Mientras ella escribía en la primera página del libro de poemas aquellas líneas desesperadas y anhelantes, no podía sospechar que años después terminarían en mi biblioteca.
Le regaló a su amante el ejemplar dedicado. Él no podía llevarlo a su casa, y se lo dio a un amigo para que lo tuviera a buen recaudo. Pasaron los años, la amistad se enfrió, y el protagonista de aquel triángulo amoroso, que yo –amparada en la dedicatoria– supongo tórrido y novelesco, nunca recuperó su poemario.
El amigo, sabiéndome lectora de poesía, me lo regaló a mí. Y así, curiosa y romántica, creé miles de finales para una historia de la cual solo tenía el testimonio apasionado de las palabras dedicadas por una mujer a un hombre.
Las dedicatorias en los libros son también mensajes en botellas lanzadas al mar. No sabemos adónde irán a dar porque sus destinatarios no pudieron o quisieron conservar los textos; algunas serán arrancadas con alevosía, para olvidar que existieron; otras permanecerán en el librero como un recuerdo hermoso, o como la punzada dolorosa por lo que ya no es. Incluso habrá dedicatorias que nunca se escriban, porque no puede decirse todo lo que se quisiera, y otras serán parcas y oficiales, para que no se les note la pasión oculta.
Hay tantas dedicatorias como amores o personas. Encontrarse un título dedicado en una venta de libros viejos, más que una mancha, es un valor adicional, porque una historia más se suma a la de las páginas; ¿y qué son los libros si no puertas a otras vidas?
Habrá muchas pruebas de amor y generosidad, pero pocas como regalar un libro dedicado.









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Alba dijo:
1
30 de agosto de 2023
11:16:08
Zeyda dijo:
2
6 de septiembre de 2023
18:47:59
METB dijo:
3
13 de septiembre de 2023
08:20:24
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