(24 de junio de
2004)

¿Ola de calor en Cuba?
ORFILIO PELÁEZ
Desde
finales de mayo el calor sofocante marca la pauta del tiempo en
Cuba. Y es que a los diez nuevos récords de temperatura máxima
establecidos en igual cantidad de estaciones meteorológicas en el
quinto mes del año, se suman también los altos valores de junio.
Así, el día 2 del mes
en curso el récord nacional absoluto de calor (38,8 grados) estuvo
a punto de igualarse en Jucarito, Granma, cuando el termómetro
marcó allí una máxima de 38,6, mientras en otras localidades del
país abundaron los reportes cercanos o por encima de 37.
Hace apenas tres días,
en horas de la tarde del lunes 21, la estación meteorológica de
Casablanca, ubicada en el capitalino municipio de Regla, registró
un nuevo récord absoluto al marcar el termómetro 36,2°C, que
rompió la primacía anterior de 35,8, establecida el 2 de mayo de
1923.
¿Puede decirse entonces
que estamos bajo los efectos de una ola de calor en Cuba?
Según la opinión
autorizada del doctor Ramón Pérez, especialista del Centro del
Clima del Instituto de Meteorología, en nuestro país no puede
hablarse de ola de calor, porque ese fenómeno se refiere a
situaciones atmosféricas muy particulares que ocurren en latitudes
medias y zonas continentales, donde las temperaturas alcanzan
valores extremos por encima de los 40°C, lo que unido a la baja
humedad reinante, provocan la muerte de personas por deshidratación
y otras causas.
El caso más reciente
ocurrió el pasado verano en España, Portugal y Francia, por citar
solo algunos países, donde miles de personas, sobre todo ancianos,
fallecieron como consecuencia de las elevadísimas temperaturas.
Nuestro país, explica
el doctor Pérez, está rodeado de agua y la brisa marina siempre
será un factor atenuante para que no se registren condiciones de
calor tan intensas, a lo cual habría que añadir el refrescamiento
de la atmósfera por las típicas tormentas eléctricas del verano.
Precisamente, apuntó el
científico, la persistencia de días tan cálidos con valores de
temperatura máxima superiores a los 36 grados en varias localidades
durante la última decena de mayo y gran parte de junio, se debe,
sobre todo, a la ausencia de las habituales precipitaciones de esta
época.
Tal anomalía obedece a
la prolongada e inusual influencia sobre Cuba de sistemas de altas
presiones bien estructuradas, en particular en la troposfera baja,
factor que inhibe los procesos de lluvia.
A lo anterior se suma la
intensa radiación solar por la poca nubosidad y la debilidad de los
vientos. La combinación de todas estas condiciones favorece el
aumento notable de las temperaturas durante el día.
Los modelos de
pronósticos sugieren que habrá poca variación en el estado del
tiempo al menos durante el resto de junio. Si las lluvias siguen sin
aparecer, la canícula volverá a ser noticia.
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