HOLGUÍN.—Hace un par de años me encaramé en la cima de esta ciudad, después de subir 458 escalones y 261 metros sobre el nivel del mar, y honestamente quedé encantado con la perfección de los trazos. Por aquellos tiempos solo lamenté no tener la oportunidad de visitar el parque Calixto García, donde según cuentan se vive uno de los espectáculos deportivos más notables del país.
Ahora he regresado a la ciudad de los parques en plena efervescencia del clásico de las bolas y los strikes, y el cuartel general de los Cachorros ha sido parada obligada, por aquello de que en esta urbe se vive como en pocas el pasatiempo nacional, independientemente del lugar que ocupe la novena local en la tabla de posiciones.
Pues bien, debo decir, en primer lugar, que el escenario cumplió con creces las expectativas. El parque Calixto García es un coloso, donde predomina el color azul, tanto en los exteriores como en las gradas, interrumpido solo en el jardín central por un mosaico que simula la Loma de la Cruz, original idea que pudiera interpretarse como una medida para impedir que los aficionados se sienten en esa zona, lo que ocurre en la mayoría de las instalaciones beisboleras del mundo.

Por estos lares dicen que llueve muy poco, pero el césped es de un verde medianamente intenso y muy parejo, lo cual habla a las claras del trabajo serio que se realiza en el cuidado del terreno, con seguridad uno de los mejores en la nación, aunque hay lagunas, sobre todo si miramos a la pizarra, uno de los puntos flacos de los estadios cubanos.
Falta información en la lumínica, no se sabe quién batea ni cuánto batea, algo fundamental en estos tiempos de peloteros nuevos en cada una de las escuadras. Más allá del marcador del choque in situ, el monstruo de letras rojas solo ofrece parciales del resto de los juegos que se efectúan en el campeonato, lo cual al menos da una noción a los aficionados de lo que ocurre en el resto del país.
Al margen de los detalles negativos, en las tribunas la fiesta se desata, incluso en una jornada sin público, por los cuatro costados. Hablamos de un recinto de mucha sonoridad, donde no hay congas pero no se siente silencio en ningún instante, en parte por la algarabía tras una jugada, o por el sonido incesante de los pregones.
Pizzeta, maní, rositas de maíz con miel, caramelos, coquitos, galletas, café… “¡Endúlzate!” Así suenan una y otra vez las voces por cada rincón, opacadas solo cuando sucede algo superlativo en el campo, un fildeo espectacular, un batazo contra las cercas o un strike cantado del árbitro.
El protagonismo del público es crucial en el Calixto García, y cuando digo público no me refiero solo a hombres, fieles seguidores del béisbol, sino también a cientos de mujeres que desfilan por las gradas y mientras el pleito avanza se meten en el juego, opinan, discrepan y se convierten en parte activa de la polémica.
¿Y en el terreno? Desde la lomita Walnier Osorio, derecho de los Cachorros, regala una joya de pitcheo, Yunior Paumier desplega toda su capacidad ofensiva para desarticular a los Elefantes cienfuegueros, las tribunas rugen y finalmente salgo del estadio con la satisfacción de disfrutar en vivo y en directo el espectáculo. Ahora puedo decir que los rumores eran muy ciertos, Holguín vibra con el béisbol.
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Luis Serrano TERRY dijo:
1
28 de septiembre de 2015
07:49:27
Fernando Ronalys dijo:
2
28 de septiembre de 2015
08:01:28
enrique15 dijo:
3
28 de septiembre de 2015
08:29:32
Tunero tunero dijo:
4
28 de septiembre de 2015
09:43:41
Fernando dijo:
5
28 de septiembre de 2015
10:28:07
DALA dijo:
6
28 de septiembre de 2015
10:33:20
octavio dijo:
7
28 de septiembre de 2015
10:41:59
adrian dijo:
8
28 de septiembre de 2015
13:07:24
Jorge Luis Outon Paret dijo:
9
28 de septiembre de 2015
13:50:28
Elvis dijo:
10
28 de septiembre de 2015
14:12:11
Luis Serrano TERRY dijo:
11
29 de septiembre de 2015
07:41:05
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