
Es la literatura policial un garfio tentador para iniciarse en el mundo de la lectura. Muchos de los que han leído tan solo un libro, lo han hecho seducidos por un argumento policíaco. Otros, de los que discriminan géneros y «consumen» solo alguno, han escogido cuentos o novelas donde un detective procura resolver un enigma y, mediante la observación, el análisis y la deducción, descubre al culpable.
Hay lectores que devoran todo lo que en materia de libros les pasa cerca, pero allá, en la génesis de sus primeras lecturas, cuenta un policíaco, como sucedió a tantos de mis amigos del preuniversitario, cuando era moda feliz marcar para ver detrás de quién se podía leer Los espejuelos oscuros, de John Dickson Carr; Enigma para un domingo, de Ignacio Cárdenas Acuña; Y si muero mañana, de Luis Rogelio Nogueras; o La promesa, de Friedrich Dürrenmatt.
Pudiera ser que aquellos que se sienten atraídos por el género que creara ese escritor genial que es Edgar Allan Poe –al concebir al personaje de Auguste Dupin, primer detective literario en la historia de la literatura– no estén al tanto de la nueva edición de Los policíacos involuntarios, un título de Arte y Literatura (Colección Dragón), con dos tiradas anteriores a la de 2018, que fue comercializada en la pasada Feria del
Libro y, con suerte, podría hallarse en algunas librerías.
Son 15 los cuentos recogidos en este volumen que pretende mostrar, de una forma diferente, la literatura policial y atrapa incluso a los que la esquivan. La presentación de historias, algunas consideradas verdaderas joyas escritas, y cuyos autores no pretendieron hacer precisamente cuentos policíacos, conforman el corpus de este libro, donde el lector del género no solo saldrá satisfecho frente a la adrenalina natural que generan estas lecturas, sino que disfrutará hasta la saciedad ante estas páginas de excelente factura, a juzgar por las firmas que rubrican cada pieza de la selección. De El crimen de lord Arthur Savile, del irlandés Oscar Wilde, es el fragmento que sigue:
«En un momento dado, lord Arthur Savile se detuvo debajo de un farol y se miró las manos. Creyó ver la mancha de sangre que las delataba y un débil grito brotó de sus labios trémulos. ¡Asesino! Esta era la palabra que había leído el quiromántico sobre ellas. ¡Asesino! La noche misma parecía saberlo, y el viento desolado le zumbaba en sus oídos».
Junto a Wilde, integran el índice de Los policíacos involuntarios otros nombres ilustres de las letras universales, como el de Antón Chéjov (fundador del cuento moderno ruso), Heinrich Von Kleist, Sthefen Crane (considerado el fundador de la novela contemporánea norteamericana), Susan Glaspell (madre del Pequeño Teatro Norteamericano), Nathaniel Hawthorne, Julio Cortázar, y los Nobel de Literatura Sinclair Lewis y William Faulkner, por solo citar algunos.
Con prólogo de Agenor Martí, Los policíacos involuntarios podría ser una de las delicias de un viaje largo, en cuyo equipaje no dejamos de echar un libro; o una lectura nocturna, o de una tarde de domingo. Tal vez algún niño, o adolescente, pregunte: –¿Qué lees?– Y usted, apartándose de esas páginas que cuesta abandonar, y sabiendo que uno de los modos de formar adeptos es sembrar la semilla de la curiosidad y el gusto, podría, con su respuesta, estar contribuyendo a engrosar esa camarilla de seres que nutren su espíritu por medio de la lectura.









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Lazaro dijo:
1
4 de noviembre de 2020
09:47:13
Maria dijo:
2
4 de noviembre de 2020
10:38:39
artaf dijo:
3
4 de noviembre de 2020
12:28:11
Alejandro Marquez dijo:
4
4 de noviembre de 2020
14:26:51
Madeleine Respondió:
4 de noviembre de 2020
23:31:34
Madeleine Sautié dijo:
5
4 de noviembre de 2020
23:28:35
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