Hoy, casi siempre que se habla de informática aparece el término nube computacional o simplemente nube, ¿pero las personas que no se dedican a ese campo entienden de qué se habla?
La computación en la nube la iniciaron proveedores de servicio de internet a gran escala, como Google, Amazon, Microsoft y otros que crearon su propia infraestructura. Es un paradigma que ofrece servicios de computación a través de una red, que normalmente es internet. El concepto fundamental de la entrega de los recursos informáticos a través de una red global se generó en los años 60, con la idea de una «red de computadoras intergaláctica», cuya visión era que todo el mundo pudiese estar interconectado y poder acceder a los programas y datos desde cualquier lugar.
Existen tres modelos de despliegue: la Nube pública ofrece los servicios a todos los usuarios posibles y el proveedor de servicios es quien controla los recursos y gestiona la infraestructura (un ejemplo es el servicio de correo Gmail); la Nube privada es operada solamente por una organización y los recursos son provistos solo a los usuarios de ella (un ejemplo sería la intranet de una institución); y la Nube híbrida está compuesta por una Nube privada y una Nube pública.
Este paradigma se ha impuesto de manera casi total por las ventajas que trae a las organizaciones: no hay que realizar grandes inversiones en infraestructuras, aplicaciones y personal; todo eso se contrata a un tercero y se accede a los servicios a través de un navegador web. El problema más común que se le imputa es el de la falta de seguridad, una situación similar a la que existió con el surgimiento de los bancos, las personas acostumbradas a guardar su dinero debajo de la almohada se resistían a entregarlo, pero ya se sabe cómo terminó la historia.
Hoy que Cuba está abocada a impulsar un proceso de informatización que tuvo sus inicios hace 20 años, el adoptar este paradigma sería como llegar a una meta por la hipotenusa de un triángulo, en lugar de recorrer los catetos.
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