Si una discóbola en la última década prácticamente no se ausentó de cuanto festín de primeros lugares al máximo nivel hubo, esa fue la pinareña Yarelis Barrios. Llegar al estadio Panamericano y verla enfocada, trotando en la pista y luego realizando circuitos de pesas y fortalecimiento, como parte de su regreso a la preselección nacional, obligatoriamente activó mi chip de curiosidad.
Hablamos de una de las pruebas, junto al triple salto masculino, que mayor prestigio le ha dado al campo y pista antillano. Baste destacar que en la actual temporada Denia Caballero (70.65 metros) y Yaimé Pérez (67.13), nuestras principales cartas, culminaron en la primera y tercera plazas, por ese orden, del ranking mundial.
Nadie cuestiona que Yarelis, tras la de maternidad, llega para convertirse en un refuerzo de lujo, especialmente con el incentivo de poder pugnar por uno de los dos cupos olímpicos destinados por nación (a excepción de aquellas que poseen a los campeones vigentes, con derecho a inscribir tres) en cada una de las 47 pruebas que componen el deporte rey. Claro, eso si logra acercarse a sus 68.03 metros cimeros, retomar su competitividad extrema y rescatar la maestría que siempre la caracterizó.
Hablamos de la cubana más laureada en el disco, capaz de eslabonar una cadena de cuatro podios universales consecutivos: 63.90 metros y plata en Osaka 2007, repetiría dicho metal con 65.31 en Berlín 2009, Daegu 2011 le depararía bronce (65.73), al igual que Moscú 2013 (64.96). Palmarés que adereza con el subtítulo olímpico de Beijing 2008 (63.64), y el bronce de Londres 2012 (66.38).
“He disfrutado como nunca cada competencia de disco que he visto frente al televisor. No importa si en el ámbito doméstico o al máximo nivel internacional. De hecho, tanto Denia como Yaimé son de las mejores a nivel mundial. En ellas, y mi pequeña Ivanna, hallé las mayores motivaciones para regresar a los entrenamientos”.
La vueltabajera nacida el 12 de julio de 1983 está bajo la égida de Hilda Elisa Ramos, una de las tres mujeres cubanas que superó la mítica cota de 70 metros, exactamente (70.88), además de Maritza Martén (70.68) y la flamante reina universal en el Nido de Pájaro de Beijing, Denia Caballero (70.65).
“Yarelis es una verdadera guerrera. Destaca por su maestría deportiva, nervios de acero en competencias de nivel supremo, y su tenacidad. Recuerdo que en sus inicios pasó trabajo para llegar, no contaba con una estatura ideal, pero nada la asustaba. Además, ese componente sólido depurado no se olvida”, sentenció Ramos.
Yarelis no escatimó en afirmar que Hilda Elisa la ayudó mucho a despuntar cuando era juvenil, etapa en la que confiesa no poseía esas grandes virtudes naturales de fuerza y velocidad del giro. Barrios tendrá la compañía y motivación en las sesiones que le pueda imprimir la santiaguera Yaimé Pérez, quien progresivamente en las dos últimas temporadas ha elevado sus topes personales:
“Esa rivalidad interna será sumamente interesante para mantenernos enfocadas, tener presente cada pequeño detalle, intentar por todos los medios recobrar la estabilidad en mis registros”, espetó Barrios.
“Cerré la temporada del 2013 y fui a buscar la presea de mi vida. Mi pequeña Ivanna nació el 5 de enero pesando 8.13 libras. Estoy feliz. Llevo cuatro meses acondicionando mi cuerpo y casi uno acá en el que considero mi segundo hogar”, afirma Yarelis.
“Le agradezco muchísimo al equipo médico que me atendió en Pinar del Río, especialmente la genetista que me aconsejó durante todo el proceso de maternidad, en el cual solo subí tres kilogramos de peso. “Hoy hacemos hincapié en el fortalecimiento de los planos musculares, con énfasis en el abdomen. Abdel Murguía, fisioterapeuta y esposo de mi ‘hermana’ Yipsi Moreno, siempre ha sido de gran valía.
Luego se impondrá retomar el aspecto técnico, pues esa sed de triunfo, de recuperar la gracia a la hora de competir, la adrenalina, los gritos tras un intento inicial sólido, están latentes.
“No me puedo quejar del respaldo que me proporciona mi familia. Mi madre Nereida y mi esposo Iván son incondicionales. Ha sido un proceso de adaptación largo. Me cuesta separarme de la niña las dos horas y media o tres que a diario componen mis sesiones acá en el Estadio. Definitivamente tengo Ivanitis…
“Nunca le he temido a los cambios, tengo fe en que todo saldrá bien, pues en este inicio se han creado todas las condiciones,” concluyó.
COMENTAR
pABg0nZ dijo:
1
31 de octubre de 2015
13:52:31
MIGUEL ANGEL dijo:
2
2 de noviembre de 2015
07:34:36
Responder comentario