Exhibiéndose por estos días en los cines del país, Roma mira hacia el pasado desde una narración cercana al neorrealismo y al melodrama social mexicano. Dos vías que Alfonso Cuarón reelabora, pule y convierte en crónica de un tiempo nostálgico relacionado con su niñez y la vida al lado de una humildísima nana.
Yalitza Aparicio, como la nana Cleo,de procedencia indígena, define en buena medida la sustancia dramática de esta historia tejida serenamente y que encuentra en el blanco y negro de la fotografía (angulares, tomas laterales) la atmósfera ideal para reconstruir vidas y emociones.
La muchacha representa la cara opuesta a la mediana burguesía a la que pertenece la familia del director y, sin haberse parado nunca ante una cámara de cine, destila con creces las zozobras y silencios de una servidumbre obligada a vivir a disposición de «los señores» y, a veces, a sufrir a la par de ellos.
Está claro el afán del director por rendirle culto a la bondadosa doméstica que lo acunó. Y también a los desajustes familiares enfrentados por su madre y patrona del hogar (Marina de Tavira). Aplausos
entonces para las mujeres de la historia y reticencias hacia los hombres, empezando por su padre, el doctor, que en un momento determinado terminará por volar hacia los brazos de una joven amante.
El segundo varón en importancia del filme, el novio de Cleo, servirá para referirse a la porción pobre de una sociedad colonizada por la industria cultural y, en su caso, por un instructor gringo que lo entrena antes de que al joven –indio que discrimina a su novia por india– se le vea formando parte de un grupo paramilitar.
Visión política surgida como de la nada en Roma, porque el director –excepto la recreación de matiz económico que necesita para referirse al descalabro familiar– no se detiene en análisis ni antecedentes de lo que veremos. Simplemente cuenta y ensarta situaciones acontecidas en la década del 70 y de algún modo involucradas con cualquier miembro de la familia, como la revuelta y matanza de que es testigo Cleo.
Construida desde los recuerdos de un núcleo familiar, Roma es un filme emotivo y de alto vuelo estético, pletórico de lecturas y asociaciones frente a las cuales cualquier espectador, amante del buen cine, se crece y disfruta.
COMENTAR
Me encanta Barbara Eden dijo:
1
8 de abril de 2019
11:14:54
Responder comentario