
Recuerdo a Luis Ulacia tocando la bola magistralmente entre primera y el pitcher para apuntarse un jit de piernas. No se me olvida haber visto a Enrique Díaz “exprimiendo” al lanzador, metiéndose en conteo y negociar una base por bolas para luego partir hacia la intermedia, robando una de las más de 700 ocasiones en que lo hizo durante su brillante carrera.
Tradición de buenos primeros bates existe en nuestro béisbol. A Ulacia y Enriquito añadan a Wilfredo Sánchez —el hombre jit de nuestra pelota en su época—, Antonio González, Amado Zamora y alguien que ocupó ese turno en varios equipos Cuba, siempre con un alto rendimiento, el torpedero villaclareño Eduardo Paret.
Existe un concepto erróneo sobre a quién colocar en ese turno. “Embasarse” no es sinónimo de “buen promedio de bateo”, pues aquel término no dice realmente quién alcanza la primera base y, por tanto, aporta menos outs, que es la finalidad principal de un primer bate. No importa que se ponche poco o que su average ronde los 300, lo más importante es posesionarse de la inicial con mayor frecuencia que el resto de sus compañeros.
Buen tacto, habilidad para “exprimir” al lanzador discriminando lanzamientos, velocidad de home a primera, saber robar bases (para lo cual no solo ser rápido es la única cualidad) son los principales atributos de un jugador para aspirar a ser quien abra la alineación.
Lamentablemente esos hombres proa escasean en nuestra pelota de hoy. De tal manera que durante la primera fase de la presente 53 Serie Nacional los 16 equipos utilizaron de conjunto 137 distintos peloteros en ese turno, distribuidos de la siguiente manera: Artemisa, 14; Ciego de Ávila, 8; Cienfuegos, 7; Camagüey, 4; Granma, 5; Guantánamo, 7; Holguín, 10; Industriales, 7; Las Tunas, 11; Mayabeque, 7; Matanzas, 11; Pinar del Río, líder con 15; Santiago de Cuba 11; Sancti Spíritus, 10 y Villa Clara 10.

Aclaro que algunos de ellos fueron utilizados como emergentes en una o dos ocasiones, fundamentalmente en situaciones de juego donde se requería alguien capaz de conectar un batazo grande. Pero, aún así, son demasiados para un torneo que duró 45 partidos. También llamo la atención sobre la casilla JJ en la tabla que se adjunta, equivalente a juegos jugados como primer bate, desechando los partidos donde ocuparon otros turnos en la alineación.
La tabla que acompaña a este trabajo refleja la labor de los diez jugadores con mejor promedio de embasado, que es la mejor forma de seleccionar a un bateador para ese turno, por encima del promedio de bateo. Un ejemplo es Dainier Moreira, cuyo Average de embasado (OBP) es superior a su average en 82 puntos, a pesar de que el torpedero matancero hace mucho swing a primeros lanzamientos, lo cual reduce su capacidad de embasarse por boletos. Otro es Stayler Hernández, envuelto en una temporada de bajo promedio, pero su OBP es casi de 400, debido a sus 35 bases por bolas recibidas.
Indiscutiblemente, el mejor hasta el momento es el holguinero Maykel Cáceres, con un OBP por arriba de los 450, lo cual es considerado excelente en cualquier liga, equivalente a estar embasado más de cuatro veces cada diez comparecencias, una bendición para cualquier equipo.
Una deficiencia común a casi todos: la escasa cantidad de bases robadas, otro arte casi olvidado hoy en día debido al aumento de la ofensiva de largo metraje. Solo dos consiguieron estafar diez o más almohadillas, el agramontino Héctor Hernández y el granmense, ahora con Pinar del Río, Roel Santos.
Si escasean los buenos primeros bates en la Serie Nacional, menudo problema al confeccionar la alineación del Cuba. Se necesitan jugadores con habilidades para ocupar esa importante responsabilidad.

















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Yosuan Hernández Roque dijo:
1
14 de marzo de 2014
10:48:31
ernesto w gil dijo:
2
14 de marzo de 2014
12:31:28
Mandy dijo:
3
14 de marzo de 2014
17:47:56
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