ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Portada de los libros. Foto: Portada del libro

Hace poco, durante la magnífica Jornada por el Día del Libro Cubano en Santa Clara, presentamos, entre varios colegas, archivos y novedades de la Casa Editorial Tablas-Alarcos. Organizado por el Centro Provincial del Libro y la Literatura, en Villa Clara, tuvimos como sede el inigualable Centro Cultural El Mejunje, de Ramón Silverio.

Cuatro libros de Ediciones Alarcos, recién salidos del horno, más otros de su catálogo expuestos allí, transparentan el arco de intereses de esta editorial especializada del Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

La dramaturgia cubana, su caballo de batalla, suma Criaturas de isla, de Ulises Rodríguez Febles (Cárdenas, 1968) y La caída, de Raúl Miguel Bonachea Miqueli (San Antonio de los Baños, 1988). Son los títulos 60 y 61 de la colección Aire frío, siempre con el diseño gráfico de Marietta Fernández Martín, que ya contaba con La pasión King Lear y Pueblo blanco, de Yerandy Fleites (Ranchuelo, 1982), firmados por él al público presente.

Ulises integró esa promoción de autores de diversas generaciones impulsada por Alarcos desde comienzos de este siglo. Revisitado aquí y allá como merece, recoge en Criaturas de isla cuatro piezas que, a su vez, forman parte de diferentes líneas de su creación, pero atravesadas todas por esa impronta social y cívica de su obra.

Fleites debuta del todo en los 2000, junto a otros miembros de su generación, nacidos en la década de los 80 de la pasada centuria. De su acostumbrado diálogo con los clásicos emergen los títulos arriba citados como prendas de una poética refracción del espacio social cubano y sus jóvenes protagonistas.

Raúl M. Bonachea representa, en ese continuum, a los nuevos autores que la editorial refrenda, entre otros mecanismos, con el Premio Abelardo Estorino. La caída lo recibió en 2018 y fija su mirada en el héroe a partir de la colosal figura de Ignacio Agramonte.

Más joven aún es Alejandra Ferrer Cairo (Matanzas, 1992), quien en Replantear la memoria revisa la «reinterpretación del mito de Electra en Jardín de héroes, de Yerandy Fleites», como reza el subtítulo del libro.  Este ensayo fue Premio de Investigación La Selva Oscura 2018 de la Asociación Hermanos Saíz y en colaboración la Casa Editorial lo publica en su colección homónima y con diseño de Daniela Portilla, en honor al gran título historiográfico de Rine Leal sobre nuestro teatro.

De tal manera, la dramaturgia cubana y su respectivo correlato de indagación sobre ella pueden ser diseccionados en la misma urdimbre.

Un diálogo similar, pero más directo entre praxis y reflexión, encontramos en Retablo vivo. Cuaderno de apuntes de un titiritero, de Rubén Darío Salazar, donde el líder de Teatro de Las Estaciones, al detenerse en hitos de la trayectoria de su compañía, entremezcla referencias universales, maestros locales, itinerario de la escena de animación en la isla, desafíos técnicos y artísticos ante cada proyecto… atravesados por la pasión y la sabiduría que lo caracterizan. Ilustrado con una buena cantidad de fotos, en la Colección Cuadernos Tablas que permite este tipo de despliegue visual, aquí a cargo de la diseñadora Annelis Noriega, este título será de referencia para los cultivadores de la especialidad.

Cuatro libros, y más, así como la revista Tablas que ya circula en redes con su Anuario 2020, pueden leerse como puntos cardinales de una renovada continuidad en la brújula de Tablas-Alarcos.

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