Los días del Moncada
MARTA ROJAS
SANTIAGO DE CUBA, 26 de julio de 1953, Año del
Centenario de José Martí: La ciudad de Santiago se despertó con el tableteo de las
ametralladoras y un intenso tiroteo de armas de distintos calibres que obligó a salir de
sus casas a gran parte de sus habitantes a excepción de los que a esa hora -cinco y
quince de la mañana, aproximadamente- se encontraban en la calle camino de sus casas
después de una noche de carnaval.
Fue domingo de Santa Ana, la víspera se había
celebrado la fiesta por el santo patrón de la ciudad, Santiago Apóstol. Con ese motivo,
desde días anteriores, como es tradicional, habían estado arribando a la ciudad cientos
o quizás miles de personas procedentes de otras provincias, entre ellas un contingente de
165 jóvenes que venían del occidente de la Isla, quienes tenían propósitos bien
distintos de los de participar en los carnavales santiagueros; estos jóvenes
revolucionarios cuyo heroísmo trascendería a la historia, asaltaron el cuartel Moncada,
la segunda fortaleza militar en importancia del país.
Los atacantes del Moncada habían decidido reivindicar
la memoria del Apóstol José Martí en el año de su centenario.
Al frente de aquella vanguardia iban Fidel Castro y,
como segundo jefe, Abel Santamaría.
Al día siguiente del asalto al Moncada, el primer
periódico que apareció fue Prensa Universal, de Santiago de Cuba, cuyos ejemplares el
pueblo prácticamente arrancaba de las manos de sus vendedores. Algunos ejemplares, que
tenían valor de tres centavos, se vendieron a un peso y más. El principal cintillo del
periódico en primera plana decía: ASALTADO MONCADA, 48 MUERTOS Y 29 HERIDOS.
Transcurridas varias horas más, esas cifras ya no correspondían a la realidad. Luego
veremos.
En una de sus páginas interiores tenía otros títulos
donde el diario de provincia calificaba el hecho como: LOCA AVENTURA DE UN GRUPO DE
JOVENES QUE INTENTARON TOMAR LA FORTALEZA. Y ofrecía detalles como éstos: "Lograron
hacerse fuertes en los primeros momentos. Varias bajas sufre el ejército. Persecución a
los fugitivos...".
LA PREGUNTA QUE SE HACÍAN TODOS EN SANTIAGO
¿Qué es lo que pasa? Esa fue la pregunta que se
hacía todo el mundo al amanecer. Cuando la población comenzó a darse cuenta de que los
tiros provenían del cuartel Moncada, la alarma creció y fue agravándose por la falta de
noticias. El silencio o la negativa descarnada a dar noticias que mantuvieron los jefes
militares y civiles del régimen se prolongó hasta la entrada la tarde del 26. Ni las
estaciones de policía, ni el cuartel, ni el distrito naval daban una versión exacta de
lo que estaba sucediendo. Esto provocó infinidad de rumores acentuándose el de que se
trataba de una lucha entre soldados, ya que algunos vecinos del cuartel vieron que todos
los contendientes estaban vestidos de caqui amarillo.
Las primeras referencias de una acción revolucionaria
protagonizada por jóvenes de La Habana alertaron al pueblo, que de inmediato comenzó a
organizarse de forma embrionaria para prestar cualquier ayuda posible a esos jóvenes,
aún sin conocerlos.
El tiroteo, que al principio se sentía intenso e
ininterrumpido, se mantuvo luego en forma esporádica hasta pasadas las diez de la
mañana, aproximadamente, en que cesó. A partir de ese momento comenzaron a escucharse
descargas aisladas. A esa hora la población comenzó a invadir los lugares públicos,
dirigiéndose al centro de la ciudad en busca de información. Empezaron a salir algunas
patrullas y se efectuaron numerosas detenciones entre los dirigentes de los partidos
políticos de oposición. Entre los primeros detenidos en Santiago se encontraba José
Villa Romero, "Totico", que había sido jefe de la policía en esa ciudad
durante el gobierno de Carlos Prío Socarrás, a quien ahora el régimen, en su despiste
sobre la identidad de los que encabezaban el movimiento que había asaltado el Moncada,
responsabilizaba de los hechos que acababan de ocurrir.
La mayoría de los detenidos en las primeras horas y
los días sucesivos en Santiago, e incluso en La Habana, eran dirigentes de los partidos
Auténtico y Ortodoxo, así como del Socialista Popular (Comunista) y líderes
estudiantiles conocidos.
La prensa local tuvo acceso el día 26 a los centros
hospitalarios donde estaban ingresados algunos heridos por los sucesos del Moncada y hasta
se tomaron fotos, con excepción del Hospital Civil. Las clínicas privadas Los Angeles,
Sagrado Corazón, Colonia Española y Centro Gallego fueron tomadas militarmente y se
registraba e interrogaba a las personas que a ellas iban. El único centro hospitalario
que no se pudo visitar el 26 de julio fue el Hospital Civil Saturnino Lora, situado
precisamente frente al cuartel Moncada y en parte escenario del combate. La prohibición
absoluta de entrada al hospital emanó de los centros militares superiores, según se
dijo. Esta prohibición fue tan estricta que ni siquiera los familiares de los enfermos
allí recluidos pudieron entrar, ni salir de él hasta muchas horas después.
