ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Jasiel Rivero promedió 16.8 cartones y capturó 38 rebotes en cuatro desafíos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz.
Foto: Ricardo López Hevia

Con Jasiel Rivero no fue difícil prender la luz larga y augurarle un futuro exitoso en el baloncesto. Actualmente el pívot de 2.04 metros y 102 kilogramos de peso se ha convertido en el ju­gador más desequilibrante de la armada cu­bana. Para constatarlo, baste mencionar los 34 puntos y 22 rebotes que le endosó a Puerto Rico en la discusión de la presea de bronce de los Jue­­gos Centroamericanos y del Caribe de Ve­racruz.

Nacido el 31de octubre de 1993 y natural del mu­­nicipio de Boyeros, Rivero comenzó a carburar en serio en su quinto curso con la presele­c­­ción nacional, que se alista para el Pre­mundial de las Américas en agosto próximo, luego de eri­girse puntal en la séptima corona del elenco de Capitalinos durante la pasada Liga Superior de Baloncesto.

Hablamos de un jugador capaz de encestar 68 cartones, bajar 22 balones de las tablas y recuperar otros 14 en tres actos semifinalistas ante Santiago de Cuba. Luego coronó su rendimiento en la discusión del cetro ante los máximos ganadores del clásico, los Búfalos avileños, a quienes descosió en seis batallas con 98 tantos y 41 tableros.

Sin cuestionamientos sobre la influencia de la familia en su corta y exitosa carrera deportiva, Rivero confesó ser una especie de esponja.

“Intento imitar o copiar todas las virtudes o mo­­vimientos positivos de otros hombres, solo así me convertiré en un baloncestista completo.”

―—¿Por qué esta y no otra disciplina de­por­tiva­?

―—  En mi casa siempre simpatizaron con el bás­quet. Mi papá, Fidel Rivero, pese a haber sido sablista de forma oficial, por su talla jugó mucho en la ex Unión Soviética mientras estudiaba en la Universidad. Él mismo, cuando yo tenía 11 años, accedió a iniciarme con el profesor Reynaldo Rodríguez, a quien le debo el ha­berme convertido en el jugador que soy hoy, gracias a una captación inicial por mi estatura.

—Un jugador dominante, ¿qué virtudes ponderas y qué necesitas pulir para continuar evolucionando?

—En este tiempo he comprobado que al equi­po nacional no se viene a aprender los fundamentos. Corregir errores y adquirir maestría cons­­ti­tuyen lo esencial en nuestros esfuerzos dia­rios. Mi arma más eficaz es el amago y atacar lue­go por el lado izquierdo. Desde mi etapa es­co­lar­ el profesor Reynaldo potenciaba mucho la bús­­­queda de habilidades con la mano contraria, y en esa época, hasta que resulté el más valioso de mi último equipo nacional juvenil, siempre me gustó atacar, ocupar responsabilidades co­mo delantero.

“Intento copiar lo mejor de cada jugador, imi­­to los movimientos de desmarque del norteamericano Lebron James (su basquetbolista pre­ferido), la técnica de tiro de mis compañeros Lisván Valdés, la visión de Orestes Torres para asistir desde el poste bajo, y la potencia de Karel Guzmán a la hora de encarar la canasta. Aun así debo pulir la efectividad en mis tiros de media y larga distancia, además de elevar el por ciento en el cobro de libres”.

―— A propósito de jugadores, tu quinteto ideal en la cancha y los más difíciles que has marcado.

—No poseo tanta experiencia, pero con los que he compartido en la cancha, Osmel Oliva sería el base, Lisván el escolta, William Granda o Karel los aleros y Orestes el pívot. Jugadores difíciles acá en casa precisamente Orestes, por su condición de zurdo y los recursos que po­see, además de Yoan Luis Haití, por su sabiduría, poder bajo el aro y suspensión hacia de­trás. En el exterior medí fuerzas con dos centros estadounidenses en la segunda gira por Chi­­na que prácticamente nos “cocinaron”. Ade­más, debo mencionar al boricua Kevin You­ng y el mexicano Gustavo Ayón, de muchas cualidades, versátil e incómodo de gardear.

―— Claves en el título de Capitalinos en la Liga Superior.

―—El trabajo en equipo, esa unidad esencial para triunfar, la comunicación y la mentalidad inculcada por nuestro mentor Raynel Panfet. Yo, por ejemplo, solo participé en 16 encuentros de la etapa regular por estar lesionado en una mano, momento que clasifica como de los más tristes vividos. Tenía deseos enormes de jugar, debí conformarme con ver a mis compañeros des­de el banco. En ese sentido de suplir la au­sencia, el aporte de los refuerzos Allen Jemmott y Luis Alberto Hernández, oxigenaron nuestras filas, aportaron sabiduría y liderazgo y se ajustaron de maravilla a nuestra dinámica.

—Se ha hablado de tu posible contrato en Uruguay.

—Hasta este minuto estoy a la espera de la firma del contrato. En septiembre tengo grandes posibilidades de insertarme en la liga uruguaya (fundada en el 2003 y compuesta por 14 elencos). Exis­tía otra opción en Argentina, pero no se materializó. Para algunos de los mejores jugadores de Cuba poder medir su nivel y adquirir otras visiones, experiencia y maneras de desempeñarse en una cancha de baloncesto, siempre se traducirá en desarrollo.

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RUSO dijo:

1

23 de abril de 2015

22:14:11


Loe argentinos querian a Torres y Haiti, pero aqui le dijeron que no, que fueran otros más jóvenes y los argentinos dijeron que si no eran esos no se llevarían a ninguno.

Ramon dijo:

2

24 de abril de 2015

09:55:41


Bueno esto ya es una buena señal de que algo se mueve, y asi nuestros deportistas podran desarrollarse mas en campeonatos mas exigentes y asi aportar luego sus experiencias y calidad en nuestros equipos nacionales. Veremos a cuantos màs llaman en otras ligas y tambien a cuantas de nuestras baskebolistas llaman.