Cuba-Australia, tercera escena en Clásicos Mundiales

Cuando usted lea estas líneas ya sabrá si Cuba con su Team Asere pasó, por segunda vez en la historia de los clásicos mundiales, a la fase de los cuatro grandes. Sin embargo, lo que ha hecho en esta quinta edición ya es inmenso.

Por lo histórico de su equipo, que ha visto cómo el aporte al triunfo ha llegado desde la luz de diferentes astros, todos alineados en la galaxia cubana de la pelota, la cual ha demostrado en esta versión mundialista su indiscutible calidad.

Al llegar a esta ciudad, los jugadores solo se registraron en el hotel, y acto seguido hicieron una sesión de entrenamiento en el majestuoso Tokyo Dome.  A pesar del frío, hasta ese recinto llegaron varios aficionados japoneses, quienes buscaban autógrafos y fotos con los jugadores cubanos.

La historia de Australia y la Mayor de las Antillas en estos torneos tiene dos capítulos. El primero, en 2009 en México, durante la segunda edición, cuando el pinareño Yosvani Pedraza decidió con espectacular jonrón por el jardín izquierdo.

Fue en 2017 la última escena cubano-australiana, y resultó este que vimos hoy el mismo escenario. Entonces, Alfredo Despaigne largó jonrón con bases llenas para decidir el encuentro y el pase a la segunda ronda de aquella lid.

Precisamente, el granmense, capitán de este equipo, en conferencia de prensa, antes del crucial choque con Australia, aseguró que «todos estamos muy motivados, contentos con haber encabezado nuestro grupo en la primera ronda y concentrados en seguir haciendo el trabajo para avanzar a la siguiente».

Añadió que «vamos a salir a divertirnos, que ha sido la clave para llegar aquí», quien dijo sentirse satisfecho con la respuesta colectiva ante los dos reveses que pusieron en peligro el destino del equipo.

Cuba promedió para un excelente 319 de ofensiva en la etapa anterior, muy superior al 276 de Australia; mientras que los lanzadores cubanos trabajaron para una efectividad de 3,25 carreras limpias por juego. Los rivales de hoy pasaron de las cinco.

A esta etapa de cuartos de finales que nos duró solo un partido, novedad introducida por los organizadores, la familia Cuba llegó con dos ausencias.

Una lesión en el cuarto dedo de su mano izquierda, en un juego de preparación, le ha impedido a Andy Ibáñez alinear con su equipo, y como pudieron ver, hoy tampoco lo pudo hacer. El segunda base de  los Tigres de Detroit, en las Grandes Ligas, fue llamado por esa organización para valorar su estado de cara a la próxima temporada de la pelota estadounidense.

La voluntad de Ibáñez es incorporarse en las semifinales si sus compañeros fueran vencedores ante Australia.

«Es lo que más deseo, ojalá me den el visto bueno para regresar en semifinales», dijo, y agregó que ha vivido intensamente el torneo. «No podía estar en el juego, me tocaba apoyarlo desde el banco, no dejar de animarlos. Eso fue lo que hice».

Jit, que tuvo acceso en el último momento, le preguntó que si volvería a dar un paso como este. «Yo creo que sí... Yo soy cubano», respondió.

Ya desde la etapa preliminar se conoció de la solicitud de Yoenis Céspedes de salir del grupo, para solucionar problemas personales impostergables.

Así se lo hizo saber a la Federación Cubana, que consideró oportuno precisar que «nuestro diálogo con el atleta permitió esclarecer que la necesidad de responder personalmente a la gestión en cuestión no formaba parte de sus planes cuando respondió positivamente a la convocatoria», para este evento.

Céspedes también tiene intenciones de, una vez saldada su situación, regresar el Team Asere si este entraba en las semifinales.