CONFERENCIA DE PRENSA
En horas de la tarde, el coronel Alberto del Río
Chaviano, que no se encontraba en el Moncada en el momento de producirse el asalto
revolucionario, ofreció una conferencia de prensa. En su informe oficial acusaba
directamente al ex presidente Carlos Prío, a "Millo" Ochoa, dirigente del
Partido Ortodoxo, y en tercer lugar al doctor Fidel Castro. A Prío lo acusaba de promotor
y financista de la acción (¡La gran mentira!) y al joven abogado Fidel Castro de jefe
del grupo que asaltó el Moncada (¡la única verdad que dijo Chaviano!). En su informe
plagado de falsedades, Chaviano que tuvo bien ganado el sobrenombre de "El
Chacal", atribuyó a los revolucionarios crímenes que sólo él y sus subalternos
-asesinos natos- cometieron.
Después de la conferencia de prensa, Chaviano mostró
lo que él llamaba "el teatro de los hechos", burdamente preparado. La prueba de
los crímenes era evidente: se veían los cadáveres de los revolucionarios macerados por
las torturas. A simple vista se comprendía que los habían vestido con uniformes nuevos,
después de haberles dado muerte; ningún uniforme tenía huellas de bala.
Aun cuando se tomaran numerosas fotos que evidenciaban
el crimen que se pretendía ocultar, se prohibió la publicación del testimonio gráfico.
Casi en su totalidad las fotos fueron requisadas e igualmente las películas.
El propio periódico Prensa Universal, en un cuadro
destacado, decía en su primera edición después de los sucesos del Moncada: "A
nuestros lectores: Con motivo de una disposición superior nos vemos imposibilitados de
ofrecer a nuestros lectores la amplia información gráfica que obra en nuestro poder,
donde recogemos interesantes aspectos de los trágicos sucesos registrados en el día de
ayer en el frustrado asalto al cuartel Moncada".
DETENIDOS Y LIBERTADOS
Cerca del mediodía, fueron llevados al cuartel Moncada
para someterlos a interrogatorios, entre otros, los profesores Raúl Gutiérrez Serrano,
Felipe Martínez Arango, la señora Alicia Jiménez y el señor Eduardo Cañas Abril.
Luego se dispuso su libertad; algunos de ellos se encontraban de tránsito en Santiago de
Cuba y ninguno tenía vinculación con los hechos.
OPERACIONES DE LIMPIEZA
Se informó que el centro de mando de los
revolucionarios se encontraba en la granjita Siboney, propiedad del comerciante José
Vázquez, quien la alquiló a unos jóvenes procedentes de La Habana para la instalación
de un negocio de pollos.
En horas de la tarde del día 26 el comandante Andrés
Pérez Chaumont, que llegó al cuartel después del combate, vestido de civil para que no
lo reconocieran, encabezó las "operaciones de limpieza" en las afueras de la
ciudad.
Por versiones de vecinos y de algunos empleados del
Hospital Civil, se supo que los militares habían detenido a un grupo de combatientes que
ocuparon el Saturnino Lora, entre ellos dos mujeres y a un médico. Sin embargo, este
punto no fue confirmado por las "autoridades", que dijeron a los periodistas que
en el Moncada "no había prisioneros". Los primeros combatientes asesinados, sin
duda, fueron los del Hospital Civil, detenidos con Abel Santamaría.
El Saturnino Lora había sido ocupado en acción
sincronizada con la toma de la posta tres, e igualmente de la Audiencia. Mientras el
propio jefe de la acción, Fidel Castro, tomaba la posta con un contingente de sus
compañeros, Abel Santamaría, segundo jefe, ocupaba el Hospital Civil -frente al Moncada-
que constituía la retaguardia. La toma del hospital evitaba que esa posición
estratégica la ocuparan elementos del regimiento y desde allí atacaran a los
combatientes que asaltaron la fortaleza. Un tercer grupo, dirigido por Raúl, tomó el
Palacio de Justicia, flanco izquierdo del Moncada.
Los vecinos del hospital Saturnino Lora vieron cuando a
media mañana la soldadesca inició la "operación limpieza" en las zonas
colindantes del Moncada y sacaron del Hospital Civil al masivo grupo de prisioneros. Eran
veintiún combatientes, incluyendo al médico, doctor Mario Muñoz Monroy, y las dos
mujeres, Melba Hernández y Haydée Santamaría. De ese grupo de detenidos sólo salvaron
la vida las dos mujeres.
II.
Las fuerzas del ejército, la marina y la policía, que
mientras se desarrollaba el combate permanecieron en sus respectivas guarniciones,
salieron después de las once de la mañana y se originaron algunos incidentes y tiroteos
en la ciudad. Todos los establecimientos comerciales que acostumbraban a abrir los
domingos cerraron sus puertas el 26 de julio.
Los ómnibus de servicio urbano que comenzaron a
circular en forma regular suspendieron sus actividades al mediodía, y todos los
vehículos que entraban o salían de la ciudad eran minuciosamente registrados en la
carretera por miembros del Servicio de Inteligencia Militar y fuerzas de la Guardia Rural.
