ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

El terrorista número 1 de Miami

NICANOR LEÓN COTAYO

Desde hace unos 15 años reside tranquilamente en Miami, sin dejar de rendir culto a la violencia, el connotado terrorista de origen cubano Orlando Bosch Ávila.

Con un largo historial de fechorías, junto a Luis Posada Carriles dirigió el plan que el 6 de octubre de 1976 culminó con la voladura en pleno vuelo de un avión civil cubano donde murieron 73 personas.

A raíz de esos acontecimientos, la revista norteamericana New Times publicó un extenso reportaje sobre las actividades llevadas a cabo por Bosch desde que llegó a Estados Unidos.

Según la publicación fue reclutado por la CIA en 1960 y más tarde los hombres que comandaba se atribuyeron la ejecución de 11 atentados dinamiteros en suelo cubano, al tiempo que era detenido y liberado seis veces por violación de leyes norteamericanas.

El periódico The New York Times dijo el 24 de octubre de 1976 que la cadena de sabotajes ocurrida desde 1974 en siete países del continente estuvo relacionada con los grupos entrenados por la CIA, y mencionó entre sus más connotados autores a Bosch.

En 1970 el referido terrorista atacó un buque mercante polaco que estaba anclado en el puerto de Miami, hecho por el que una corte de Atlanta lo condenó a diez años de cárcel, pero a los cuatro años fue liberado "bajo palabra".

Un poco después, en 1974, el FBI lo señaló como responsable por la muerte a balazos de José Elias de la Torriente, cuando tenía lugar una de las reyertas entre facciones ultraderechistas de origen cubano en la Florida. Citado judicialmente a responder por el crimen, que realizó cuando estaba sometido a libertad condicional, huyó al exterior y se convirtió en prófugo de la justicia norteamericana.

Su refugio de entonces fue identificado por un despacho cablegráfico de AP, firmado el 21 de octubre de 1976 por William R. Long, donde se reveló que el terrorista llegó a Chile el 3 de diciembre de 1974, bajo la protección de Augusto Pinochet, con el nombre de Pedro A. Peña.

Al servicio de Pinochet, como dio a conocer en octubre de 1976 el periódico venezolano El Mundo, Bosch se reunió con los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampol tres días antes de que estos colocaran la bomba que asesinó en Washington al ex canciller chileno Orlando Letelier y a su secretaria, la ciudadana norteamericana Ronnie Moffit.

A fines de noviembre de 1976, la revista U.S News and World Report informó que en junio de ese año Bosch sostuvo un encuentro con otros terroristas de origen cubano en República Dominicana para crear una organización de extrema derecha.

Luego se revelaría que la CIA auspició el hecho y que bautizaron a esa pandilla con el nombre de Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU).

World Report añadió que, a partir de entonces, una nueva ola de violencia se extendió por el Caribe y fuera de este, así como que "el acto más grave de terrorismo sucedió el 6 de octubre, cuando un avión DC-8 de Cubana de Aviación explotó en pleno vuelo causando la muerte de 73 personas".

A mediados de 1987, y no obstante la demostrada participación de Bosch en esa descomunal atrocidad, un juez venezolano y un tribunal de igual nacionalidad, le declararon inocente de culpa respecto al crimen.

El terrorista llegó a Miami en febrero de 1988, oportunidad en la que fue detenido e internado en el Centro Correccional Metropolitano, porque se trataba de un prófugo de la justicia estadounidense pero ya en julio de 1990 salió de nuevo en libertad, suavemente condicionada.

Tres días más tarde, el periódico The New York Times afirmó en un editorial que, "en nombre de la lucha contra el terrorismo, Estados Unidos mandó a las Fuerzas Aéreas a bombardear Libia y al Ejército invadir Panamá. Ahora la Administración Bush mima a uno de los más notorios terroristas del hemisferio".

En otra de sus partes, el editorial del Times señaló que la Secretaría de Justicia lo liberó no por exigencias legales sino por una "visible presión política, malgastando la credibilidad estadounidense en materia de lucha contra el terrorismo".

Uno de los mejores testimonios sobre los tenebrosos antecedentes delictivos de este conspicuo malhechor fue brindado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.

La UPI dijo el 4 de agosto de 1989, en un despacho cablegráfico fechado en Miami, que en una comunicación entregada por ese organismo a los abogados defensores de Bosch se manifiesta que este organizó varios ataques aéreos contra suelo cubano en la década de 1960 y que, en una de esas agresiones, perecieron un hombre y tres niños.

Estos cargos se encuentran entre las 1 700 páginas de documentos facilitados por la CIA a los juristas que participaron en el proceso que amenazó con deportar a su defendido bajo la acusación de representar una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos.

UPI también señaló entonces que esos datos incluían las acusaciones del Gobierno cubano respecto a que Bosch estaba mezclado en más de 90 hechos de colocación de bombas, secuestros y asesinatos efectuados entre 1968 y 1980.

Cuando en junio de 1989 el Departamento de Justicia de Estados Unidos determinó sacar al encartado del territorio nacional, el asistente del Fiscal General, Joseph Whitley, expresó al redactar la orden de deportación:

"Orlando Bosch se ha mostrado durante más de 30 años decidido e indeclinable", en su apoyo "a la acción terrorista", por lo que "podría ser perjudicial para el interés público de los Estados Unidos proporcionar un sitio seguro a Bosch. Debemos considerar al terrorismo un mal universal, aunque esté dirigido contra aquéllos por los cuales no tenemos simpatía política alguna".

A partir de entonces, Washington inició afanosas gestiones para trasladar a este gangster hacia otro lugar. Sin embargo, 31 países del mundo se negaron a recibir a quien el FBI describió como "el terrorista número uno" de Miami.

Conocido el anuncio sobre su posible deportación, portavoces de la extrema derecha de origen cubano radicada en la Florida, así como un senador norteamericano, Connie Mack, protestaron airadamente contra la medida y se solidarizaron con el terrorista.

La gritería mayor correspondió a Ileana Ross-Lehtinen, abanderada de la liberación de Bosch, al extremo de llevarla al programa que agitó como candidata a ocupar un escaño en la Cámara de Representantes de ese país.

A mediados de julio de 1990, el periódico The New York Times recordó en un editorial que entre los más entusiastas defensores de la liberación de Bosch estuvo además el hoy Gobernador de la Florida, Jeb Bush.

Finalmente, la titulada Fundación Nacional Cubano Americana, y en especial su jefe Jorge Mas Canosa, movilizaron sus lazos con las esferas oficiales de aquellos tiempos y lograron detener la amenaza de expulsión y sacarlo de nuevo a la calle.

El 17 de julio de 1990, la Administración de George Bush (padre) determinó exonerar de la cárcel, salvarlo de una posible expulsión del país y brindarle desde entonces cómoda residencia en Miami, al terrorista Orlando Bosch Ávila.

   

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