ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Yarisley Silva puso alma y corazón para coronarse en Sopot. Foto: IAAF

El botín de tres medallas —oro, plata y bronce— dignificó al atletismo cubano en una de sus mejores faenas de la última década, acomodándolo entre los siete históricos del planeta tras competir en Sopot, ciudad polaca familiar por su festival de la canción, esta vez sede del 15º campeonato mundial bajo techo.
Una vez más el protagonismo de Cuba correspondió al área de saltos. Singular estreno cumbre de la pértiga mediante el título de Yarisley Silva. Las preseas de plata y bronce, de los jóvenes Ernesto Revé y Pedro Pablo Pichardo, acreditan la tradición del triple, que ahora acumula 18 premios del total cubano de 47.

Ernesto Revé logró su primer metal importante entre mayores, pese a continuar perseguido por las lesiones. Foto: IAAF

Es de notar que el atletismo se diversifica y más países preparan atletas capaces de acceder a las medallas. En Valencia 2008 un similar balance de 1-1-1 reportó a Cuba un quinto lugar en el medallero, mientras en Sopot 2014 solo un séptimo, y compartido con otros dos.
En el certamen de Estambul 2012 Cuba sumó 20.5 unidades (puntean todos los lugares hasta el octavo) para ocupar el 11º puesto del ordenamiento por puntos. Esta vez, con 23, bajó al 12º lugar.
Sin embargo, la actual mayor cantidad de países protagonistas no conspira contra aquellos forjadores de cimientos sólidos en las citas primogénitas del siglo anterior. Cuba se afirmó con las estelares faenas encabezadas por Javier Sotomayor e Iván Pedroso, quienes llevaron nueve oros a sus alforjas, de modo que figuraciones como la actual bastan para solidificar la séptima posición histórica por países en medallas y ascender a la quinta por puntos, ambas de excelencia para una isla pequeña y por demás —vaya paradoja—, de eterno verano.
LA SEGURIDAD DE YARISLEY
Más que rendimientos despampanantes (aunque ya acredita un sólido registro de 4.90), en Yarisley Silva ha predominado la constancia como característica para ranquearse entre las mejores especialistas del planeta, a partir del quinto lugar en el Mundial de Daegu 2011. Campeona panamericana en el propio 2011, luego se prestigió con el subtítulo olímpico en Londres 2012 y abordó con bronce el podio absoluto de Moscú 2013.
Le faltaba brillar bajo techo, pues el debut en la mundialista Estambul 2012 le supo a séptimo escaño. Por eso se mentalizó con entusiasmo hacia su desquite en Sopot 2014 apenas terminada su faena moscovita de agosto último, aunque a continuación vendría un necesario descanso. Pero los atletas no son máquinas y la preparación afrontó anomalías.
Ya ubicada en la Europa invernal y sin un mejor resultado que 4.55 al aire libre (y 4.46 bajo techo), la atleta y su entrenador Alexander Navas decidieron echar a un lado eventuales premios secundarios y concentrarse para el Mundial. La sabiduría se materializó con esa decisión.
Yarisley, al tanto de sus carencias y posibilidades, optó por competir paso a paso en la arena Ergo de Sopot, con seguridad que le permitiera llegar lo más alto posible. Saldó 4.45 y 4.55 en primeros intentos y cuando hizo sucumbir 4.65 en el segundo —altura reacia para ella esta temporada—, quedó tan inspirada que el 4.70 cayó de primero a continuación y ahí radicó la clave del éxito. Tres rivales también vencieron la varilla a esa altura, pero en más intentos, y tuvieron que escoltarla en el desempate cuando el 4.75 se hizo infranqueable para todas. ¡Llegó la medalla pionera para Cuba en pértiga en casi 30 años de estas lides!
La estadounidense y gran favorita Jennifer Suhr, dueña del récord mundial techado de 5.02 desde el 2013 (este año con tres resultados sobre 5.70), quedó atrapada en los tentáculos de su propia superioridad. La polaca de nacimiento no comenzó hasta 4.65, renunció también 4.70 y dicha audacia igual encontró su tumba en 4.75, yendo a parar a la quinta posición.
Ese tipo de proceder te glorifica o te hunde. También sucumbió ese domingo (día 9) Ivan Ukhov, amenaza para el récord mundial de 2.43 del cubano Javier Sotomayor en salto de altura debido a sus recientes marcas de 2.40 y 2.42.
El ruso se propuso una particular secuencia cada dos saltos de sus oponentes y mientras el catarí Mutaz Essa Barshim barrió el 2.38 luego de siete intentos inmaculados (2.20-2.25-2.29-2.32-2.34-2.36), Ukhov apenas utilizó tres (2.20-2.29-2.34) supuestamente economizando energías para asaltar el récord, solo que para el 2.38, quizá desconcentrado por el implacable ritmo de su rival, necesitó tres oportunidades, desembocando su táctica hasta en la pérdida del oro cuando ninguno de los dos pudo rebasar 2.40.
Se comprobó también que no es fácil batir aquella primacía establecida en el Mundial de Budapest 1989, cuya vigencia por 25 años había festejado Sotomayor apenas cinco días antes.
TRIPLISTAS HABITUADOS A MEDALLAS