AVIONES MILITARES
A la una de la tarde llegaron a la ciudad por el
aeropuerto de San Pedrito, procedentes de La Habana, tres aviones militares al mando del
coronel Tabernilla, hijo del jefe del ejército de la tiranía. Los aviones sobrevolaron
las playas de Siboney y de Daiquirí, antes de aterrizar.
Tanto en la jefatura de la Policía Nacional como en
las del Distrito Naval, la Policía Marítima y la Policía Secreta, se dispuso el
acuartelamiento de la tropa. Los semáforos y otros servicios de tránsito se dejaron
abandonados.
En un registro efectuado en la finca Siboney fueron
encontrados uniformes, tarjetas del hotel Perla de Cuba y comprobantes de pasaje en
ómnibus marcados en Artemisa, entre otras cosas.
INFORME DE BAYAMO
Las mismas fuentes oficiales y personas que llegaban de
Bayamo dieron a conocer que simultáneamente con la acción del Moncada, se había
producido el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de aquella ciudad, por un grupo
de idéntica procedencia al que actuó en Santiago. El
primer parte oficial daba dos bajas por muerte en el grupo de los asaltantes, más un
policía muerto y varios militares heridos. Según los informes de los corresponsales de
Bayamo, los combatientes se habían hospedado en el hotel Gran Casino, situado cerca de la
Carretera Central y del cuartel. También se informó sobre el inicio de "la
búsqueda de fugitivos" en el monte.
HERIDOS CIVILES
Alicia Castillo Ramírez, cobradora de un ómnibus que
circulaba por los alrededores del cuartel Moncada en horas tempranas, fue herida de bala.
También se produjeron otras víctimas civiles en el
barrio Sueño y otros de Santiago cuando los soldados del regimiento asentado en el
cuartel Moncada disparaban a todo el que se le hacía sospechoso.
Entre las personas asistidas el día 26 en el Hospital
de Emergencia, heridas a consecuencia de los sucesos del Moncada, se encontraban Pedro
Angel López, de dieciocho años, vecino de Primera de Portuondo número 14, esquina a San
Miguel, quien recibió un balazo en la región axilar izquierda que le atravesó el
pulmón, de pronóstico grave. Dijo que se encontraba cerca de su casa, cuando se sintió
herido. Quedó recluido en ese centro. Este herido fue asistido por el doctor Martínez
Jústiz y el practicante Marfil.
En el propio centro fue asistida la menor Migdalia
Toledano, de diez años de edad, vecina de Hatuey 104, San Pedrito, quien presentaba una
herida de bala en la pierna izquierda, de pronóstico grave. También fue conducido a
Emergencia, donde llegó cadáver, un hombre joven con un balazo en la cabeza y otras
heridas en el rostro. Se le trasladó para el necrocomio sin que se hubiera logrado su
identificación. Los reporteros de Santiago conocieron por manifestaciones del herido
Pedro A. López, también recluido en Emergencia, que aquel desconocido muerto había sido
baleado en la esquina de Primera de Portuondo y San Miguel, precisamente junto al que daba
la información.
(Posteriormente el fallecido fue identificado como
Gisel Chaprón, de veintiocho años, vecino de Primera y Portuondo).
EN LA CASA DE SOCORRO
José Casamayor Caballero, de 48 años, llegó cadáver
a ese centro. Murió a consecuencia de las heridas de bala que sufriera en San Miguel 201.
Este ciudadano perdió la vida al ser alcanzado por proyectiles en uno de los tiroteos que
se produjeron en su barrio cuando los soldados del Moncada disparaban contra unos
sospechosos. Al observar que su hijo, Baudilio Casamayor Martínez, de once años, se
desplomaba sobre el pavimento herido de bala, José Casamayor se abalanzó hacia él para
tratar de auxiliarlo y cayó mortalmente herido.
MUERTO EL "NIÑO CALA"
En un lugar cercano al matadero municipal de la ciudad
fue muerto a tiros el conocido revolucionario de cuando la lucha contra la tiranía de
Gerardo Machado (1929-1933), Manuel Reyes Cala, "El Niño Cala".
Manuel Reyes, muchos años antes, había pertenecido al
ejército, estuvo envuelto en conspiraciones contra el régimen machadista y había
participado en la acción denominada "La Gallinita".
Posteriormente, fue inspector de sanidad en Santiago de
Cuba, y se le consideraba en 1953 alejado de las actividades revolucionarias. La
confirmación de la muerte de "El Niño Cala" se produjo cuando su esposa se
personó en las oficinas del cementerio de Santa Ifigenia para solicitar le fuera
entregado el cadáver, que era uno de los 35 que permanecían sin identificar.
OTRA MUJER HERIDA
Se reportó en el Hospital de Emergencia que habían
atendido allí a la anciana de 83 años Felipa Castillo. La anciana recibió una herida en
la rodilla por impacto de bala, frente a su casa, en la Calle Segunda número 405. Según
declaró, se encontraba en el medio de la calle rezando, en el momento en que la fuerza
pública originó un tiroteo en el lugar y una bala le alcanzó.
