
Ciego de Ávila.—A Enrique Figuerola le hicieron desistir de sus sueños de pelotero y luego se convirtió en una figura legendaria en los 100 metros planos. Alberto Juantorena, desde pequeño, tuvo la ilusión de ser un gran baloncestista y después deslumbró a las multitudes en los 400 y 800 metros, al extremo de ser el primer humano en coronarse en ambas distancias, en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.
En 1982, a Jesús Echarte Leiva le dijeron que no podía integrar la escuadra avileña de béisbol. “Dedícate a otro deporte que tú no das pelotero”, fue la frase que le truncó la esperanza. Cabizbajo se marchó del estadio, tal vez pensando que hasta ahí llegaría su vida como deportista.
Pero el don de los hombres persistentes, de los que saben levantarse, lo llevó a dedicarse al softbol, el deporte de su vida, como él lo califica. Tan así es que militó durante 21 años en la selección nacional y para muchos ha sido el mejor toletero cubano de todos los tiempos, al ser nueve veces líder de los bateadores en el patio.
“Hay que oír a cuantos puedan enseñarte. De cada situación uno debe sacar las mejores enseñanzas”, señala Chuchi, como le conocen, quien participó en el Campeonato Mundial de Canadá en 1998, cuando Cuba finalizó en el cuarto escaño y él terminó segundo en jits con promedio de 455.
“Siempre me propuse metas superiores. Para mí, y lo digo con el riesgo de que me tilden de inmodesto, producir por debajo de 300 significaba perder el tiempo. Esa era la mejor manera de ayudar a mi equipo: explotar mis potencialidades a la ofensiva”, sostiene el avileño, quien además resalta la importancia del apoyo familiar.
“Los resultados no son solo del atleta. Los entrenadores y la familia influyen en la formación y en este último aspecto le debo mucho a mi padre, quien siempre fue mi principal censor, mi crítico cuando algo no salía bien, porque él estaba al tanto de lo más mínimo, hasta de la forma en que me paraba a batear en el home”, precisa Echarte, seleccionado en ese octubre del 2013 como miembro de Salón de la Fama en la Federación Internacional de Softbol.
—¿Realmente le hubiera gustado ser pelotero?
—En un principio, sí; pero me obligaron a abandonar ese deporte. En el primer Campeonato Provincial en el que participé, en 1982, promedié 338, y, después, 435 en los entrenamientos para hacer el equipo de Ciego de Ávila a la Serie Nacional de ese año. Solo me llevaron a la preselección y yo quería más. Con esos truenos…
—¿Entonces los truenos le abrieron el camino?
—Descubrir el softbol fue una suerte, un privilegio. Hoy le agradezco a aquel entrenador que me dejó fuera del béisbol. Dicen que junto al ciclista Eliecer Valdés, también retirado, soy el deportista avileño que más tiempo permaneció en un equipo nacional.
—Quienes le seguimos dentro de los diamantes, pudimos observar que siempre andaba con el traje limpio, pulcro. ¿No sería este un signo de falta de entrega, de agresividad?
—Para mí el juego constituía una fiesta, y a las fiestas vas con tus mejores galas. En el terreno fui agresivo cuando debía serlo. Fuera de él, me comportaba con pasividad y caballerosidad; además, en mi posición, la primera base, es inusual que te ensucies mucho.
—¿A qué cree se debió la longevidad deportiva?
—A todo lo que me exigí, al entrenamiento constante, a la preparación física y mental. Lo otro que me ayudó es que ni fumo ni bebo.
—¿Cree que podrá repetirse la historia de Cuba en un Mundial?
—El deporte cubano jamás renuncia a los grandes empeños, pero creo que por ahora estamos distante de la élite. Nos falta participar en más topes internacionales, chocar con los equipos grandes y seguir desarrollándonos.
—¿Qué sintió cuando fue elegido para estar en el Salón de la Fama?
—Me llenó de alegría. Acogí la noticia con beneplácito y humildad. Sinceramente, eso de salón de la fama me suena extraño. Yo lo único que hice fue practicar con amor el deporte de mi vida. Por eso es difícil desvincularme de él. Ahora brindo mis experiencias en la Academia Nacional de ese deporte, aquí en Ciego de Ávila.
Padre de tres hijos (dos hembras y un varón que no le gusta el softbol), Echarte también estuvo cuatro años en la Liga Especial de Venezuela, con los Monstruos de Carabobo, subcampeón del país en el tiempo en que el antillano militó en sus filas.
Guarda con especial satisfacción la victoria que obtuvieron los cubanos en un encuentro amistoso frente al equipo del Ejército, donde jugaba el presidente Hugo Chávez Frías. “Fue un lindo recuerdo”, asevera.

















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soy yo dijo:
1
7 de agosto de 2015
08:28:32
eddy dijo:
2
7 de agosto de 2015
08:35:29
Arsenito dijo:
3
7 de agosto de 2015
14:51:41
Arnaldo Betanzos dijo:
4
7 de agosto de 2015
19:28:12
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