
Bolivia ofreció poco o nada en un debut de zombies contra México en la Copa América de Chile 2015, tal vez algo impresionado por el cartel de los aztecas, sempiternos mundialistas y con historia de resistencia frente a los rivales más notorios del planeta. Y cualquiera pensaría que su partido con Ecuador sería una réplica del estreno, pero los hombres de Mauricio Soria se plantearon un guión diferente.
Se podía palpar desde el mismo arranque, un once boliviano con los dientes afilados, que en cinco minutos generó un disparo a puerta y dos saques de esquina, aviso de lo que se venía instantes después tras un fatídico error de la zaga ecuatoriana, con la mente en el vestuario y los botines cruzados.
Justo en uno de esos corners, toda la defensa amarilla quedó quieta, detenida en el tiempo y sin capacidad de reacción ante un centro medido, el cual Ronald Raldes cabeceó a placer, rodeado de contrarios pero con una sensación de soledad que le permitió ejecutar con tranquilidad y sin sobresaltos.
Con solo cinco minutos cumplidos, Ecuador sintió la presión del momento, pues su derrota (0-2) en el debut contra Chile los dejaba sin puntos, obligados a triunfar en su despedida y dependientes de resultados de terceros para poder avanzar de ronda en la Copa.

Pero esa sensación de urgencia solo golpeó más a los pupilos de Gustavo Quinteros, que quedaron en la lona por un zapatazo magistral de Martin Smedberg-Dalence, el sueco, como le llaman, quien soltó un obús desde 25 metros indetenible para el arquero Alexander Domínguez.
El movimiento en el campo, la resistencia de los bolivianos y su efectividad galáctica tiró contra las cuerdas a Ecuador, que tuvo la oportunidad de recortar distancias, pero Enner Valencia falló un penal, muy bien detenido por Romel Quiñónez, que solo calentó para el vendaval que después sobrevino en su arco.
Y en el fútbol también funciona la máxima de que si no los hacen, te los hacen, pues justo después de la pena máxima errada, el zaguero Frickson Erazo soltó una patada voladora en su área que propició un penal para Bolivia, anotado sin dificultad por Marcelo Martins, la gran figura del cuadro verde.
Lapidario 0-3 en el marcador al filo del descanso era casi una sentencia para los ecuatorianos, que salieron con la obligación de morder y se lanzaron hacia arriba con todo el arsenal, táctica que rindió frutos bien rápido, pues solo en tres minutos descontaron.

Enner Valencia, todavía tocado por el penal fallado, aprovechó el desconcierto en el área boliviana y batió por bajo a Quiñónez, pero después el propio arquero repelió el asedio y mantuvo el marcador.
Hasta el minuto 81 no lograron los ecuatorianos vulnerar el muro del meta, quien solo sucumbió ante Miller Bolaños, aunque ya todo estaba decidido.
Las últimas aproximaciones quedaron en nada y terminó un partido abierto, básicamente por las urgencias de los dos colectivos, la urgencia de ganar para no depender de nadie en la recta final de la clasificación, justo lo que parecen haber logrado los bolivianos, pletóricos por tronchar una racha de 18 años sin victorias en la Copa América.
Pero la magnitud de la hazaña es aún mayor, pues Bolivia no ganaba a Ecuador en la lid desde 1949, y su ventaja de 3-0 en el primer tiempo jamás lo había conseguido en el marco del torneo.
COMENTAR
Responder comentario