"INSURRECTOS" HERIDOS: UNA PRUEBA
MÁS DEL
CRIMEN
Bajo el título de "Los insurrectos heridos",
el periódico Prensa Universal insertó la siguiente nota: "Entre los heridos de bala
que recibieron asistencia en la Casa de Socorro de Trocha, se encontraban Ismael Ricondo
Fernández, de 23 años, que dijo ser vecino de la calle República 79, Artemisa,
provincia de Pinar del Río, quien presentaba heridas de bala en la mano derecha de
pronóstico grave, y Guillermo Elizarde Sotolongo, también de 23 años, que dijo ser
residente de Santa Clara (provincia de Las Villas), pudiendo conocerse que ambos fueron
remitidos al cuartel Moncada, donde quedaron internados por suponérseles participantes
del grupo de presuntos asaltantes a esa guarnición".
(Nota: Ismael Ricondo Fernández, que realmente
pertenecía al grupo de los asaltantes heridos, apareció posteriormente en el parte
oficial como muerto en combate. Con antelación a ese parte se había informado a la
prensa "que las fuerzas al mando del comandante Andrés Pérez Chaumont tienen
sitiado un numeroso grupo de asaltantes en la finca de Pepe Vázquez (granjita) en las
cercanías de Siboney, estimándose que hay numerosos muertos y heridos").
CIVILES ASESINADOS
Años más tarde se confirmaría una relación de
nombres que corresponden a civiles asesinados en el Moncada o en otros lugares juntamente
con los combatientes de aquella gesta heroica. Además de "El Niño Cala", ya
mencionado, integran esa lista Miguel A. Ravelo Ravelo, Rubén Cordero Sánchez, Eduardo
Ambrosio Hernández, Rolando del Valle, Armando Miranda Montes de Oca, Pedro Romero
Fonseca, Francisco Viera Milián y Raúl Villareal.
FIDEL EN "LA HISTORIA ME
ABSOLVERÁ"
En su histórico alegato "La historia me
Absolverá", dijo Fidel refiriéndose a estos crímenes:
"Terminado el combate se lanzaron como fieras
enfurecidas sobre la ciudad de Santiago de Cuba y contra la población indefensa saciaron
las primeras iras. En plena calle y muy lejos del lugar donde fue la lucha le atravesaron
el pecho de un balazo a un niño inocente que jugaba frente a la puerta de su casa, y
cuando el padre se acercó a recogerlo le atravesaron la frente con otro balazo.
"Al `Niño Cala' que iba para su casa con un
cartucho de pan en las manos, lo balacearon sin mediar palabra. Sería interminable
referir los crímenes y atropellos que se cometieron contra la población civil. Y si de
esta forma actuaron con los que no habían participado en la acción, ya puede suponerse
la horrible suerte que corrieron los prisioneros participantes o que ellos creían que
habían participado; porque así como en esta causa involucraron a muchas personas ajenas
por completo a los hechos, así también mataron a muchos de los prisioneros detenidos que
no tenían nada que ver con el ataque; éstos no están incluidos en las cifras de
víctimas que han dado, las cuales se refieren exclusivamente a los hombres nuestros.
Algún día se sabrá el número total de inmolados".
OTROS HECHOS
Desde el interior de la provincia de Oriente, de la que
es capital, llegaron a Santiago de Cuba diversas informaciones sobre la situación en los
distintos municipios, a partir del asalto al Moncada.
El corresponsal de Jiguaní informó que desde que se
conoció el hecho del asalto en horas de la mañana, fueron tomadas militarmente las
calles del municipio y comenzó el registro a todos los vehículos y transeúntes por
parte de la policía. En horas de la tarde estalló un petardo en un solar yermo en esa
localidad, frente al Parque Central, sin que hubiera que lamentar desgracias personales.
Por su parte, el corresponsal de Manzanillo decía en
su despacho que esa ciudad también era recorrida por patrullas desde horas de la tarde
del 26, y se había desalojado a todos los establecimientos comerciales y otros centros de
reunión. Pudo saberse que unas veinte personas estaban detenidas en el cuartel de la
Guardia Rural, sin que se hubieran dado a conocer sus nombres.
Un hombre no identificado que se le hizo sospechoso al
ejército fue registrado y al oponer resistencia, recibió un culatazo que le produjo una
grave lesión. Lo recluyeron en el hospital de Manzanillo.
LOS VUELOS DE "CUBANA"
Desde Camagüey se informó que el vuelo 483 de la
Compañía Cubana de Aviación, procedente de Santiago de Cuba, llegó retrasado, y que
asimismo se demoró la salida del vuelo 472, destinado a la citada ciudad, por
instrucción que desde ella se impartió.
ACUARTELAMIENTO GENERAL
De Holguín se reportó la orden de acuartelamiento de
las fuerzas del ejército y la policía, el registro de toda clase de vehículo que
transitara por las calles o carreteras y el arresto de todas las personas señaladas como
oposicionistas o activistas revolucionarios. Esta orden se hizo extensiva a toda la
provincia de Oriente y, en general, a toda la Isla. Las estaciones de radio y las
centrales de servicio telefónico de larga distancia también fueron tomadas militarmente.
Se advertía un movimiento extraordinario de la fuerza pública.
III: 27 DE JULIO.
