ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
«Ser león no es cosa fácil, pero es mucho más difícil / ser león siendo cordero», se dice en uno de los poemas insertados en la novela. Foto: Cortesía del autor

Los libros son puentes que se tienden a la vida de otras personas, conocidas o no. Es difícil desprenderse de ellos, pero a veces las circunstancias del espacio imponen el desafío de elegir cuáles se quedan por entrañables y cuáles irán a manos de amigos, vecinos o bibliotecas (jamás a la basura).

En medio de ese ejercicio descubrí en casa una novela que aún no había leído, cuyo origen desconocía, y que de inmediato pasó a la pila de los que no serían donados, por su nota de contraportada en extremo incitadora:

«Algo se agazapa en las calles de Poso Wells y ataca los nervios como un tam tam persistente. Esa sensación de peligro no se quita con solo intentarlo, se vive con ella todo el día y al atardecer se vuelve más palpable, pues no es solo comida lo que desaparece sino gente».

No obstante, Poso Wells (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2013) no depara solo el ritmo excitante del suspenso que se vive en un poblado conformado por «kilómetros y kilómetros de viviendas de palo, caña y aglomerado construidas sobre aguas servidas y barro podrido», donde las mujeres son raptadas y llevadas bajo tierra.

La autora de nacionalidad ecuatoriana Gabriela Alemán (Río de Janeiro, 1968) va más allá del poderoso atractivo que de por sí sola pudiese tener una historia que implica a una antiquísima agrupación de hombres ciegos raptores y fanáticos, y envuelve en sus páginas pozos más hondos que se extienden a lo largo de América: violencia contra la mujer, corrupción, politiquería, paramilitarismo y genuflexión ante los consorcios internacionales.

Varas, un periodista citadino, asume los fundamentos primigenios de su profesión y se embarca en una investigación arriesgada, que arrojará luz sobre varios misterios, a pesar de que ello le haga perder el trabajo, porque a su editor no le interesan «bombas incendiarias, ni corroboraciones», solo notas para llenar el periódico de mañana.

Poso Wells es descarnada a la hora de demostrar las flaquezas de la política que se asienta sobre la demagogia: «Y aunque nadie que no tenga que vivir ahí se acerca a cien metros de sus límites, es el cuadrilátero donde se libran las más grandes batallas en las contiendas electorales: cientos de miles de votos a disposición de los candidatos. Todos necesitan algo y las ofertas llueven sobre los habitantes. ¿Lo que más se ofrece? Viviendas. A cambio de votos se ofertan casas, material de construcción y préstamos para erigirlas».

Un candidato a presidente que se proclama ungido por Dios para asegurar su elección –mientras negocia, para la explotación minera, la concesión  ilimitada a una compañía extranjera de tierras ubicadas en una reserva ecológica– es también piedra angular en esta historia.

Sin embargo, en contraposición, hay mujeres que devienen lideresas por su temple, poetas, y otros varios personajes que logran pequeñas victorias cuando entienden que escapar no es solo marcharse, sino también tapar los pozos, para así poder caminar libremente.

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