ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Granma

A esa instancia ya disputan el título del béisbol venezolano Navegantes de Magallanes y Caribes de Anzoátegui, justamente los elencos que lograron el mejor trabajo de sus lanzadores, al propio tiempo que superaron los 300 de promedio al ataque.

El linaje de Magallanes parece mucho para Anzoátegui. Navegantes exhibe 11 galardones y 14 subcampeonatos de su país, además de cinco finales de Serie del Caribe, con dos títulos. El rival tiene una corona, una vez escoltó al rey en el podio, y no ha disputado el cetro caribeño de campeones.

Mario Lisson, de Navegantes de Magallanes, lideró el casillero de jonrones de la Liga venezolana / Foto: Internet

Navegantes terminó en la cuarta posición de la temporada regular con 33 éxitos y 34 fracasos, por detrás de Caribes, puntero de esa etapa (39-24). Sin embargo, en la siguiente ronda los marineros resultaron líderes indiscutibles; pues mejoraron su producción con el madero y el staff de lanzadores fue el único con efectividad inferior a cinco (4,71), aunque estos guarismos dejan mucho que desear para un béisbol de calidad.

Cuando uno revisa las nóminas de ambos aspirantes a representar en la Serie del Caribe (1-8 de febrero próximos en Isla de Marga-rita), al país anfitrión de esa lid, advierte rápidamente la superioridad de la plantilla de Magallanes, la cual está repleta de jugadores activos en las ligas mayores del béisbol estadounidense. Esto le da ventaja en los vaticinios al elenco radicado en la ciudad de Valencia, estado de Carabobo.

El torpedero Ronny Cedeño alcanzó average de 383 en la etapa final del campeonato; el receptor Ramón Hernández (375) y Mario Lisson, quien terminó con 366 y lideró el casillero de jonrones con 12 en 18 encuentros de la segunda ronda, son las principales piezas de la armada valenciana. En tanto, su pitcheo fue capitaneado por el hombre de mejor efectividad de la justa, el zurdo norteamericano Dustin Richardson (2.66).

Alexi Amarista, eje de la ofensiva de Caribes de Anzoátegui. / Foto: Internet

Del lado de Anzoátegui, el camarero Alexi Amarista (371) y el jardinero central Gorkys Hernández (356) son las más serias amenazas de los serpentineros rivales. Del pitcheo destaca su control —ofreció la menor cantidad de boletos en la ronda decisiva—, aunque demostraron no ser muy ponchadores, últimos en ese apartado. El japonés Toru Murata, que le llega de refuerzo, le fortaleció la lomita.

Esta versión de la liga venezolana presentó un franco desbalance entre pitcheo y bateo. La ofensiva en el calendario regular, con ocho conjuntos, promedió 279 y creció en la ronda de cuatro planteles hasta 298. El pitcheo registró efectividad de 4,65 en el calendario regular y en la postemporada empeoró: 5,56.

La presencia de ambos en la finalísima, obedece al repunte de Anzoátegui para desbancar a Leones de Caracas en el tramo final del segundo segmento competitivo y a que, en un campeonato de tanto bateo, los dos cuadros se superaron en esas cuestiones, sobre todo en su ofensiva de largo alcance, pues produjeron la mayor cantidad de jonrones de los cuatro equipos envueltos en la lucha por llegar a la disputa del banderín. A lo anterior habría que sumar que, sin llegar a ser de lujo ni nada por el estilo, fueron los que mejor finalizaron desde el montículo.

Este duelo por la corona venezolana y por obtener el pasaporte a la Serie del Caribe es inédito. Quien salga vencedor tendrá la responsabilidad y el altísimo compromiso de, en calidad de anfitrión, buscar el pergamino dorado de campeón de campeones caribeños, un título que Venezuela no disfruta desde el 2009, cuando los Tigres de Aragua, lo saborearon en la ciudad mexicana de Mexicali.

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