CENSURA DE PRENSA
Por el sistema prewi-radio desde La Habana se conoció
en Santiago de Cuba que el gobierno había establecido la CENSURA DE PRENSA para los
periódicos Pueblo, El Mundo y Prensa Libre, igualmente se informó que fue clausurado el
periódico Hoy, del Partido Socialista Popular (Comunista). Según Valdés Guerra,
corresponsal del Diario de Cuba en La Habana, el ministro de Información del régimen,
Ernesto de la Fe, dio cuenta de estas noticias en una nota entregada a los periodistas en
la capital.
El periódico Pueblo no se publicó el día 27 debido a
un incidente ocurrido con su director; tampoco Pueblo vio la luz el día siguiente, porque
se hacía necesaria la reparación de dos de sus linotipos, rotos por la policía durante
el incidente.
También se reportó desde La Habana que la policía se
mantuvo acuartelada.
El periódico Diario de Cuba, de Santiago, publicó una
nota en sus páginas que decía: "La información gráfica: Lamentamos no poder
ofrecer a nuestros lectores una información gráfica más completa de los dolorosos
sucesos del pasado domingo, debido a que las mismas fueron ocupadas".
(Nota: Al fotógrafo del Diario de Cuba, Ocaña, le
rompieron la cámara en el cuartel Moncada en las primeras horas de la mañana del
domingo, y, posteriormente, le ocuparon las fotos que tomó).
SUSPENDIDAS LAS GARANTÍAS
El gobierno suspendió las garantías constitucionales
por 90 días, a consecuencia de los sucesos del Moncada. Luego esta suspensión se
extendió por más tiempo.
RELACIÓN DE MILITARES MUERTOS
Los periódicos de Santiago de Cuba publicaron la
relación de militares muertos en los sucesos del Moncada. El ejército tuvo en total 19
muertos y 30 heridos; éstas fueron las cifras del balance total, incluyendo algunos
heridos que murieron con posterioridad al día del asalto. La cifra de los asaltantes
fallecidos (casi todos asesinados) aumentó de 33 el primer día a 43 el segundo, y así
progresivamente. El día 27 todavía no se habían dado los nombres de los revolucionarios
caídos. Los heridos por parte de los combatientes revolucionarios que lograron sobrevivir
sólo fueron 5. Las "autoridades" aseguraban que muchos revolucionarios más
habían "muerto en combate en las afueras de la ciudad y en las proximidades de
Bayamo, y que posteriormente se ofrecerían nuevos partes...".
LOS DETENIDOS PRESENTADOS
La primera lista de los detenidos por el asalto al
cuartel Moncada y de Bayamo fue dada a conocer cuando los pusieron a disposición del
Tribunal de Urgencia. Esta relación fue suministrada en el vivac municipal.
La lista la encabezaban Melba Hernández y Haydée
Santamaría, y continuaba con José Villa Romero, Oscar Gras Escalona, Mario Burman,
Lázara Pérez Cuesta, Gabriel Gil Alfonso, Ulisis Sarmiento Vargas, Gerardo E. Sosa
Rodríguez, Isidro Peñalver, Humberto Valdés Casañas, Ramón Rodríguez, Guillermo
Elizarde, Gerardo Hernández, Rolando Guerrero Bello, Manuel Vázquez, Angel Díaz, Carlos
A. Merilles, Orlando Cortés Gallardo y Eduardo Rodríguez Alemán.
(Nota: Algunos de los detenidos habían tenido
participación en los hechos; otros no.).
TRANSPORTE AÉREO NORMALIZADO
Los pilotos de la compañía Cubana de Aviación
rindieron el viaje del día 27 hasta Santiago de Cuba y recibieron órdenes, en el
aeropuerto de Camagüey, de volar con las luces apagadas por temor a que "los
elementos pertenecientes al grupo atacante, que se han internado en el campo, dispararan
contra los aviones". Se varió la ruta de vuelo, viéndose las naves obligadas a
cruzar por encima de la peligrosa Sierra Maestra, que bordea la ciudad de Santiago de
Cuba.
FOTOS DEL CUARTEL
El periódico Diario de Cuba publicó una foto de los
exteriores del cuartel Moncada. El pie de grabado decía: "En el ala izquierda del
cuartel fue donde se concentró el fuego entre ambas partes, con más intensidad, según
puede verse por los impactos en la presente fotografía. Todos los puntos de la fachada
corresponden a los impactos de los proyectiles. En ese ángulo se encuentran la barbería,
que fue totalmente destruida, y la sección de operaciones".
También publicó fotos del hospedaje donde durmieron
los combatientes en Bayamo, así como de las ropas militares y armas ocupadas.
IV.
ADMITEN QUE FUE UN EJÉRCITO REVOLUCIONARIO
En contraste con el calificativo de mercenarios, que
les dio Chaviano a los combatientes del Moncada en su informe oficial del día 26, y en la
conferencia de prensa, los periódicos de Santiago, en una nota oficiosa sobre el balance
de los sucesos, decían: "Los integrantes del ejército revolucionario que se
lanzaron al suicida empeño de lograr el dominio militar de esta provincia sufrieron la
baja de 33 muertos en la acción del domingo, en esta ciudad; dos en la acción de Bayamo,
y cuatro ayer, en fincas de los términos. Otros cuatro, ayer lunes, fueron muertos en
Santiago-Siboney, en las fincas por las cuales, los que lograron evadirse, son perseguidos
en dirección a la Gran Piedra, y a Ramón de las Yaguas. En total sus bajas por muerte
ascendieron a 43".
