
El Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) otorgó el reconocimiento público al mayor amor a dos familias seleccionadas por el comité organizador de las jornadas Maternidad y paternidad: iguales en derechos y responsabilidades. Como base de esta iniciativa, el objetivo fundamental del Centro es reconocer la virtud de numerosas familias cubanas de cuidar y educar con límites saludables, así como su capacidad de amar en todos los aspectos de la vida.
En esta ocasión, fueron seleccionadas dos importantes artistas cubanas: la poetisa Teresa Melo y la compositora Beatriz Corona, puntales del arte cubano quienes, desde sus distintas realidades, han ayudado a conformar el universo creativo dentro y fuera de Cuba.
Teresa Melo no solo es sinónimo de buen gusto o hablar cadencioso, sino que su palabra irreverente y tenaz la han situado en un merecidísimo parnaso donde por décadas se han elevado nombres imprescindibles de la narrativa cubana.
Nace en 1961, y su inclinación literaria se forja desde muy joven, aunque no es hasta su paso por la Universidad de La Habana que se gesta a la gran poetisa. En esa mistura social, musical, histriónica y de revoluciones diversas, se canaliza un desbordante talento escrito que rápidamente iría consolidándose a la vez que continuaba su aprendizaje constante, acompañado de premios, libros y el reconocimiento social e intelectual de sus contemporáneos. Su obra ha experimentado desde posiciones vivenciales y desde la subjetividad del poeta y sus micromundos personales, pero no solo desde lo formalmente complejo, sino desde la inclusividad temática para adultos y niños. Es Teresa la artista que no ceja en obrar por su país, y su voz irredenta clamará siempre por la igualdad de género, la racialidad y la consolidación de culturas endógenas y la defensa de lo conseguido hasta hoy.
La compositora y directora coral Beatriz Corona es una de las más raigales autoras cubanas, y desde los 80 inicia una verdadera revolución musical cuando de su ingenio brotan afluentes que comulgan de manera singular, y tejen una matriz poética como premisa estética. En ella convergen dos caminos muy definidos: el nuevo discurso coral que marcaría su sello, y el acercamiento voraz a grandes de la poesía continental donde hallaremos obras nacidas de su ingenio y que arropan a Guillén, Benedetti, Martí, y otros. No podría hablarse de lenguaje distante o meras musicalizaciones, sino que tendríamos que ponderar su correcta aproximación estilística para comprender toda esa poesía romántica y comprometida y asimilar su concepción musical, al ser tan necesario el poema como la música.
Generaciones de cantores y músicos logramos descubrir otros matices literarios, a la vez que nos acercábamos al lirismo que podía emerger de un piano o una orquesta de cámara, con cristalino lenguaje sonoro que se diferencia por sus transgresiones armónicas y novedades conceptuales, sin perder de vista el equilibrio musical. Llueve cada domingo, Entre el espanto y la ternura, Penas, El pajarillo, Glosa, Saberte aquí y otras muchas son estremecedoras obras que avalan un trabajo exquisito, parte ya de la historia musical de Cuba.












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Benjamin Berdion M dijo:
1
27 de marzo de 2021
15:50:28
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