La matemática del Clásico no falla, pero, si no hay carrera, no suma

La diferencia horaria, de más de medio día, pues son 13 horas, hace que cualquier análisis del partido inaugural esté rebasado por ese tiempo. Es decir, después de disfrutado o sufrido el primer juego ante los neerlandeses, llegaríamos tarde a las acomodadas peñas de los lectores.

Cuando escribíamos estas líneas aún faltaban cuatro horas para el estreno del llamado Team Asere, o como nos gusta decirle, la familia Cuba en el Clásico Mundial. Les proponemos, entonces, un acercamiento a lo que es necesario hacer para clasificarse a la segunda ronda. Vamos con la matemática beisbolera, apoyados, como siempre, por el Pitágoras de nuestra redacción, el inefable Gerardo Daumont Calvo. Algo importante: en las cuentas, para que les dé, no dejen de incluir el resultado que ya vimos frente a Países Bajos.

DIRECTO AL GRANO, O A LOS NÚMEROS

La ecuación más sencilla es la de 4-0. Es fija, no admite duda, clasificado directo y como primero de grupo, lo cual persigue la escuadra caribeña, en aras de evitar a Japón en cuartos de finales en el majestuoso Tokio Dome. Aunque, de cara a las medallas, en la segunda fase solo sirve ganar para aspirar al podio, por lo que se puede tener una preliminar brillante, caer luego en cuartos, y adiós.

También pasaría la primera vuelta el ganador de tres encuentros, y al igual que, si gana cuatro, pase lo que pase, ocuparía asiento en la próxima versión de 2027, porque aseguraría un cupo entre los ocho primeros de la lid.

Ya el que pierda dos desafíos comienza a enredarse. Primero, peligraría su pase a la segunda etapa, y también el mantenerse con vida en la venidera cita. Lo cierto es que con 2-2 se avanza, si en un   triple empate se vence, en cualquier forma de desempate, ya sea por haberle ganado a los otros dos con los que igualó, o en la complejísima fórmula de Balance de Calidad del Equipo.

Por lo tanto, en un torneo como este es muy importante ponerle el máximo a cada inning, porque uno de ellos pudiera valer la clasificación o abortarla. En otras palabras, hay que ganar con resolución, y si se pierde, pues nadie es invencible, a esa derrota hay que dotarla de la calidad que después le van a exigir esos números, para dilucidar un abrazo entre más de dos equipos.

Esto se entronca con lo que en la víspera le decía Pedro Luis Lazo a la prensa. «Cada lanzador tiene su responsabilidad, y tiene que estar listo en cualquier circunstancia, porque cualquiera de ellos puede ser el ganador del último juego».

Por eso definió que el camagüeyano José Ramón Rodríguez, y el tunero Carlos Juan Viera, tendrían funciones de primeros relevistas, y que los capítulos siete, ocho y nueve tendrán un responsable.

En tanto, el mentor Armando Johnson aseguró que una alineación que ataque rápido, es vital y se acercó más a la que abre Andy Ibáñez, con Yoan Moncada de segundo y Luis Robert Moirán de tercer madero.

Sin embargo, como pudieron apreciar, el pinero Ibáñez no podrá salir al terreno frente a los europeos anaranjados. Una lesión en uno de sus dedos se lo impedirá. Al respecto, el doctor Francisco Montesinos explicó que no tiene fractura, después de aplicársele radiografía. Pero el galeno afirmó que podrá llevarle, según la evolución clínica, hasta tres días poder incorporase a batear. Dijo que sí está haciendo actividad física, para mantener sus niveles de preparación.

En su lugar ya vimos que la decisión del alto mando cubano fue llevar a la intermedia a Yadil Mujica. Sobre la modificación, Johnson expresó que es lamentable la baja, porque «Ibáñez está muy bien y motivado, pero esto es un equipo que ha venido creando sus reservas, y Mujica está listo para hacer el trabajo».

En los juegos de preparación la defensa no fue una preocupación, incluso hubo engarces espectaculares. Ahora, en la competencia, ella se vuelve aliada y decisiva para soportar las aspiraciones más grandes. En otras palabras, aquí el out no se puede convertir en error, porque hasta el azar suele costar el sueño más realizable. Recordemos cómo se le metió una bola en la camiseta al estelar torpedero venezolano, frustrando un doble play seguro, y su equipo se despidió de aquella primera justa de 2006.

Este Team Asere, esta familia beisbolera de Cuba está llena de talento. Con él y con cada pelotero late un pueblo que respira bolas y strikes, y que madruga para, en la mañana, ver el sol del triunfo.