LA IDENTIFICACIÓN DE RENATO GUITART
Hasta el día 28, el único de los revolucionarios que
asaltaron el Moncada, cuyo cadáver había sido identificado, era Renato Guitart. Se
trataba del único residente en Santiago de Cuba que participó en el asalto a la segunda
fortaleza del país. Renato era miembro de la Dirección del movimiento revolucionario.
El levantamiento de los cadáveres se verificó en dos
etapas; las fuerzas armadas recogieron los suyos al cesar el tiroteo; los 33 primeros
cadáveres de los revolucionarios fueron levantados con posterioridad. El juzgado de
instrucción del Norte se hizo cargo de las diligencias judiciales, que se iniciaron a las
once de la noche del día siguiente. Estas actuaciones estuvieron a cargo del juez,
Leoncio Despaigne y Grave de Peralta, con el secretario Ciro Sánchez del Campo y los
médicos forenses doctores Prieto Aragón, Alipio Rodríguez López y Ramón Cabrales.
Todos los cadáveres, exceptuando el de Renato Guitart -reclamado por sus padres,
residentes en Santiago-, se introdujeron en cajas rústicas de madera, sin forro, ni
pintura, y se enviaron al Necrocomio del cementerio de Santa Ifigenia, en una rastra. La
ruta de este cortejo fue: carretera central, Paseo de Martí y camino del cementerio. El
examen de los cadáveres, por parte de los forenses, se realizó con gran valentía.
En vista de que las heridas apreciadas en los
cadáveres de los revolucionarios que asaltaron el Moncada, eran mortales por necesidad,
los médicos forenses, después de examinarlos exhaustivamente, prescindieron de la
autopsia, pero consignaron, en los certificados el estado deplorable de cada uno, la
localización y grado de las heridas, las contusiones y mutilaciones que presentaban, así
como las ropas que vestían. Muchos de ellos llevaban debajo del uniforme ropas de
enfermos. Se trataba de aquellos que se refugiaron en las salas del Hospital Civil donde
los hicieron prisioneros, para después darles muerte, en horrendos asesinatos, en el
Moncada.
OTROS REVOLUCIONARIOS IDENTIFICADOS
Tras la identificación de Renato Guitart, se
estableció la identidad de otros dos revolucionarios muertos: el doctor Mario Muñoz
Monroy, de Colón, provincia de Matanzas, y Víctor Escalona, vecino de La Habana. El
cadáver del doctor Muñoz fue reclamado en el cementerio por el doctor Castellanos
Fonseca, presidente del Colegio Médico, en nombre de esa institución, y se le entregó
al reclamante. En el avión del día 27 habían llegado a Santiago algunos familiares del
doctor Muñoz.
LA OTRA CARA: ASCENSOS Y CONDECORACIONES
PÓSTUMAS
Los miembros de la policía y del ejército que
murieron en los sucesos del Moncada recibieron honores militares post morten. Los
prisioneros que aún estaban en el Moncada a la hora del entierro fueron obligados a
presenciar la ceremonia desde sus celdas.
Fue el general Martín Díaz Tamayo quien impuso las
condecoraciones y ascensos póstumos. El mismo que trajo la orden de que por cada militar
muerto había que matar a 10 revolucionarios. Fidel dijo sobre este mensaje en La Historia
me Absolverá: "Llegó entonces de La Habana el general Martín Díaz Tamayo, quien
trajo instrucciones concretas salidas de una reunión donde se encontraban Batista, el
jefe del Ejército, el jefe del SIM, el propio Díaz Tamayo y otros. Dijo que era una
vergüenza y un deshonor para el ejército haber tenido en el combate tres veces más
bajas que los atacantes y que había que matar 10 prisioneros por cada soldado
muerto".
OCUPARON CAMAS
En una casa situada en la calle 1ra. entre Cuarta y
Quinta en el barrio Sueño, la policía ocupó quince camas pequeñas, así como uniformes
del ejército. Los revolucionarios también se hospedaron en la granjita Siboney, los
hoteles Rex y Perla de Cuba, en la casa de huéspedes La Mejor y en otra casa de la calle
Celda.
REVOLUCIONARIOS INGRESADOS EN LA COLONIA
En la clínica de la Colonia Española fueron
hospitalizados los combatientes heridos José Ponce Díaz, de Artemisa, y Gustavo Arcos.
El departamento donde los recluyeron quedó bajo custodia del ejército. El doctor Posada,
médico de la clínica, no permitió que los soldados se llevaran a los jóvenes allí
ingresados. Se produjo un grave incidente entre los militares y el médico.
La clínica del Centro Gallego también fue allanada.
Allí se encontraba ingresado el revolucionario Abelardo Crespo, pero el ejército se lo
llevó violentamente y lo trasladó para el Moncada, donde lo torturaron. De allí lo
llevaron al Hospital Militar y, posteriormente, junto con los también combatientes
heridos, Pedro Miret y Fidel Labrador, lo condujeron al Hospital Civil.
