En términos técnicos, la realidad aumentada comprende una mezcla de gráficos por computadora, visión artificial y multimedia, de forma que el usuario pueda perfeccionar su percepción del mundo real, anexando información virtual. Para que proporcione una visión comprensible del mundo circundante, los escenarios real y virtual han de sincronizarse, posicional y contextualmente, para crear una nueva «realidad» en tiempo real. Esta tecnología está conformada por un conjunto de dispositivos que añaden información virtual a la información física ya existente.
La realidad virtual es diferente de la aumentada, en esta última a la realidad material del mundo «físico» se le adiciona una realidad «visual» generada por la tecnología, en la que el usuario percibe una mezcla de las dos realidades. En cambio, en la primera el usuario se aísla de la realidad material del mundo físico para «sumergirse» en un escenario o entorno totalmente virtual.
En la realidad aumentada, la información sobre el mundo real alrededor del usuario se convierte en interactiva y digital a través de la tecnología. La información virtual debe vincularse espacialmente a la realidad de forma coherente (registro de imágenes), por eso es necesario conocer en todo momento la posición del usuario con respecto a ella.
Imagine que usted apunta su dispositivo móvil (smartphone o tableta) al Capitolio de La Habana. Si ya hubiese instalado una aplicación de realidad aumentada, pudiese ver, por ejemplo, imágenes de la época en la que se construyó dicha obra u otros datos de interés. De eso es de lo que les hablo.
Actualmente, debido a sus bondades, diversas entidades educativas han comenzado a explotar nuevos métodos de visualización, con el fin de enriquecer los programas educativos; la realidad aumentada se alza como una tecnología de las más prometedoras.
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