Según lo describe en 1996 el diario Dallas Morning News:
"Castillo, un condecorado veterano de Viet Nam, era un oficial de la
DEA clasificado como un `dedicado y capaz agente', quien además
tenía dos informantes con acceso total a la Base de Ilopango y a
toda su documentación".
En 1986, el senador John Kerry creó un subcomité senatorial para
investigar el ilegal escándalo Irán-contra y sus ramificaciones,
donde el ex agente de la DEA, Celerino Castillo III, testificó:
"A principios de 1986 yo recibí una solicitud vía cable de la DEA
desde Costa Rica donde el Agente Especial Sandy Gonzáles me pedía
que investigara los hangares 4 y 5 de la Base de Ilopango, pues la
oficina de la DEA en Costa Rica había recibido información de
inteligencia confiable de que los Contras estaban llevando cocaína a
esos hangares. Ambos hangares estaban controlados y operados por la
CIA y la Agencia Nacional de Seguridad y sus responsables eran el
Tte. Coronel Oliver North y el agente de la CIA Félix Rodríguez,
también conocido por Max Gómez..."
Castillo III dijo que desde enero de 1986 inició un minucioso
trabajo, consistente en: "documentar los vuelos con cocaína,
enumerando los números, las fechas y los planes de vuelo, además de
recopilar los nombres de los pilotos".
Y agregó el ex agente de la Agencia Antidrogas: "yo descubrí
que muchos de los pilotos que volaban para los Contras estaban en
las listas de sospechosos de narcotráfico de la DEA".
Una confirmación de lo anterior se produjo en 1989 en el muy
respetado espacio investigativo de la cadena de televisión
norteamericana CBS 60 Minutes. Allí ante las cámaras, accedió a
declarar el piloto norteamericano Mike Tolliver, quien afirmó:
"Después de haber estado durante años traficando drogas, fui
reclutado para la operación de abastecimiento a los Contras por un
tal Mr. Hernández, a quien identifiqué más tarde como Félix
Rodríguez, quien radicaba en la Base Aérea de Ilopango en El
Salvador. Yo piloteé un DC-6 cargado de armas y municiones para
Félix Rodríguez en marzo de 1986 desde el aeropuerto de Miami hasta
Aguacate, la Base Aérea controlada por Estados Unidos en Honduras,
las armas fueron descargadas por Contras y a mí me pagó 70 000
dólares Félix Rodríguez.
"Tres días después se me ordenó despegar el avión que había sido
cargado con 25 000 libras de marihuana con destino hacia la Base
Aérea de Homestead, cerca de Miami, donde aterricé y dejé el avión
con el cargamento de drogas, tomando un taxi en el que salí de la
base."
Otra confirmación se conoce en diciembre de 1985, cuando el
reportero de la CNN, Brian Barger, revela una historia en dicha
cadena donde afirma, de acuerdo a sus fuentes, que los Contras están
involucrados en el narcotráfico.
El 20 de enero de 1987, Joel Brinkley en un trabajo especial para
The New York Times titulado Tripulaciones de las armas de los
Contras dicen que contrabandean drogas, afirmó: "Investigadores
antidrogas federales revelaron evidencias el otoño pasado de que las
tripulaciones americanas que de manera encubierta transportan armas
para los rebeldes nicaragüenses estaban contrabandeando cocaína y
otras drogas en sus viajes de retorno a los EE.UU., funcionarios de
la Administración dijeron hoy que cuando los miembros de las
tripulaciones basados en El Salvador, conocieron que agentes de la
DEA estaban investigando sus actividades, uno de ellos advirtió que
tenían protección de la Casa Blanca".
El artículo del The New York Times también citó a un funcionario
que de manera anónima declaró: "la alerta dada por uno de los
miembros de las tripulaciones, la cual ocurrió después que la DEA
registró su casa en San Salvador buscando drogas, provocó tremendo
revuelo en Ilopango".
