Una familia de clase media alta se muda de Nueva York a Londres convencida de que podrá superar aún más su rango social y económico en la Inglaterra de Margaret Thatcher. Al frente marcha un hombre de negocios que cree sabérselas todas, pero al mismo tiempo está poseído por una compleja personalidad que, gradualmente, iremos desentrañando en El nido (2020), producción británica dirigida por Sean Durkin en su vuelta al cine, diez años después de haber triunfado con Martha Marcy May Marlene.
Dos actuaciones descuellan en este filme que exhibirá próximamente la televisión: la de Jude Law y Carrie Coon. ¿Podrá triunfar el inglés Rory O'Hara de vuelta a su viejo trabajo londinense, adonde piensa llevar la sabiduría de dinámico empresario adquirida en Estados Unidos?
El director Durkin, también guionista, carga las tintas en la construcción emocional de unos personajes que se desenvuelven dentro y fuera de la vida familiar. Se hace evidente entonces que El nido gusta trabajar los gestos, las miradas y las reacciones ante las poses, o mentiras que salen a flote en fiestas y conversaciones de todo tipo, diálogos que pueden revelar los sentimientos más diversos y hasta las secretas intenciones de los involucrados, porque después de todo la apariencia de clase triunfadora hay que mantenerla, aunque por debajo el barco esté haciendo aguas.
Una historia que combina elementos tan disímiles como el amor, la ambición, la ternura, el miedo, la desolación y hasta la crueldad, todo ello supeditado a un estatus social que termina por convertir a los O'Hara en seres temerosos de rodar barranco abajo.
Y como si fuera poco, el palacete del siglo XVII que alquila el megalómano Rory en su vuelta al país natal, es lo suficientemente impresionante en sus sombras y recovecos como para pensar que en él pudieran habitar fantasmas. Fundamental resulta el papel de Carrie Coon como la esposa enérgica que, a regañadientes, sigue a su esposo en la aventura europea y que gradualmente descubre que los colores de la dicha pueden empastelarse.
Cierto que por momentos el filme se vuelve algo predecible, porque antes hubo otros con un drama central parecido, pero ello no quita para asegurar que con El nido estaremos ante una historia contundente y bien armada en la que, una vez más, el papel de la familia resultará decisivo.









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