A los 83 años de edad, el británico Ridley Scott (Blade Runner y Alien) sigue siendo un director al que necesariamente hay que salir a buscar en cada entrega, no importa que en ocasiones no centre el blanco exacto, o trastabille en extravíos patrioteros como en La caída del halcón negro (2001).
En 2021 Scott dio a conocer El último duelo –que próximamente pasará la televisión– basada en una novela del profesor de literatura Eric Pager que, a su vez, se inspira en el último duelo a muerte ocurrido en Europa, Francia exactamente, el 29 de diciembre de 1386, un proceso debidamente documentado, aunque llevado a la pantalla con las consabidas licencias artísticas.
El duelo tiene lugar luego de que el caballero Jean de Carrouges acusara al escudero Jacques LeGris de haber violado a su mujer, la bella Marguerite de Carrouges. Tendrá lugar un juicio, insólito para una época signada por el dogmatismo, y finalmente, ante las dudas prevalecientes, el rey Carlos vi decide que la mejor forma de alcanzar la verdad ante los ojos de Dios es efectuar un duelo a muerte. El que gane tendrá la razón, pero en caso de que venza LeGris, la esposa del caballero será quemada como castigo por falsas acusaciones.
Afincado en esos antecedentes, Ridley Scott construye un drama de época dominado por las pasiones, sin dejar a un lado (o más bien enriqueciéndolo) un factor determinante, aunque por lo general ausente en aquellas novelas de caballería que una vez devoramos: la ambición económica representada en tierras, castillos y súbditos condenados a doblar el lomo en beneficio de sus señores.
El novelista Eric Pager colaboró, pero el guion corrió a cargo de dos protagonistas de El último duelo, Matt Damon y Ben Affleck, quienes se encargaron de escribir sobre los personajes masculinos, mientras Nicole Holofcener se ocupó de Marguerite de Carrouges, la dama ultrajada. Buena parte del filme descansa sobre una estructura bastante similar a Rashomon, el clásico de Akira Kurosawa, que recurría a varias verdades posibles sobre un hecho en dependencia del testigo que hablara. El espectador tendrá entonces la responsabilidad de determinar culpabilidades, según lo expuesto por los implicados en el conflicto.
Tres puntos de vista en tres historias tres veces contadas y con escenas que se repiten, aunque hay cambios y matices decisivos a los que se debe estar atento. Un filme perfectamente construido, amparado en investigaciones, que duraron diez años, sólidas actuaciones, con los mayores reconocimientos para Adam Driver, como el escudero impetuoso, y Jodie Comer en el papel de la dama, pero también la interrogante de si Ridley Scott, en su afán de asumir la estructura narrativa de Kurosawa, pero al mismo tiempo con la intención de resultar diferente, cae en redundancias narrativas al asumir las diferentes versiones, lo que alarga innecesariamente el filme.
El último duelo presenta un cuadro perfectamente armado de la sociedad francesa del siglo XIV. Así resaltan la importancia del honor, la relación de castas, la violencia enaltecida, la guerra como vehículo idóneo para obtener riquezas y poder, el matrimonio como alianza social–económica, y otros asuntos más que quizá nos hagan pensar que, en algunos aspectos, aquel cuadro de valores retorcidos no ha cambiado mucho en todos estos años, de ahí el guiño evidente de respaldo a la lucha feminista, y al movimiento MeToo, que hace el director en su película.
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Me encanta Barbara Eden dijo:
1
24 de enero de 2022
11:05:21
gretter dijo:
2
24 de enero de 2022
11:19:31
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