Clásicos

Estos duelos, por lo general, se viven de manera diferente. Los decibeles suben, tanto en la grada como en el terreno, y los conjuntos se juegan el orgullo sin ningún tipo de reservas, sea cual sea su ubicación en la tabla de posiciones.

El más claro ejemplo lo encontramos este fin de semana, cuando Santiago de Cuba, sumido en una tremenda crisis de resultados, recibió a Industriales, cuarto en la clasificación, en el Guillermón Moncada. Pese a su letargo, los indómitos prendieron los motores y arrancaron par de convincentes triunfos a los Leones capitalinos, que no acaban de encontrar la estabilidad en su rendimiento.

Poco importaron las ausencias por lesión de dos hombres clave en la ofensiva santiaguera, Alfredo Despaigne y Alexei Bell, pues las Avispas protagonizaron un repunte madero en ristre y fabricaron entre sábado y domingo 17 anotaciones con 21 inatrapables ante el maltrecho pitcheo azul.

Ahora mismo el mentor Lázaro Vargas lucha con una rotación sin líder, pues Frank Montieth no se recupera de sus dolencias y el diestro camagüeyano Vicyohandri Odelín no ha lanzado desde el reinicio del certamen.

Para tener una idea de la crisis actual del pitcheo capitalino, en el presente fin de semana otorgaron 16 boletos, y en la lomita se encaramaron los tres relevistas tomados como refuerzos por Vargas, quien todavía espera por una actuación decorosa de otro añadido, el cienfueguero Noelvis Entenza.

Otro duelo que ya cobra matices de clásico es el de los finalistas en la pasada Serie, Villa Clara y Matanzas, cuyas disputas aumentan el ritmo en cada salida. El pasado naranja de Víctor Mesa, actual mentor de los Cocodrilos, y el ascenso de estos en las dos campañas precedentes han propiciado la creciente rivalidad, evidenciada en los dos últimos desafíos.

Culminados con idéntico marcador (5-3), yumurinos y villaclareños dividieron honores, con saldo favorable para los primeros, que ahora son punteros del campeonato. Luego de los reñidos encuentros, queda la sensación de que el partido de hoy será de vida o muerte, como los otros que están por venir, pues salvo una catástrofe, ambos deben avanzar a la postemporada.