Un bisoño apegado a las medallas (tres-tres en eventos significativos), así es Pedro Pablo Pichardo. Foto: IAAF

En mundiales de pista cubierta había cuatro dobletes varoniles cubanos en los podios del triple salto, pero no era seguro un quinto en Sopot por la juventud de los inscritos y su inexperiencia en salas (solo dos lides previas), donde generalmente debe recortarse la carrera de impulso.
Primer candidato: Pedro Pablo Pichardo, 20 años, coronado en el Mundial Juvenil Barcelona 2012, plateado en el Mundial de Moscú 2013; 17.76 en La Habana y 17.32 en Praga, respectivas mejores marcas del 2014 al aire libre y bajo techo. Segundo: Ernesto Revé, 22 años, subtitular juvenil del planeta en Moncton 2010 y desfavorecido en las temporadas siguientes por lesiones intercaladas con buenos resultados. Clasificaron sin llegar a 17 metros para la final de ocho, entre once inscritos.
Ya en la final la primera tentativa fue discreta para ambos. En la segunda, Revé sorprendió al liderar con tope invernal de 17.33, pero en la tercera ronda lo sacaron en andas del tanque tras volver a lesionarse. Pichardo, que andaba rezagado por la quinta plaza, cerró combativo enlazando el bronce con 17.18 en la penúltima tentativa y acariciando la plata con 17.24 en la sexta y última.
Parecía asegurada para Cuba la dupleta cimera, cuando apareció Lyukman Adams en calidad de villano con cierre triunfante de 17.37, marca personal.
Párrafo aparte para el ruso que llama la atención por su piel oscura, aunque también por exhibir 1.94 metros de altura y 87 kg de peso. Es nacido y criado en San Petersburgo, de madre rusa y padre nigeriano. Compite desde el 2008 cuando ganó el juvenil europeo. Tuvo experiencia bronceada en el Mundial de Estambul 2012, cuando decepcionaron los cubanos Alexis Copello y Arnie D. Girat. La de Sopot clasifica como su primera gran victoria en una discreta trayectoria internacional que incluye el noveno lugar olímpico en Londres 2012.
Adams escoltaba a Revé con 17.21 desde la segunda vuelta, hasta ser relegado al tercero por el 17.24 de Pichardo. Fue entonces que su postrer coletazo de respuesta alcanzó para victimar también a Revé, sin desquite.
La delegación cubana de seis atletas se completó con Arianna Martínez, séptima en triple (13.99), y los obstaculistas Jhoanis Portilla (7.74) y Yordan O’Farrill (7.75), eliminados en preliminares de 60 con vallas.
Fue la plantilla más reducida de Cuba en la historia de los Mundiales debido a falta de atletas con las marcas mínimas requeridas para asistir, aparte de limitaciones económicas.
Si bien las autoridades del atletismo nacional deben estar contentas por la faena de los medallistas en saltos, para nada pueden descuidar el desarrollo de valores en otras áreas de un deporte colmado con 48 juegos de medallas oficiales al aire libre. Se conoce que de manera general Cuba no atraviesa por uno de sus momentos felices en este deporte.

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Raymond dijo:

1

19 de marzo de 2014

11:44:59


Estas tablas afirman sin duda que Cuba ha sido una potencia en el atletismo aunque en los ultimos tiempos se ha bajado un tanto.Talento hay,solo que hay saber explotarlo y cuidarlo.