Pero hay otros hechos que involucran al agente de la CIA Félix
Rodríguez, quien era uno de los jefes de la operación en el terreno,
además de ser quien había coordinado la fuga de Posada y su
incorporación a la secreta operación. Rodríguez, durante todo este
tiempo y, como ya se sabe, "hablaba casi a diario" con la
oficina del entonces vicepresidente Bush, desde la Base Aérea de
Ilopango.
En noviembre de 1984, el FBI arrestó al socio de negocios de
Félix Rodríguez, Gerardo Latchinian, un conocido contrabandista
internacional de armas, quien fue sancionado por contrabando de 10,3
millones de dólares en cocaína, cuyas ganancias iban destinadas a
financiar un plan para asesinar al entonces presidente de Honduras,
Roberto Suazo Córdova. Durante el proceso, Latchinian declaró que
estaba conectado con la CIA.
Pero uno de los momentos más reveladores en este sentido ocurrió
en las audiencias del subcomité senatorial creado por el senador
Kerry, para investigar sobre la conexión entre el narcotráfico y la
red de abastecimiento ilegal a los Contras. Allí se produjo el
testimonio de Ramón Milián Rodríguez, quien había sido uno de los
principales contadores del cartel de Medellín y fue sancionado por
lavado de cerca de 1 500 millones de dólares.
En el Congreso de EE.UU., Milián afirmó: "En enero de 1985,
sostuve una reunión con Félix Rodríguez mientras estaba en libertad
bajo fianza durante el proceso por delitos de drogas, antes de esta
reunión de 1985 yo había accedido a una petición de Félix Rodríguez
y le había canalizado 10 millones de dólares en efectivo,
provenientes del tráfico de cocaína para los Contras, con la
esperanza de que la contribución provocara buena voluntad por parte
de las autoridades norteamericanas".
Aunque al parecer hubo algo extra en esta transacción. En una
investigación publicada en el año 2004, la publicación Miami New
Times señaló: "Milián dudaba que Rodríguez, de corazón, tuviera
los mismos intereses del gobierno de los EE.UU. y que nunca se
hubiera embolsillado nada de las ganancias".
Según dice esta misma revista: "Félix Rodríguez admite que
esta reunión tuvo lugar, pero insiste en que solo se trataba de una
oferta del lavador de dinero para ayudar a `prepararle una trampa'
al gobierno de Nicaragua mediante una operación de cocaína".
Qué bien, así que la declaración de inocencia de Félix Rodríguez
con relación al narcotráfico es que solo lo usaba para preparar
falsas evidencias y trampas a un gobierno extranjero (el sandinista
en Nicaragua), pero no niega que estaban en contacto y comunicación
con el Cartel de Medellín.
En 1988, Milián falla en la prueba del detector de mentiras y el
senador Kerry tiene que dar marcha atrás. Pero los hechos,
testarudos, volvieron a aparecer. En 1991, el cofundador del Cartel
de Medellín, Carlos Lehder, mientras era testigo del gobierno de los
EE.UU. en un proceso judicial, admitió que "su organización le
había dado 10 millones de dólares a los Contras".
Al respecto el Miami New Times opinó: "Lehder, entonces un
testigo federal trabajando con los fiscales norteamericanos, no
tenía ningún motivo conocido para mentir".
Y el condecorado ex agente de la DEA, Celerino Castillo III,
tanto en su testimonio como en el libro que escribió bajo el título
Powderburns, agrega que: "En 1991, antes de salir de la
DEA, me reuní con el agente del FBI, Mike Foster, investigador de la
Oficina del Fiscal Independiente sobre el Irán-contra y allí yo le
di a él toda la información detallada del involucramiento de los
Contras en las drogas. Esta es la lista de los expedientes de caso
de la DEA y los nombres de los individuos que pueden ayudar a probar
mis alegaciones:
Félix Vargas (CIA, El Salvador)
Coronel James Steele (jefe del grupo militar, El Salvador)
Félix Rodríguez (CIA, en Ilopango)
Manuel Brand, cubano americano retirado (CIA, Guatemala)
(NR: por razón de espacio mencionamos solo unos pocos nombres de
esta lista)
Y reveló Castillo III: "el jefe de la fuerza de tarea de la
CIA sobre Centroamérica testificó que con respecto al tráfico de
drogas por las Fuerzas de la Resistencia, no son algunas personas...
son muchas personas".