V: 28 DE JULIO.
FOTOS DE LOS DETENIDOS
Por primera vez, el día 28 los periódicos locales
publicaron una foto del grupo de detenidos cuando ingresaba en el Vivac de Santiago de
Cuba. La foto corresponde a los que quedaron puestos a disposición del Tribunal de
Urgencia.
LOS SITIADOS EN SIBONEY
En relación con el grupo de "sediciosos" que
se decía estaban sitiados en Siboney, nada se informó oficialmente, ni el 27 ni el 28,
aunque se supo que el ejército desalojó a las familias residentes en Siboney, "para
que no corrieran peligros", según les dijeron.
TOMADA LA AUDIENCIA
La Audiencia de Santiago de Cuba, uno de los lugares
ocupados por los revolucionarios el 26 de julio, fue tomada por el ejército, por lo que
no se pudo laborar normalmente.
MENCIÓN DE TIZOL
José Vázquez, dueño de la granja Siboney, alquilada
por los asaltantes y donde se estableció el cuartel general de los combatientes de la
juventud del Centenario, fue detenido y quedó sujeto a investigación.
Vázquez declaró en el Vivac que un joven de apellido
Tizol (Ernesto Tizol) le había alquilado el inmueble en abril pasado (1953) para instalar
en la finca una granja de pollos, que el joven se lo había recomendado Renato Guitart,
pero que él ignoraba los verdaderos propósitos que lo animaban. Todo era cierto.
COMBATE EN SAN RAMÓN
En la finca San Ramón, en las proximidades de Siboney,
continuó "el combate" de fuerzas del ejército con los "sediciosos
fugitivos", reportándose cinco muertos de los que intentaron la toma del cuartel
Moncada. De parte del ejército no hubo ninguna baja. Las fuerzas estaban al mando del
comandante Andrés Pérez Chaumont.
MUERTOS EN BAYAMO
Entre los muertos registrados en Bayamo en las 48 horas
que siguieron al 26 de julio, se identificó a uno de ellos como Rafael Freyre, por una
inscripción encontrada en el pantalón que vestía. Además, el corresponsal bayamés
Rolando Avello informó a Santiago que de acuerdo con el informe suministrado por las
autoridades, en la finca Ceja Limones, a diez kilómetros de Bayamo, los "rebeldes se
batieron" con fuerzas del ejército, produciéndose cuatro muertos de parte de los
"insurrectos" y ninguna baja por el ejército.
En las ropas interiores de los revolucionarios muertos
se observaron el nombre de Pedro y las iniciales ASR, en el pantalón de otro de los
muertos se leía el nombre de Rafael Freyre.
En la ropa de otro estaba inscrita la dirección Sam.
Los Celestinos y Campa, y las iniciales EQ.
Los cadáveres presentaban heridas de bala, mortales
por necesidad, en la cabeza, cuello y otras regiones del cuerpo. Les fueron ocupados
varios objetos: un cepillo de dientes, un ticket para viajar en vehículos de la empresa
de Autobuses Modernos S.A., una llave, fósforos, cigarros, escasa cantidad de dinero en
efectivo. Con los muertos del 28 sumaban seis los rebeldes "liquidados" por la
fuerza pública de esta ciudad, termina diciendo el informe censurado del corresponsal.
OTRO MUERTO EN BUEYCITO
Informó también el corresponsal bayamés que en el
entronque de Bueycito se halló el cadáver de un joven como de 25 años, que se estimaba
pertenecía a los asaltantes de Bayamo y Santiago de Cuba. Las autoridades no dieron
ninguna información más al respecto.
OCUPACIÓN DE MATERIAL "ATÓMICO" EN UN
BARCO QUE VINO DE CANADÁ
Bursato de cobalto, "un material radiactivo de
índole atómico", miles de guantes para ocultar huellas digitales y deflagraciones
de pólvora y otros materiales de guerra, fueron ocupados en un barco que, procedente de
Canadá, llegó al puerto de Santiago de Cuba. Estos materiales las autoridades los
relacionaban directamente con los asaltantes del Moncada. El material estaba destinado a
una empresa denominada Can y Compañía, que decían haber comprobado que era inexistente.
El barco ancló en The Santiago Terminal Company, de
esta ciudad. El buque de bandera canadiense se llamaba Canadian Highlander. (Nota: Esta
información sobre el barco cargado de guantes de goma y "material atómico" fue
ampliamente difundida y propalada con gran estrépito por la tiranía en Santiago de Cuba.
La información se publicó a grandes titulares. Era una de las cosas más absurdas y
ridículas).
MUERTO EN UN "ENCUENTRO" CON EL
EJÉRCITO
En Palo Seco, cerca de Contramaestre, Oriente, en la
finca del doctor José Castellanos, alrededor de las tres de la mañana del 28, fuerzas
del ejército al mando del sargento Vicente Alfonso Cruz, "sostuvieron fuego"
con cuatro desconocidos, del que resultó muerto un joven como de 30 años, de tez blanca
y estatura baja, que vestía pantalón kaki y camisa blanca. No se ofreció información
oficial ampliada sobre este "encuentro", ni fue identificado el cadáver.
