ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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El periódico Oriente, en su primera plana, dio a conocer el hecho. Foto: Archivo Granma

Comienza la clase de Historia de Cuba y la profesora Mercedes García Ojeda, de la secundaria básica Rafael María de Mendive, del municipio de San Luis, ratifica al grupo de 9no. grado que uno de los temas por comprobar será el del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Enseguida un estudiante la emplaza: «Profe, llévenos al Moncada, y así nos damos un paseíto por Santiago».

Enseguida Mercedes, en actitud meditabunda, combina en su mente los precios que hay que pagar por trasladarse 28 kilómetros hasta el cuartel y todo lo que conlleva planificar la visita. pero se detiene y recuerda que solo pocos metros separan su aula del antiguo cuartel de caballería español, un sitio relacionado con los sucesos posteriores a la gesta del Moncada.

La profe es también la directora de la secundaria que comparte las instalaciones del hoy Museo Municipal 29 de Abril; y las relaciones entre ambas instituciones son excelentes.

Llama a Thaimí Lobo Montero, directora del Museo: «Directora, ¿puedo llevar a mis estudiantes a la celda donde estuvo preso Raúl Castro Ruz después de las acciones del 26?». Thaimí, sin dudarlo, le responde: «Vengan ahora, que aquí siempre estamos preparados».

Para los estudiantes resulta familiar el Museo, lo han visitado en numerosas ocasiones. Sin embargo, la cercanía del aniversario 70 del asalto que la Generación del Centenario hizo al segundo cuartel en importancia del país, les posibilita conocer otras aristas que tienen como protagonista al General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Ya en el museo, Thaimí les saluda y los lleva al patio: «Ese obelisco marca el lugar donde reposaron los restos de José Martí antes de ser conducido desde lo que hoy es el Rincón Martiano (antiguo paradero del ferrocarril Sabanilla-Maroto) hasta el cementerio de Santa Ifigenia».

DOS EXPLICACIONES DE UN HECHO

La profe Mercedes alude a que «eran tan secretos los planes que ni el propio Raúl conocía los detalles. Fidel había mantenido la información rigurosamente compartimentada y fue unas horas antes, en la Granjita Siboney, cuando su hermano supo que junto a cinco compañeros debía tomar el Palacio de Justicia, a un costado del Moncada. Eso lo conocí en el libro Raúl Castro. Un hombre en Revolución, del ruso Nikolai S. Leonov».

En la azotea del Palacio, el grupo de Raúl tenía la encomienda de apoyar a los compañeros dirigidos por Fidel en su ataque al imponente cuartel Guillermón Moncada. Por su parte, Abel Santamaría, con 20 combatientes, ocuparía el hospital civil Saturnino Lora; mientras, en Bayamo, otros asaltarían el Carlos Manuel de Céspedes.

Lobo Montero interviene y les cuenta que «en la madrugada del 26, al acercarse al Palacio, el grupo de Raúl capturó a un cabo, y luego a los guardias que lo custodiaban. Los desarmaron y

encerraron en un local, subieron a la azotea y dispararon hacia el cuartel; Raúl lo hizo con un fusil Springfield quitado a los soldados. Tras la orden de repliegue dada por Fidel, ellos procedieron a la retirada».

EL ITINERARIO DE RAÚL HASTA SAN LUIS DE LAS ENRAMADAS

La joven directora del museo 29 de abril, muy orgullosa, conduce a los adolescentes a la sala destinada al proceso revolucionario entre 1953 y 1958, y les cuenta, frente a una imagen de la Cuba del ayer, que «al salir del Palacio de Justicia, Raúl se dirige a la casa de la doctora Ana Rosa Sánchez, propietaria de una farmacia y muy amiga de su familia; le manifestó todo sobre el baño de sangre que el ejército estaba ejecutando como venganza en medio de los carnavales, le solicita que lo trasladen hacia la zona de San Vicente, donde no iba a resultar sospechoso por la lejanía de la ciudad. pero Rosa lo condujo hasta la morada de su cuñada, Gloria Quesada, en la calle Madre Vieja».

«Directora, ¿Raúl debió tener miedo?, ¿qué pasó luego?» pregunta, con la faz llena de asombro, un estudiante, a lo que la museóloga responde: «Él fue muy valiente, pero déjame contar los hechos por su orden. Él estuvo en casa de Gloria hasta el día 27, después lo trasladaron hasta las cercanías del central Algodonal, donde vivía el padre de ella. Ya en la vivienda de  Florentino Miranda, Raúl decidió, por sus propios medios, dirigirse hacia Birán; solo, para no perjudicar a quienes lo habían apoyado».

El itinerario del hoy General de Ejército fue el del ferrocarril central, «con la ropa mojada y extremadamente agotado, recorre una decena de kilómetros. Al llegar al puente sobre el río San Rafael, se encuentra con una posta del ejército. a los soldados les resultó sospechoso, lo detuvieron y lo condujeron hasta aquí», expuso Thaimí Lobo.

RAÚL «JUNTO» A LOS MACEO Y JOSÉ MARTÍ

El grupo se dirige hasta una pequeña celda de apenas dos metros cuadrados. «Fue aquí donde identificaron a Raúl como hermano de Fidel; se negó a comer, no se separaba de las rejas y le pidió al guardia de turno que le dejara ver el obelisco que señaliza el lugar donde descansaron los restos de Martí el 26 de mayo de 1895. En esa celda guardaron prisión varios mambises, entre ellos Rafael Maceo, Marcos Maceo (padre) y Guillermón Moncada, el mismo general cuyo nombre ostentaba el cuartel de la tiranía» dice, con la voz entrecortada, la museóloga.

«El 30 de julio, los mandos superiores ordenaron el traslado del revolucionario hacia la capitanía de Palma Soriano, y de ahí para el Vivac de Santiago de Cuba. Hay que destacar que el periódico Oriente, en la edición correspondiente a ese día, publicó en primera plana la noticia de la detención del menor de los hermanos Castro» concluye Thaimí.

Los pioneros, la profe Mercedes y la propia directora del museo, llegado este punto, reconocieron que un pedacito de la gesta del Moncada está en San Luis, en la edificación construida por los españoles y que es Monumento Nacional desde hace dos décadas; la misma que fue asaltada y tomada, en 1933, por revolucionarios dirigidos por Antonio Guiteras, quienes también planificaron atacar el Moncada, sin llegar a concretarlo.

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