Pero este rompecabezas no se completaría hasta casi una década
después, cuando en 1996, el multipremiado periodista Gary Webb
publicó en el diario californiano San José Mercury News su famosa
serie "La Oscura Alianza", en la que de forma documentada y usando
informes de la CIA desclasificados, cintas de audio y video de la
vigilancia secreta de la DEA y testimonios en Cortes Federales y en
sesiones congresionales, se reveló que:
"Por casi una década una red de drogas del área de la bahía de
San Francisco vendió toneladas de cocaína a las pandillas callejeras
de Los Ángeles y canalizó millones de las ganancias de las drogas a
los Contras nicaragüenses respaldados por la CIA."
"Rick `freeway' Ross, ex jefe de una de las redes de distribución
de cocaína más grande de todos los EE.UU. que comprendía California,
Louisiana, Texas, Ohio, Missouri e Indiana, detenido y sancionado,
aceptó cooperar a cambio de la reducción de su sentencia, confesando
que le compró varias toneladas de cocaína a Oscar Danilo Blandón."
Blandón, nicaragüense de familia somocista, miembro de la Contra
y fundador del FDN en California, al parecer se dedicaba a la lucha
contra los sandinistas; sin embargo, en los documentos policiales
del Condado de Los Ángeles sobre su detención, se lee: "Blandón
está a cargo de una sofisticada organización de contrabando y
distribución de cocaína que opera en el sur de California".
Lo que no sabía Rick Ross era que Blandón fue al mismo tiempo un
informante de la DEA; de ahí que en el juicio declarase: "solo en
1981, vendí a la red de Los Ángeles, una tonelada de cocaína, que al
precio vigente, significaba ganancias de 54 millones de dólares".
Pero, ¿era Blandón un simple traficante de drogas?
Parece que no. Primero, en el juicio en su contra en una Corte
Federal en San Diego, Blandón declaró: "el hombre de la CIA en
Honduras nos explicó `que el fin justificaba los medios' y por eso
empezamos a recaudar dinero para la Contra de esa manera".
Inmediatamente, los fiscales federales obtuvieron una orden de la
Corte que impedía que los abogados de la defensa de Blandón
preguntaran en el juicio sobre sus vínculos con la CIA. "No
habría ningún beneficio adicional para el acusado si se inquiriese
sobre la CIA", se lee textualmente en la decisión de la Corte.
Blandón reveló que su jefe en la operación de la venta de cocaína
era Juan Norwin Meneses Cantarero, un nicaragüense cercano a la
familia Somoza y su Guardia Nacional que en esos momentos era asesor
de la jefatura de la Contra y que como bien señala Gary Webb en su
serie, aparecía en las computadoras de la DEA como "un importante
contrabandista internacional de drogas y que estaba implicado en 45
diferentes investigaciones federales".
Pero el testimonio más revelador sobre las conexiones de Meneses
vino de su íntimo colaborador y ayudante, Enrique Miranda, quien
había sido su emisario ante el cartel de la droga de Colombia y que
bajo juramento, ante un tribunal que lo juzgaba en 1992, expresó:
"Él (Norwin Meneses) y su hermano Luis Enrique financiaron la
revolución Contra con los beneficios de la cocaína que vendieron,
ellos se reunieron con oficiales de la Fuerza Aérea Salvadoreña,
quienes volaban aviones hasta Colombia y de ahí salían hacia los
Estados Unidos, a una Base de la Fuerza Aérea en Texas".
Y Gary Webb en su serie de 1996 La Alianza Oscura, revela más:
"Marcos Aguado fue uno de los pilotos de la Contra, además fue jefe
de la ayudantía del subjefe de la Fuerza Aérea Salvadoreña y esposo
de la hija de Edén Pastora.
