Algo ha llovido desde que hace cuatro agostos se realizó su primera edición en Singapur, pero los Juegos Olímpicos de la Juventud vuelven a hacerse presentes en el calendario. Nuevamente en Asia, en la ciudad china de Nanjing, un total de 3 787 atletas de 204 países, entre los 15 y 18 años de edad disputarán 222 juegos de medallas en 28 deportes del 16 al 28 de agosto, aunque los torneos de fútbol arrancarán días antes de la ceremonia inaugural.
De hecho, en ese lapso entre una cita juvenil y la otra, su principal impulsor, el belga Jacques Rogge, cedió la presidencia del COI al alemán Thomas Bach y también varió la conformación del programa olímpico.
De ese modo, el golf y el rugby 7 se incluirán por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, en consonancia con el programa competitivo prefijado para Río de Janeiro 2016, y el voley de playa reemplazará al voleibol de salón; en tanto se ha cambiado el formato de otros como, por ejemplo, el hockey sobre césped —que se de-sarrollará esta vez en una cancha más pequeña con cinco jugadores por elenco— y se han introducido nuevos eventos de equipos mixtos, como en el tiro.
Lo que sí no cambia, en cualquier caso, es la esencia formativa que debe permear a este tipo de cita, más allá de la escena competitiva, gracias a un extenso Programa de Educación y Cultura, con infinidad de expresiones artísticas, foros y festivales en torno a los valores olímpicos y la diversidad que se espera impregnen a los jóvenes atletas con “verdaderos espíritus deportivos” y estilos de vida saludables.
Para ello, el COI decidió incluir en esta edición la presencia de 37 prestigiosos deportistas como el vallista corto chino Liu Xiang, el basquetbolista español Jorge Garbajosa, la judoca francesa Lucie Decosse y el esgrimista estadounidense Miles Chamley-Watson, entre otros, para que funjan como modelos a seguir en estos Juegos Olímpicos de la Juventud. De ahí que, en base a su experiencia, ellos ofrecerán su apoyo, mentoría y asesoramiento a los participantes, interactuando en múltiples actividades y charlas informales como “el chat con los campeones”.
Aun así, por más que se intente ponderar el carácter “amistoso” de estas justas multideportivas, no es menos cierto que sus competencias supondrán una excelente vitrina para avizorar a muchos de los talentos del futuro. Y en ese sentido, no es fortuito que China, por ejemplo, dominase el medallero de la edición pasada con 51 preseas (30-16-5) en su condición de gran potencia emergente, ni que Brasil —que en dos años albergará la cita de Río de Janeiro y pretende duplicar su cosecha entonces— presente ahora la segunda delegación más numerosa con 92 representantes, solo superada por la de los anfitriones (con 142).
Para Cuba, que asistirá con 13 atletas en siete deportes, supondrá igualmente una oportunidad de foguear a sus principales prospectos, buscando otra buena actuación como hace cuatro años, cuando sobresalió a la cabeza de América al alzarse quinta por países con 14 metales (9-3-2) y corroboró sus potencialidades en disciplinas como el boxeo.
Precisamente un caso bien paradigmático de lo que pueden representar estos Juegos sería el del púgil cienfueguero Robeisy Ramírez, quien dos años después de haberse coronado como juvenil en Singapur, volvió a proclamarse campeón bajo los cinco aros en Londres 2012. Si hay ahora algún otro atleta capaz de reeditar semejante gesta, solo lo dirán, por supuesto, Nanjing y el futuro.

















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Felipe Berlin dijo:
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1 de agosto de 2014
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Ramon dijo:
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Luis dijo:
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1 de agosto de 2014
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