
Cargue con su maletín para la Feria, llegue a La Cabaña, diríjase a la Gran Librería y dispóngase a comprar libros. No se distraiga. Nada hay más importante en esta feria que un libro. Nada más liberador que la lectura. Escoja un género épico, lírico o dramático; o un tema policíaco, culinario, histórico… (el que guste) y no pierda el rumbo hasta que no lo encuentre.
No se inquiete. Si no aparece en la librería, registre en los pabellones. Justifiquemos el refrán: «el que busca, halla». Algo interesante siempre va a encontrar en ese amasijo de volúmenes, hojas previamente encuadernadas, celosamente editadas, largamente pensadas, próvidamente escritas. Cuando tenga el libro en sus manos, tómese su tiempo. Repase la carátula con la vista, lea la reseña de la contraportada, hojee rápidamente las páginas. Si crea empatía, ese es el libro que está buscando. Repita la búsqueda todas las veces que considere necesario y que su presupuesto le permita.
Cargue con su maletín lleno de libros y encuentre una sombra para descansar. Relájese. Revise su compra. Sienta el olor de la tinta fresca, la aspereza de la hoja nueva, la dureza del lomo. Comience a leer poco a poco, como si no pudiera evitarlo. Las páginas comenzarán a correr de derecha a izquierda. No se detenga, siga adelante. Prepárese.
Después de leer, nada vuelve a ser igual.









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roberto medina dijo:
1
11 de febrero de 2017
13:38:02
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