Cosas del fútbol

Nacho entró y el primer balón que tocó fue al fondo de las redes del conjunto parisino. foto: REUTERS

Cuando el vendaval futbolístico del Paris Saint Germain congelaba las gradas del Bernabéu y ponía al Real Madrid muy lejos de las estrellas de la Champions, entonces Marcelo, el puñal que los blancos reservan para sus incursiones por la izquierda, se fue a la lona con una inoportuna lesión.

Solo media hora de partido había transcurrido en la capital española y ya dos hombres estaban en la duchas por molestias, pues tras solo 15 minutos, Verrati, el pulmón de los parisinos, tampoco pudo sostenerse en pie.

El guión había cambiado ligeramente, pero el paso lo marcaba el PSG, ilusionado con el sustituto de Marcelo, el joven Nacho, un barbudo defensor sin los aires de atacantes del brasileño, forzado además a jugar a pierna cambiada y con la misión de frenar las embestidas de dos flechas.

Primero llegaba Christopher Aurier, carrilero marfileño de largo recorrido, y después aparecía Ángel Di María, quien se movía por todo el pasto madrileño con pleno conocimiento de los baches, los atajos, no en vano fueron sus años desquiciando las defensas de España y dando balones de gol a Cristiano, Bale, Benzema y compañía.

Parecía que bajo estas circunstancias el sufrimiento de Nacho sería perenne, pero el fútbol es impredecible, tanto que tras un disparo de Toni Kroos y un rebote de Thiago Silva, la redonda cayó en los pies del canterano merengue, quien marcó de zurda ante una mala salida del arquero Kevin Trapp. Cuando entró la bola a las redes francesas, Nacho casi no supo cómo celebrar. Falta de costumbre.

Fue un gol de casualidad, de acuerdo a las palabras del propio zaguero después del pleito. “No quise ponerla ahí, hay que ser sincero. Lo único que he visto ha sido al portero, pero no sabía si había algún delantero o no. Y con ese pelín de suerte ha entrado. Al principio pensé que se iba fuera y cuando la pelota tocó el césped ya sabía que iba dentro”, expresó Nacho a los medios locales.

Después el guión no varió, porque Rafa Benítez, quien mueve los hilos del Madrid, pretende no correr riesgos cuando en realidad pone a su equipo en la cuerda floja durante novena minutos. Acumula mediapuntas, que se estorban entre sí y deja sin socios de ataque a Cristiano Ronaldo, nuevamente en evidencia tras casi no rematar al marco galo.

Para colmo de males, la solvencia defensiva de los españoles también se tambaleó, sobre todo porque su presión fue asfixiada por un juego exquisito del PSG, al que solo le faltó el gol, negado en parte por el aura que ahora mismo acompaña al portero Keylor Navas.

El costarricense no solo para cualquier cosa que le tiren, también está bendecido con una especie de fortuna, pues en muchos de los remates en los cuales no tiene opción, o bien se marchan besando los palos o bien se estrellan en la madera.

Ante el cuadro parisino no fue la excepción, los latigazos de Ibrahimovic y Cavani se perdieron por muy poco, el suplente Rabiot puso a temblar la portería de Keylor, y más tarde Di María lo imitó con un tiro libre que casi decreta el empate.

El argentino estuvo sublime, se llevó la ovación de la grada y recordó en cada jugada por qué los dirigentes blancos jamás debieron deshacerse de sus servicios tras ganar la Décima.

Sin embargo, no le llegó el premio del gol y los madridistas ganaron para asegurar su presencia en octavos de final, presumiblemente como punteros del grupo A.

También se ancló en octavos el Manchester City con su victoria (3-1) en Nervión frente al Sevilla, sin luz frente a los astros ingleses, escoltados ahora por la Juventus, que solo firmó un empate (1-1) contra el Borussia Monchengladbach como parte del aparatado D.

Nada claro hay en el C, porque el Atlético de Madrid empató en la gélida Astaná. El técnico Diego Simeone había dicho que de niños se jugaba en ladrillos, en cemento, en tierra, por lo que no tenía importancia hacerlo ahora con pasto artificial, pero al final los suyos se mostraron muy incómodos en la lejana travesía.

Tablas sin goles se registraron en suelo kazajo, y el dolor de cabeza de los colchoneros no es mayor porque el Benfica derrotó (2-1) al Galatasaray y los dejó con cuatro unidades en el tercer escaño de la llave, alejados a tres rayas del segundo puesto.

En el otro grupo que vio acción este martes, las victorias del Manchester United (1-0) y del PSV Eindhoven (2-0) sobre el CSKA Moscú y el Wolfsburgo, respectivamente, dejaron las cuentas ardiendo. Ahora los ingleses lideran con siete unidades, seguidos por holandeses y alemanes, ambos con seis, mientras los rusos (4) no se descuelgan todavía de la lucha por el pase a octavos.