, Rusia.
En la lid continental de julio arrasó, no dio margen a las dudas frente a rivales de menor cartel, pero en el Mundial (mayo) sí tuvo que chocar ante varios de los mejores exponentes de su división (87 kg) y su respuesta también fue excelente, a pesar de no estar a tope en la preparación, que tenía como objetivo fundamental los Panamericanos.
En suelo ruso, Alba se llevó la presea de bronce al perder en semifinales con el azerí Radik Isaev, tercero en la última actualización (noviembre) del ranking olímpico y a la postre monarca en dicho evento.
Otro examen de rigor encontró en el Grand Prix de Manchester, Inglaterra, donde también chocó con varios líderes de la máxima categoría olímpica (+80 kg), como el sudcoreano Dong Min Cha (quinto del escalafón estival), a quien superó por aplastante 13-1. Solo sucumbió en la final con el líder del listado universal, el uzbeco Dimitriy Shokin, y por ajustada pizarra de 2-1.
En este momento Alba se ubica en el puesto diez del ranking con 208.20 puntos, todo eso casi sin competir en la campaña, detalle que lastra a los taekwondocas cubanos, obligados a no fallar en sus escasas incursiones internacionales para sumar unidades a su acumulado.
No obstante, el indómito tiene solo 22 años y su voluntad es seguir creciendo, superarse y demostrar en cada competencia que puede convertirse en uno de los mejores especialistas de la historia. Este 2015 ha sido un año de reafirmación y el venidero puede subir la parada si se concreta su primera aparición en el concierto bajo los cinco aros.


                        
                        
                        
                    














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