ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Un pueblo y su rey. Foto: Fotograma de la Película

«¡Vengan a ver, la Bastilla se cae!», grita alguien, y hombres y mujeres se apiñan a la entrada de sus humildes hogares para comprobar cómo las torres de la prisión estatal se desmoronan y dan entrada a los rayos de sol que, en armonioso simbolismo, bañan las penumbras del este de París.

La escena pertenece al filme Un pueblo y su rey (Pierre Schoeller, 2018), producción histórica que recrea la Revolución francesa desde la perspectiva participativa del pueblo, aunque sin dejar fuera a figuras que cobraron un protagonismo del cual todavía hoy  se discute y se polemiza: Luis XVI, María Antonieta, Robespierre, Marat, Sain Just, Danton y otros más, todos los cuales son  representados con una visión coral y bajo una impronta  de objetividad amparada, no  pocas veces, en actas de la época.

La cinematografía francesa cuenta con dos producciones claves acerca de aquel acontecimiento desencadenado a partir del 14 de julio de 1789 y que marcaría los orígenes de la contemporaneidad: La marsellesa (1938), de Jean Renoir, y la muy atractiva, y también extensa –seis horas–, Historia de una revolución, de los realizadores Robert Enrico y Richard Heffron, dada a conocer  en el  año 1989,  en ocasión del bicentenario de la Revolución. Muchas películas más se han realizado, pero no tan abarcadoras y buscando centrarse en hechos específicos, como la deliciosa La noche de Varennes (1982), de Ettore Scola.

Un pueblo y su rey –que presentará la televisión– abarca a los sectores más humildes de la sociedad, en especial las mujeres, en su accionar con la burguesía, la aristocracia, la monarquía, el clero y los políticos tribunicios, tiempos convulsos que van desde los días inmediatos a la Toma de la Bastilla, hasta la decapitación del rey Luis XVI, casi cuatro años más tarde, en enero de 1793, imágenes reconstruidas con una plausible fidelidad cuando el caso lo requiere.

Según el director Pierre Schoeller, él ha querido revindicar a la «llamada gente normal, gente de pueblo», que en otros filmes ha sido representada «como seres violentos, infantiles, o fáciles de manejar en medio del proceso revolucionario». El resultado artístico  de tal empeño puede ser discutible, pero sobresale la intención de darles preponderancia a las mujeres, un papel el de ellas que –según el realizador– no suele ocupar en los libros de Historia la importancia que merece. De ahí el tiempo que le dedica a representar la marcha de ellas sobre Versalles, acción de importante repercusión, no importa que por aquellos días iniciales la proclamada  igualdad era tan poco dada a las mujeres que, para ser atendidas debidamente en la Asamblea, necesitaban de un portavoz hombre, capaz de ser escuchado por otros hombres.

Un pueblo y su rey, con su objetividad, rompe con simplificaciones tales como que destronar al rey era lo más imperioso para los hombres y mujeres de la época, y demuestra que la situación social y política, por nueva, fue de gran complejidad y supera clichés  que luego se irían imponiendo por reduccionismos o desconocimiento. 

El filme, con destacadas actuaciones, puede ser disfrutado por un público en general, y despertar los deseos de seguir indagando en situaciones y personajes, pero será un regalo para los espectadores con conocimientos de la Revolución francesa. También puede ser un excelente material de estudio en preuniversitarios y otros niveles escolares ya que, no obstante sus pretensiones artísticas, no le falta un ánimo didáctico capaz de seguir avivando la polémica.

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Yasser dijo:

1

9 de mayo de 2022

07:23:21


Cuando la van a exhibir?