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Escena de Hierro. Foto: Almaguer, Sonia

Por los 125 años de la muerte de José Martí, me es insoslayable abordar Hierro, obra que lo tiene como motivo de creación, bajo la firma de Carlos Celdrán como autor del texto y director del espectáculo con Argos Teatro. Estrenada en noviembre pasado, rindió larga temporada hasta marzo y planificaba presentarse en estos meses en otras salas, hasta que la epidemia lo impidió.

En realidad, dicho aniversario es solo una magnífica oportunidad de traerla a colación, pues Celdrán no necesitó pretextos para afrontar el desafío. Frente al escenario, uno siente que Hierro nace del magma ardiente acumulado en un artista, de alta dimensión intelectual, ante la figura epónima de Martí.

Pero, precisamente, al concentrar su luz sobre la estatura cotidiana del héroe, y obviar una óptica sacra de su comportamiento, el autor halla su punctum, esa zona encubierta que el teórico francés Roland Barthes exigía encontrar al observar una fotografía.

Carlos nos coloca ante esa foto enmarcada para un teatro de cámara, por supuesto en movimiento, porque se trata de una «narración» en escena. Mayúsculo desafío, al cual se suma una verosimilitud imprescindible para la creencia del receptor. Unas luces filtradas, firmadas por Manolo Garriga, junto a un finísimo tallado del universo objetual y escenográfico, de Omar Batista, exponen la convención teatral de un golpe. Del mismo modo que el vestuario de Vladimir Cuenca y la música de Denis Peralta.

Como un voyeur, o un mirón, se asoma cada espectador al plano íntimo de una historia que, lejos de cualquier hagiografía, entrelaza solamente el Nueva York de la casa del matrimonio Mantilla en 1885 y 1891 con el intento de asesinato sufrido por Martí, en Tampa, en 1892.

Basta esa urdimbre para observar al hombre tironeado entre su frenético ritmo de trabajo a favor de la independencia de Cuba y las absolutamente legítimas exigencias de su

esposa Carmen Zayas-Bazán, en los escasos periodos en que ella lo acompaña en su exilio, al clamar por atención para sí y para el hijo de ambos, así como un bienestar mínimo, junto a sus más serios reproches por la relación de Martí con Carmen Mantilla. En ese sentido, la pieza reivindica la incomprendida figura de Zayas-Bazán en la tragedia que vivió en todas partes, a pesar de sus difíciles decisiones.

Y basta también para vivir al Martí de un matrimonio fracasado, de un hijo lejos, de una estrecha sobrevivencia en un medio hostil, de un enfrentamiento continuo ante adversarios externos e internos, de habladurías y chismes que lo lastiman, de un cuerpo enfermo desde las viejas laceraciones del presidio, de una inagotable e intensa nostalgia de la Isla, de la Patria por hacer.

Celdrán labra con el conjunto de actores una expresión delicadísima entre la imagen de una época y la palpitante actualidad. Tuvo a Caleb para corporeizar a Martí, capaz de padecer y transmitir el sufrimiento hondo y el dolor. A Maridelmis Marín para la esposa contrariada entre el amor juvenil y una dura deriva de experiencias. A Rachel Pastor para la Carmen Mantilla que venera, cura y acoge. A Víctor Garcés para acentuar esa soez marca presente de Valentín, el joven capaz de un intento de asesinato pagado, con quien el Apóstol dialoga hasta dejarlo en el umbral para su causa. A José Luis Hidalgo, como Manuel Mantilla y el Patriota, y a Waldo Franco, como el Doctor, en sus múltiples y eficaces desempeños.

Hierro es continuidad de la infinita reverberación de José Martí en el arte cubano. Asistimos en el espectáculo al martirologio de este ser excepcional, cuyo fino espíritu, ahora más vívido y cercano gracias al teatro, crece ante nuestros ojos, así como se comprenden mejor su entrega y sus ideas, mientras estas saltan al presente.

Hierro es un núcleo poderoso, una piedra volcánica de donde Carlos Celdrán extrae a Martí y lo revive. Es Martí adentro, siempre palabra de Cuba. Otro modo de invocarla en su voz, de hacerla aparecer, de renovarla ante nosotros. 

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yanet dijo:

1

21 de mayo de 2020

14:04:34


Exelente obra , muchas felicidades al director y los actores de esta