
Conscientes del retroceso del voleibol cubano, la contratación en los dos últimos años de cinco mujeres y cuatro hombres en ligas de diferentes latitudes —sin ser las de mayor competitividad en el mundo— es un paso hacia adelante en el imprescindible fogueo que eleve la calidad, amén de la mejoría económica que representa para los muchachos y su familia.
La realidad de los preseleccionados (36 en cada sexo matriculados en la Escuela Nacional) ofrece la visión de que cualitativamente no están aptos para competir en plazas como Rusia, Italia y Brasil, tres de las más sobresalientes en el ámbito de este deporte.
No pocos lectores en la web interactiva de Granma se muestran inconformes e impacientes por la lentitud —según ellos— con que avanza el paso de voleibolistas del patio a elencos extranjeros. En mi criterio, obvian que si bien existe interés del Inder y de la Federación Cubana de Voleibol por incrementar la cantidad de jóvenes en eventos foráneos, quienes vienen a negociar traen consigo altas exigencias respecto a la calidad de los posibles a escoger para sus clubes.
Los contratos fructifican solo cuando los agentes que llegan al país, legalmente representados ante nuestro organismo deportivo, expresan la decisión de contar con uno o más atletas, determinación precedida por un análisis en consonancia y respeto a los intereses locales.
Estos traspasos temporales transcurren apegados al criterio inviolable de preservar la salud y el bienestar de nuestros deportistas (no solo los del voleibol), previendo que no sean perjudicados por elementos ajenos a la práctica de sus respectivas disciplinas. Con esa seriedad se aborda el tema en las cláusulas firmadas por ambas partes.
El exigente principio de selección de los negociadores extranjeros se ratifica al comprobar que los nueve muchachos hoy enrolados en lides de distintos países ocupan posiciones como regulares en las selecciones cubanas, es decir, son los mejores entre el material humano de la Escuela Nacional: Melissa Vargas, Sulian Matienzo, Regla Gracia, Jennifer Álvarez, Daymara Lescay, Javier Jiménez, Rolando Cepeda, Osmani Uriarte y Liván Osoria.
EL COMPLEMENTO NECESARIO
Mejor que persistir durante una parte del año en entrenamientos diarios mientras no hay competencias internacionales, estas incursiones en el exterior, de octubre a mayo, redundarán en el incremento de la calidad, en un lapso en el que los escogidos acumularán una cifra importante de partidos, antes de iniciar su calendario competitivo la Federación Internacional.
El año próximo podría crecer la cantidad de cubanos destacados en otras naciones, sin embargo, ese solo objetivo de ganar experiencia y maestría no resolverá el necesario despegue del voleibol hacia escalones superiores.
Para darle continuidad a la búsqueda de talentos será imprescindible armonizar las estancias fuera de Cuba de estos jugadores con la realización de un torneo a domicilio proveedor de valores, de manera que la conjunción de ambas estrategias permita planificar superiores resultados internacionales.
He ahí el problema que el voleibol del patio no ha resuelto durante años. Existieron los campeonatos nacionales, por lo general cortos; también hubo la experiencia de la Liga Nacional, con una duración de un par de meses o algo más, siempre a principios de año, pero su carácter itinerante requería de un presupuesto considerable para transportación, hospedaje y alimentación, desembolso que a la postre no se correspondía con el reducido número de jóvenes destacados en ese torneo en condiciones de sumarse a las preselecciones nacionales.
Diciembre, del 3 al 12, trae de vuelta los Campeonatos Nacionales breves. Podrían significar un primer intento por rescatar la acción en casa con ocho provincias representadas en total, mas, sin dejar de lado la estrechez económica que obliga a poner los recursos donde mejor fruto puedan ofrecer, sería saludable que esta cita incentivara el incremento en la participación de más planteles en una siguiente edición, inyección revitalizadora únicamente posible si renace la asistencia de equipamiento deportivo a la base y resucita la actividad en las escuelas, primer eslabón de una cadena que halla su punto máximo en el alto rendimiento.
Si bien es cierto que la calidad de los seleccionados encartados en los campeonatos nacionales acusará cierta baja por la ausencia de quienes ahora defienden los colores de clubes en el extranjero, apreciemos la parte saludable del asunto, porque esas bajas propiciarán que cada provincia ofrezca una mayor oportunidad de probarse y al mismo tiempo una cifra de partidos a jugadores que quizá estarían en el banco mientras sus posibles posiciones las ocuparan los hoy contratados. Será una nueva manera de ver el tema, impuesta por la realidad si aspiramos a que cada año se incrementen los voleibolistas cubanos en ligas foráneas.
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Rubén dijo:
1
19 de noviembre de 2015
19:23:54
pABg0nZ dijo:
2
20 de noviembre de 2015
04:07:20
abelboca dijo:
3
20 de noviembre de 2015
09:47:26
alfonso nacianceno dijo:
4
20 de noviembre de 2015
12:44:49
alfonso nacianceno dijo:
5
20 de noviembre de 2015
12:57:01
alfonso nacianceno dijo:
6
20 de noviembre de 2015
13:12:58
José Ramón Rodriguez Rodriguez dijo:
7
20 de noviembre de 2015
14:34:02
alfonso nacianceno dijo:
8
20 de noviembre de 2015
15:34:58
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