ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El bicampeón del orbe, Julio César la Cruz (81 kg), protagonizó un regreso por todo lo alto en el coliseo. Foto: Ricardo López Hevia

Fue un rugido en la noche del viernes, que retumbó en el coliseo de la Ciudad Deportiva. Fuego contra fuego. Lo que se esperaba, en efecto, era un duelo candente entre dos medallistas mundiales, aunque el único que terminó brillando fue Julio César la Cruz (81 kg), para mantener a salvo su invicto desde los Juegos de Londres y también el de los Domadores en esta IV Serie Mundial de Boxeo.

El equipo cubano acabó venciendo nuevamente (3-2), si bien alguien pudo pensar que sus entrenadores "jugaban" con candela, cuando decidieron enlistar tres debutantes para recibir a los mejores hombres de los Bakú Fires. Argumento para recelar no faltaba: ya en el Complejo Olímpico de Guba, los azeríes habían conseguido lo que nadie, al mantener en vilo un match contra los cubanos hasta la quinta pelea, que Erislandy Savón (91) resolvió entonces sin problemas.

Esta vez, sin embargo, estaba Julio para ejercer de "apagafuegos" y el camagüeyano no defraudó en su re-torno al cuadrilátero, tras dos meses de ausencia, para medirse a Teymur Mammadov, como él doble medallista del orbe. Aunque, en realidad, todo se desencadenó, cuando un encontronazo con Mammadov le hizo perder el protector de boca, y este le soltó una sonrisita sardónica. A los campeones no se les provoca, reza una ley no escrita. Y azuzada la fiera, lo que le vino encima fue un repaso monumental, una demostración tremenda, de velocidad, intensidad, esquiva y golpeo. Pura reivindicación de ese estilo grandilocuente con el que el camagüeyano se ha proclamado el mejor del mundo en su peso, dos veces, y ahora se impuso una vez más por veredicto unánime (50-42, 49-43 y 49-45).

Antes, claro está, Roniel Iglesias (69) había mayoreado (triple 50-45) a Yauheni Ramashkevich con la solvencia y los galones que se esperan de un monarca olímpico, y el habanero Leodán Núñez (52 kg), tampoco había mostrado nervios al encarar a Magomed Abdulhamidov, sin dar ni pedir tregua, para frenar de golpe sus ocho éxitos en línea y recetarle el segundo revés en tres ediciones del torneo (49-46, 49-46 y 48-47).

Como sea el resultado era suficiente para garantizar el triunfo, aunque Pablo Vicente (60) cedió ante el uzbeco Hurshid Tojibaev una victoria sangrante (47-48, 46-49 y 49-46) y el granmense Yoandris Maceo (+91) no pudo contrarrestar al final la mayor envergadura física de Arslanbek Makhmudov (43-50, 45-49 y 44-50).

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