ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fotograma de Atrapados por las mareas. 

Visto recientemente por los espectadores cubanos, Atrapados por las mareas (2024), el último largometraje del realizador Jia Zhang-ke, es uno de los títulos de mayor destaque mundial este año.

El director de 54 años, representante de la llamada Sexta Generación del Cine Chino, lleva algo más de un cuarto de siglo realizando interpretaciones fílmicas del proceso de transformaciones que vive su país. Su obra es mosaico y reflejo de los abarcadores cambios suscitados en la nación asiática.

El cine de Jia resulta una cruza de ficción, docuficción, documental y ensayo audiovisual, generalmente escrita en clave minimalista, alejada del habitual sesgo épico y la intermitente monumentalidad explícitos en la creación de grandes realizadores pertenecientes a la Quinta Generación, a la manera de Chen Kaige y Zhang Yimou.

Ganador del León de Oro en Venecia-2006 por Naturaleza muerta, y Premio al Mejor Guion en Cannes-2013 por Un toque de violencia, Jia muestra rasgos reiterados en gran parte de su obra: peculiar atención al paso del tiempo, carácter autobiográfico, pulcra capacidad de observación, ambientación en ciudades del interior de China, tristes personajes desorientados entre la aceleración de la modernidad y la globalización, pocos diálogos, empleo modélico del sonido ambiente, improvisación, relatos de estructuras demandantes de complicidad…

No es una filmografía ortodoxa ni de fácil interpretación la del autor chino, pero una vez que los espectadores se adentran en su universo, les resulta placentero el seguimiento de tramas como la de Atrapados por las mareas, película en la cual Zhang-ke dialoga con parte de su obra precedente y con los temas que le obseden.

El despegue de la trama se remonta al año 2000 en una ciudad norteña china, sitio donde se conocerán e iniciarán una relación los personajes de Quiao Quiao (asumida por Zhao Tao, esposa y actriz fetiche del realizador) y Guao Bin (Li Zhubin).

El hombre partirá luego hacia otra zona del país, en busca de mejores horizontes, y ella a la larga optará por buscarlo. No obstante, el reencuentro no ocurrirá hasta 20 años después.

Este es, en realidad, el pretexto de Jia para configurar un fascinante entramado metatextual que conlleva pensar su película, también, desde las partes descartadas, al editar cintas previas, las cuales ahora emplea, resignifica y pone en tanto instancia elocutiva de su sinfonía visual sobre el decurso del tiempo y de su propia obra. 

En Atrapados…, erigida sobre la arcilla de las filias de Jia y de material procedente de Placeres desconocidos, Naturaleza muerta u otros filmes (rodados en arco que transita de 2001 a 2022), el cineasta fragua una de las propuestas estéticas más originales del año.

Él deja constancia, comparte o regala las estrategias de su metodología personal en un filme que, al tiempo de describir un mundo, le sigue la pista al minutero de su evolución, en tanto ese mundo muta constantemente en virtud de cada paso del reloj.

Este, en definitiva, es el cine de Jia: un artefacto que conversa e interactúa con un espacio geográfico y el tiempo. Un dispositivo que alerta a preservar y reposicionar la imagen fílmica, so pena de que estos fotogramas se conviertan en fantasmas evaporados ante el avance apabullante de un presente que, en breve, ya será un mañana.

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