
Es toda una institución en el boxeo. Lleva más de cuatro décadas metido entre las cuerdas, primero como atleta y después en función de entrenador. Acaba de cumplir 64 años y no piensa en el retiro. “Me siento muy bien y mientras sea útil me mantendré activo”, dice sentado en los palcos de la Ciudad Deportiva, sede desde ayer de la 44 edición del Torneo Internacional Giraldo Córdova Cardín.
Julio Mena nació en San Juan y Martínez, en el seno de una humilde familia. Su incursión en el pugilismo fue motivada por la situación económica: “para ganar un peso había que limpiar 20 pares de zapatos y por una victoria en el boxeo pagaban tres al ganador y uno al perdedor. No había otro remedio que subirse a un ring y tirar golpes”.
Después, con la Revolución, comenzó su carrera como preparador. Por sus manos han pasado decenas de campeones y medallistas mundiales, olímpicos, panamericanos y centroamericanos: Ariel Hernández, Arnaldo Mesa, Diógenes Luna, Damián Austin, Andy Laffita, Maikro Romero, Lázaro Álvarez y muchos más.
Le pregunto su opinión sobre la recién finalizada Serie Mundial y la desaparición de la cabecera. Me responde que ha sido provechosa: “la eliminación del protector de cabeza obligó a nuestros boxeadores a preocuparse mucho más por la defensa y la táctica a seguir en el combate, algo que lamentablemente se había perdido. La escuela cubana de boxeo se caracterizó siempre por la explosividad, la elegancia, la finta, la esquiva y la defensa rotativa. Los europeos priorizan la fuerza y por eso el nombre de Domadores nos vino como anillo al dedo, nuestros muchachos domaron a todos los demás con su estilo inigualable”.
Mena no solo ha trabajado en Cuba. En 1982 ayudó en México a la preparación de los pugilistas de esa nación y después estuvo un año en Túnez, siempre con excelentes resultados.
—¿Existe algún secreto para ser un entrenador de alto nivel mundial?
—No hay ningún secreto, —afirma este pinareño, excelente conversador—. Todo estriba en vivir para el boxeo y no vivir del boxeo. Los estímulos materiales son bien recibidos, los deportistas en general son seres humanos con familia, muchas veces con problemas, más allá de las medallas hay una enorme cantidad de sudor y sacrificio personal.
“No se puede llegar a algo sin consagrarse por entero a este duro deporte, si no entrenas todos los días con rigor y seriedad. Eso es lo que le decimos a los jóvenes, si aspiran a ser campeones, tienen que vivir para el boxeo, no queda otro camino”.
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Alexei dijo:
1
11 de junio de 2014
23:57:56
nersys dijo:
2
12 de junio de 2014
03:09:49
primitivo j. gonzalez silva dijo:
3
12 de junio de 2014
04:33:49
Rosin dijo:
4
12 de junio de 2014
07:38:29
Frank dijo:
5
12 de junio de 2014
15:07:13
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