En tiempos de «cultura WhatsApp» y de militancia por redes sociales, más que nunca es importante retomar la memoria del asalto al Cuartel Moncada, a 70 años de aquellos hechos. Las nuevas generaciones no vivían, y entre las más viejas podría haber quienes no le dieran su verdadera dimensión. Por supuesto, escribo desde la visión de un latinoamericano no cubano.
Hoy vivimos un momento clave. El mundo experimenta una reconfiguración geopolítica, con un bloque euroasiático que genera esperanza, aunque ideológicamente tengamos diferencias. Siempre será una esperanza el declive de un imperio como el estadounidense. Pero también se produce un regreso de la extrema derecha con tintes fascistas: racismo, xenofobia, odio político, entre otros peligros.
Este avance se refleja también en América Latina. Lo hemos sufrido en Brasil, con Bolsonaro, y se evidencia con fuerzas y personajes en auge en el Perú, Chile, Argentina, y en la mayoría de nuestros países. En contrapartida, los gobiernos progresistas de la región a veces dejan bastante que desear, desilusionan o, en algunos casos, peor aún, traicionan a sus votantes. El resultado se refleja en sentimientos de bronca, pero también de frustración e impotencia y, sobre todo, en la desaparición absoluta del concepto de estrategia entre la militancia.
Llamo «cultura WhatsApp» a la imposición mental y espiritual de esperar todo rápido, todo corto, todo concreto, todo sencillo. Se pierde la multidimensión de los hechos, la multicausalidad de los fenómenos sociales, la idea de proceso, y, fundamentalmente, el entendimiento de una estrategia. Quizá esto les suceda también a algunos cubanos y cubanas, en particular, a los más jóvenes. Pero fuera de Cuba, en nuestras democracias burguesas, todo se reduce a una elección. Muchos se acuerdan de que hay que hacer algo unos meses antes de la cita con las urnas, y si la cosa sale mal, aparece la depresión.
Centrándonos en el tema que nos ocupa, hay que reconocer que en América Latina hay mucha gente que admira y defiende la Revolución Cubana, pero que no la conoce ni la entiende. Es ahí que el ejemplo del Moncada cobra otra dimensión. Mi forma de defender a Cuba es hablar con esos compañeros y compañeras, pero hablarles más del 26 de julio de 1953 que del 1ro. de enero de 1959; explicarles que no hubiera existido este sin aquel. Recordar aquella derrota militar, pero resignificarla como un triunfo político de Fidel y de quienes siguieron con él, en memoria y homenaje de los que masacró el régimen de Batista.
Descubrir a un Fidel Castro hombre, vulnerable, que puede perder, como tú y como yo. Eso es lo real maravilloso, pensar que Fidel podía perder y, sin embargo, ganó. Porque una cosa es sufrir una derrota y otra cosa es entregarse al derrotismo.
¡Qué maravillosa fuerza espiritual y moral la de aquel hombre! Sobre todo, cuando asume su propia defensa en una farsa de juicio. Me conmueve cada vez que repaso sus palabras: «Sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo». Yo pienso que sí temía, pero era tan grande Fidel, que se sobreponía al lógico y humano temor. Me gusta mucho más pensarlo así, antes que el superhéroe que a veces nos presentan. Prefiero al Fidel que pierde y teme, pero que se sobrepone a todo y se vuelve ganador sobre la base de su lucidez, su estrategia y su coraje, antes que la idea ficticia de un Fidel que gana con el simple voluntarismo.
Los superhéroes que el imperio nos metió en la cabeza desde niños a los latinoamericanos (Superman, Batman o cualquiera de esos) hacen todo bien, rápido y sin esfuerzos. Van bien con la «cultura WhatsApp». En cambio, nuestros héroes son tan humanos y vulnerables que hasta dejan la vida por la causa. Ahí está siempre presente José Martí, muerto en batalla; Abel Santamaría, asesinado en el Moncada, y tantos y tantas más, en Cuba y en cada uno de nuestros países.
Hay una diferencia política sustancial entre unos y otros. Los superhéroes tienen superpoderes, por lo tanto, nosotros nunca seremos como ellos porque no tenemos esos superpoderes. En cambio, los héroes latinoamericanos son como yo, lo que quiere decir que yo puedo llegar a ser como ellos. Ese Fidel del Moncada es más gigante en la derrota, y su fuerza, su convicción y su estrategia nos movilizan y nos alientan a ser como él. Sobre todo, cuando releemos El juicio del Moncada, de la enorme, querida y recordada Marta Rojas. Ella fue el eslabón entre aquella grandeza de 1953 y esta convicción de 2023. Hay 70 años en el medio, los suficientes como para poder leer en perspectiva aquellos acontecimientos y entender la estrategia. En cada estrategia hay un plan para la victoria y un plan para la derrota, y en la de Fidel también estaban los dos planes. Se activó el de la derrota inicial, que sirvió para desatar una lucha que no decaería hasta la victoria final.
Abel decía que «una revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo». No se hizo en un día, pasaron cinco años y medio hasta la entrada en La Habana. Incluso podríamos decir que tomó más, quizá 70 años, porque la Revolución se sigue haciendo, la siguen haciendo los millones de héroes cubanos que son como Fidel y como Abel. Pero se inició en un segundo, fue aquel 26 de julio.
Hoy el Moncada es una escuela. Más que eso, es un centro escolar con 1 600 alumnos, y también alberga un centro médico y un museo. Todo el conjunto es Monumento Nacional, y donde hubo muerte, hoy hay vida y conocimiento.
El Moncada también tiene que ser una escuela fuera de Santiago, incluso fuera de Cuba. Aunque sin sus paredes, que muestran los rastros del combate; aunque sin su museo y sin su aura, el Moncada fuera de Cuba será una escuela de pensamiento, de lucha, una razón para aprender no solo sobre el coraje de nuestros héroes, sino también sobre la estrategia que siguieron, sobre su espíritu y moral revolucionaria.
A 70 años de distancia, el Moncada es un antídoto contra el derrotismo, la depresión y la «cultura WhatsApp» del todo fácil y rápido. Es esperanza y es futuro para la humanidad.



                        
                        
                        
                    




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Omar García Batista dijo:
1
27 de julio de 2023
23:56:43
Julio González Esteves dijo:
2
28 de julio de 2023
06:20:20
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