"El ayudante de Meneses, Enrique Miranda, testificó que Aguado
usó aviones de la Fuerza Aérea Salvadoreña para bombardear almacenes
del cartel de Medellín actuando para su rival el cartel de Cali.
"Aguado fue identificado en un testimonio congresional de 1987
como un agente de la CIA que ayudó a los Contras a obtener armas,
aviones y dinero de un importante traficante de drogas colombiano
llamado George Morales. Aguado admitió su rol en este acuerdo en una
declaración grabada ante el subcomité senatorial ese añoÁ Por su
parte, Robert Owen, el correo de Oliver North, testificó que él
conocía a Aguado como un piloto Contra y dijo que había preocupación
sobre su involucramiento con el tráfico de drogas."
Creo que en ese momento solo faltó conocer un pequeño detalle y
lo señaló después Gary Webb en su famosa investigación: "Mientras
volaba para los Contras, Aguado estuvo estacionado en la Base Aérea
de Ilopango cerca de la capital de El Salvador, San Salvador".
El propio Blandón testificó: "Fuese lo que fuese, lo que
estábamos haciendo en Los Ángeles, las ganancias iban para la
revolución Contra".
Y Gary Webb concluyó: "El efectivo que Rick Ross pagaba por la
cocaína, según muestran los documentos de la Corte, fue usado para
comprar armas y equipos con destino al ejército guerrillero llamado
Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN) comúnmente conocido como los
Contras".
Todo lo anterior se confirma al conocer los documentos del
Sheriff del Condado de Los Ángeles donde se legaliza la detención de
Oscar Danilo Blandón. En ellos se puede leer textualmente, al
exponer el resultado de las investigaciones desarrolladas que
culminaron con el arresto de este: "El dinero obtenido por las
ventas de cocaína era transportado a la Florida y lavado a través de
Orlando Murillo, quien es un alto funcionario de una cadena de
bancos en la Florida llamada Government Securities Corporation.
Desde este banco el dinero era filtrado a los rebeldes Contras para
comprar armas en la guerra en Nicaragua".
Gary Webb descubrió que este Orlando Murillo era pariente de la
esposa de Blandón y que su cargo era el de vicepresidente de esta
cadena de bancos que tenía su sede en Coral Gables, Miami. La cadena
quebró en 1987 rodeada de acusaciones de fraude.
El escándalo que provocaron estas revelaciones en 1996 fue
significativo, pues los barrios negros de Los Ángeles habían sido
devastados por una ola delictiva como consecuencia del incremento
acelerado del consumo de cocaína que dejó cientos de muertos,
heridos y delitos de todo tipo. La congresista por el distrito de
Watts, al cual pertenecen esos barrios, Maxine Waters, exigió y
logró una investigación de la CIA para aclarar si era cierto que
agentes de la Agencia habían vendido drogas a los barrios negros en
Los Ángeles para financiar la guerra contra los sandinistas.
Ya antes, en 1988, se había realizado una investigación, apenas
divulgada, de la CIA. El entonces subdirector de la Agencia, Robert
Gates, tras tres días de investigaciones, informó que "todas las
alegaciones de que la CIA, condonó o participó en tráfico de
narcóticos, son absolutamente falsas".
La nueva investigación se realizó muy discretamente y sus
resultados los informó el Inspector General de la CIA, Hitz, ante el
Comité de Inteligencia del Senado. El investigador Robert Parry en
su libro Historia perdida, Contras, Cocaína, la Prensa y
el Proyecto Verdad, resume así lo que comunicó el Inspector
General de la Agencia: "no solamente muchos de los alegatos de
Webb eran ciertos sino que de hecho había subestimado la seriedad de
los crímenes de la Contra y la droga, así como el conocimiento de la
CIA. Hitz reconoció que los contrabandistas de cocaína jugaron un
temprano y significativo rol en el movimiento Contra en Nicaragua y
que la CIA intervino para bloquear una investigación federal que
amenazaba su imagen en 1984 sobre una red de drogas con sede en San
Francisco de la que se sospechaban sus vínculos con los Contras".
