Nunca antes, en más de 40 años de asedio, el
imperio más poderoso que haya conocido la humanidad ha hecho más
por tratar de borrar de la faz de la Tierra a la Revolución cubana.
Desde el mismo triunfo del Primero de Enero de 1959 lo ha probado
todo: agresión militar, financiamiento a grupos armados,
subversión, penetración con agentes de inteligencia, agresión
económica y financiera, sustento de grupúsculos (entiéndase
asalariados) para fabricar artificialmente una oposición política,
guerra biológica y hasta la eliminación física de su máximo
inspirador, el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Hoy ponen en marcha una calumniosa y bochornosa guerra
mediática, valiéndose para sostenerla de sus acostumbradas
mentiras y ácido rencor hacia todo el pueblo cubano y en la cual no
ha faltado —sin la más mínima discreción— la injerencia en
los asuntos internos del país.
Por supuesto, esas pérfidas patrañas se han ido incrementando
en la medida que crece el prestigio de Cuba, de su Revolución y su
pueblo, pues ello va creando en la cumbre imperial más y más
frustraciones.
Fruto de la desesperación, convertida ya en histeria ante la
invicta Revolución, es el desvergonzado y fascista bando de medidas
del pasado 6
de mayo del 2004, el cual, según el propio George W. Bush,
tiene el objetivo de "acelerar el día en que Cuba sea un país
libre".
Poco antes, en marzo, la moral de la Revolución se multiplicó
ante la pírrica victoria del imperio en la Comisión
de Derechos Humanos, cuando por apenas un voto ese organismo
emitió la más falsa, pálida e incongruente, de sus condenas. El
resultado,
22 a favor, 21 en contra y 10 abstenciones,
promovió más felicitaciones a la delegación caribeña que
pesares.
En octubre, exactamente el día 28, el mundo suscribió por
duodécima ocasión consecutiva una condena al cruel y genocida
bloqueo económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba
al censurarlo 179 naciones, mientras solo cuatro lo aprobaron y una
se abstuvo.
Son esos elementos, por solo citar tres en este año 2004, los
que hacen hervir la madriguera imperial y a su acolita mafia
miamense y frente a la cual retumban las palabras de nuestro
Comandante en Jefe el pasado 5 de octubre en su discurso de clausura
del VIII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, cuando
recordó una cita de Camilo Cienfuegos: "De rodillas nos
pondremos una vez y una vez inclinaremos nuestra frente, y será el
día que lleguemos a la tierra que guarda 20 mil cubanos para
decirles: '¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no
cayó en vano!'"
A esa Revolución, con una capacidad de resistir jamás vista en
la historia, la más culta, justa y digna de cuantas se hayan
conocido y fiel a su historia, es a la que el imperio pretende
aislar groseramente. Pero solo ha
logrado que se haya generado en todo el mundo más solidaridad y
apoyo a la alternativa que representa para el mundo su ejemplo.
Una muestra de que Cuba no está sola es lo que ofrece este
Especial, en el cual se recogen muchas de las importantes visitas
que recibió el pueblo cubano, entre las que se destacan las de
varios Jefes de Estado o Gobierno, cancilleres, ministros,
académicos, grupos de solidaridad, movimientos estudiantiles, de
diferentes iglesias, entre otros.