Sentencia lógica, si se tiene en cuenta que el juego perimetral constituye la base del accionar cubano. Gelis y Amargo cargaron con el peso ofensivo de las antillanas para coronarse reinas en septiembre del 2013 del Premundial de las Américas, disputado en Xalapa, México.
Allí, Amargo mereció la designación de jugadora más valiosa del certamen y pese a sufrir una lesión y jugar la final aquejada, en el crucial desafío ante las canadienses, ganado 79-71, anotó 11 cartones con una asistencia y cinco de seis tiradas libres durante 22 minutos de acción. El resto de sus rubros estadísticos en la competición la colocaron segunda del promedio de anotación con 18.4 puntos por partido, tercera en por ciento de tiradas libres gracias a 85.7 (de 14-12), además de líder en triples con 12 aciertos de 30 intentos para un respetable 40 %.
La historia de esta basquebolista de 1.80 metros de estatura y 70 kilogramos de peso, designada la mejor deportista de disciplinas colectivas en Cuba durante el 2013, no comenzó de manera agradable. Yamara de niña prefirió el voleibol, pero por baja estatura le fue negada su entrada a la EIDE espirituana en el deporte de la malla alta.
Apostaría entonces a la disciplina de los encestes y hoy, confesó a Granma no se siente arrepentida:
—¿Las claves del éxito en el Premundial de Xalapa? ¿Lo consideras tu momento cumbre?
—La clave del éxito —contrario a la derrota sufrida ante Argentina en el preolímpico del 2012— fue la comunicación. Si en algo ha crecido enormemente este equipo es en la unidad y compenetración de todas las jugadoras, un arma vital. Atendiendo a la etapa y a cómo se encontraba el cuadro sí es mi momento más feliz. Apenas habíamos desarrollado tres partidos con China, pues los otros dos quintetos inscritos para la cuadrangular en definitiva no asistieron. Súmele 12 juegos con Mozambique de poco aporte, pues su nivel es bastante inferior al nuestro. Cuando perdimos ante Canadá 40-53 en el Preolímpico hicimos un análisis muy serio de los errores, y en dos encuentros muy tensos derrotamos a Brasil en semifinales 72-68 y luego a las propias canadienses 79-71.
—¿Cautivada desde pequeña por la zona exterior de la cancha?
—Sí, crecí desarrollándome como escolta, mi principal virtud en todas las categorías fue el tiro de tres puntos con ambas manos. Me gusta estudiar a las mejores jugadoras de cada posición y aprender.
—Cohabitaste con una generación de jugadoras muy talentosas en el equipo nacional. ¿Lecciones de esa etapa?
—Muchas, entré en el 2003 y todavía estaban Lisset Castillo, Yamilet Martínez, Jacquelín Plutín, Milaisys Duany, Ariadna Capiró, Lisdeivis Víctores y Yuliseni Soria. Esta última era mi preferida. De hecho, fui su cambio en esos primeros años y gracias a ella perfeccioné la toma de decisiones en cada situación de juego, además de los ataques al aro, pues Soria era muy ofensiva.
—¿Esa calma sobre la cancha es reflejo de tu carácter?
—La espera del instante preciso y la acción indicada son armas que poseo. No me molesta ser sustituida cuando fallo. Los años me han ayudado a asumir responsabilidades en el terreno, la confianza es un factor determinante, de ahí que en las rotaciones ofensivas casi todos los balones pasen por mis manos, pero si estoy cometiendo errores debo ir al banco para reflexionar y volver con otro aire.
—¿Qué le falta al baloncesto femenino cubano?
—La necesidad de abrirnos hacia otros horizontes, foguearnos. Acercar nuestra visión a la de la elite del baloncesto mundial. Nuestra Liga Superior no es mala, pero tiene limitaciones en comparación con otras de mayor nivel. Si en ese sentido damos un paso de avance confío en que podremos alcanzar el anhelado boleto olímpico a Río de Janeiro 2016.

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