Luego de este informe, más la presión de la congresista de
California Maxine Waters, el Comité de Inteligencia de la Cámara de
Representantes se vio obligado a iniciar un debate sobre el tema. Su
presidente convocó una audiencia que duró una hora y ante el
estupor de todos dictaminó que "las alegaciones carecen de
fundamento". Hay un hecho interesante, ese presidente del Comité
era el representante por la Florida, Porter Goss, ex oficial de la
estación de la CIA contra Cuba y quien años más tarde sería Director
de la Agencia por designación de Bush hijo.
Pero, volviendo a la pregunta inicial, ¿se produjo una gigantesca
operación de narcotráfico como parte de la ilegal operación de
abastecimiento a la Contra?
Los hechos responden que sí.
¿La conocía el entonces Vicepresidente?
Si el centro de la operación estaba en la Base Aérea de Ilopango,
si allí estaban Félix Rodríguez y Posada Carriles, si Rodríguez
hablaba casi a diario con la oficina del Vicepresidente, si se
reunió en varias ocasiones con Bush en su oficina para discutir
sobre la operación, sería casi humanamente imposible que no se
hablara o conociera de estos gravísimos hechos.
Si vimos cómo hasta el correo personal de Oliver North declaró
que se sabía del narcotráfico y les preocupaba, entonces:
¿Conocieron de este narcotráfico y se hicieron de la vista gorda,
lo cual es un grave delito federal, o fue planificado y orientado
desde la jefatura de esta ilegal operación?
En cualquiera de los casos se cometieron delitos muy graves y en
los dos casos Félix Rodríguez, y por transición Posada Carriles,
saben lo que ocurrió en realidad.
El condecorado ex agente de la DEA, Celerino Castillo III,
recuerda que: "en 1986 me encontré al entonces vicepresidente
Bush en una recepción que ofrecía el embajador norteamericano en
Guatemala; yo le dije que algo raro estaba pasando en Ilopango, solo
se sonrió y se marchó".
Tanto Bush padre como Félix Rodríguez han declarado que nada de
esto ocurrió y mucho menos que ellos lo conocían.
En una entrevista del año 2004 el ex agente de la DEA, Celerino
Castillo III, realizó la siguiente valoración: "la única razón
por la que Félix Rodríguez no fue arrestado es porque él sabía dónde
estaban enterrados todos los cadáveres de la operación Irán-contras.
Él siempre ha sido un terrorista así como Osama Bin Laden y todos
los terroristas que nosotros hicimos en el pasado".
El subcomité senatorial que presidió John Kerry y que investigó
estos hechos concluyó, según refleja el Miami New Times, que: "el
tráfico fue galopante en los esfuerzos de los rebeldes".
La misma publicación, el Miami New Times, opinó en una
investigación divulgada en el año 2004: "la historia claramente
favorece el lado de Kerry (se refiere a las conclusiones de la
investigación de su subcomité) y él posiblemente esté en lo cierto
con relación a los 10 millones en dinero del Cartel".
En las elecciones de 1988, George Bush padre fue electo
presidente de los Estados Unidos. Estos hechos no fueron tema de la
campaña.
Félix Rodríguez y Luis Posada Carriles nunca fueron ni encausados
ni siquiera molestados legalmente por estos hechos.
El condecorado agente de la DEA, Celerino Castillo III, fue
despedido de esa Agencia.
El periodista Gary Webb fue despedido del San José Mercury News y
años después apareció muerto con dos balazos en la cara, en su casa.
El dictamen oficial fue suicidio, más de 7 publicaciones escritas o
digitales han preguntado sobre si fue suicidio o asesinato.
Y termino preguntándome: ¿Serán estos hechos parte de los
secretos que poseen los Posada, los Rodríguez y que les garantizan
su impunidad y más que impunidad su complicidad con el actual
inquilino de la Casa Blanca?
Si este escándalo se hubiera destapado, habría producido en la
cúpula del imperio los efectos que se dice provocaría la Caja de
Pandora en caso de abrirse.
Aquí he tratado de presentar los hechos. Ahora, amigo, saque
usted sus propias conclusiones.
5 de junio de 2006