OTROS "ENCUENTROS"
También el día 28 fuerzas del cuartel Moncada
sostuvieron otro "encuentro" en la finca San Enrique, camino de la Gran Piedra,
cerca de Siboney, donde fueron muertos seis revolucionarios. Esas tropas estaban al mando
del comandante Andrés Pérez Chaumont. (Nota: De los combates que dirigió el comandante
Pérez Chaumont, en los alrededores de Santiago, cerca de Siboney, dijo Fidel en La
Historia me Absolverá, refiriéndose al interrogatorio que él, como abogado, hizo a
Chaumont en el juicio: "Le pregunté cuántos hombres nuestros habían muerto en sus
célebres combates de Siboney. Titubeó. Le insistí, y me dijo por fin que 21. Como yo
sé que esos combates no ocurrieron nunca, le pregunté que cuántos heridos habíamos
tenido. Me contestó que ninguno: todos eran muertos. Por eso, asombrado, le repuse que si
el Ejército estaba usando armas atómicas. Claro que donde hay asesinatos a boca de jarro
no hay heridos. Le pregunté después cuántas bajas había tenido el Ejército. Me
contestó que dos heridos. Le pregunté por último si alguno de esos heridos había
muerto, y me dijo que no. Esperé. Desfilaron más tarde todos los heridos del Ejército y
resultó que ninguno lo había sido en Siboney".
VI: 29 DE JULIO.
UNA FOTO DE FIDEL CASTRO
El día 29 apareció en los periódicos de Santiago una
fotografía de Fidel Castro, jefe del movimiento revolucionario que asaltó el Moncada. Se
trataba de una fotografía de Fidel adolescente. El título del grabado decía:
"Principal Acusado". Se publicó a una columna. El pie de foto decía:
"Este joven abogado es al que se acusa de haber dirigido el trágico y loco ataque al
cuartel Moncada, al frente de una agrupación titulada "Comandos". Este
individuo, se dice, que vestido con uniforme de comandante del ejército, dirigió el
ataque...".
UNA CASA ALQUILADA POR RENATO
La noticia de que Renato Guitar había alquilado una
casa para los revolucionarios fue ampliamente divulgada en la prensa local. Esta
información partía de las actuaciones practicadas por la Policía Secreta del Gobierno
Provincial de Oriente. Se trataba de la casa de Celda número 8 en la barriada de Flores.
En este lugar permanecieron varios de los asaltantes del Moncada y en uno de los registros
practicados se ocuparon, según la policía, una cámara fotográfica, cuatro pantalones
de uso, dos camisas de uso, un pañuelo, dos pares de zapatos, uno de ellos iguales a los
que usaba el ejército, una botella de alcohol, una brocha de afeitar y otros objetos de
uso personal. El dueño de la vivienda era Antonio Romero, quien declaró que le había
alquilado el inmueble a Renato Guitart por la suma de 25 pesos. También se supo que los
ocupantes de la vivienda alquilaron en la mueblería Barrios 40 colombinas, 40 colchones y
40 almohadas. La cuenta fue pagada por Oscar Alcalde.
ASCIENDE A 10 EL NÚMERO DE MUERTOS EN BAYAMO
"Asegúrase que los frustrados asaltantes del
cuartel de la Guardia Rural de Bayamo -decía el parte censurado del corresponsal en esa
ciudad-, continúan por las fincas y montes ubicados en el término municipal de Bayamo y
en el de Jiguaní. En la tarde de ayer, fuerzas al mando del sargento Alfonso, jefe del
puesto militar de Baire, se batieron en la finca Las Viajacas, del barrio Los
Negros, cuatro asaltantes, de los cuales resultó muerto uno de la raza blanca, como de 28
años; no ha sido identificado". Asimismo se informó que los demás
"insurrectos" están "rodeados". La Guardia Rural "dice" que
espera "capturarlos de un momento a otro".
Además se informó que en la finca Palmira, de este
municipio, situada frente a la arrocera del señor Raud, entre Bueycito y Barrancas,
apareció el cadáver de otro joven no identificado que se estima sea también uno de los
asaltantes "muertos en acción" contra el ejército en horas de la tarde del 28.
"Por otra parte, en la carretera que conduce al
central Sofía, fueron encontrados dos cadáveres más de los asaltantes -sin
identificar-. Con estos últimos se eleva a diez el total de muertos en Bayamo, hasta el
presente".
TRASLADAN A EL CANEY LOS CADÁVERES DE
SEIS REVOLUCIONARIOS
Todos los periódicos de Santiago de Cuba publicaron
una información sobre el traslado a El Caney de los cadáveres de seis revolucionarios
muertos en esa zona. Los cadáveres fueron depositados en el necrocomio de ese pueblo,
cercano a Santiago de Cuba, y puestos a disposición del juez municipal "por ser de
su competencia actuar en el caso".
(Nota: se trataba de seis revolucionarios asesinados,
aun cuando el parte oficial decía que "habían muerto en combate". La censura
dejó publicar inexplicablemente tres fotos en el periódico Prensa Universal. En ellas se
observaba el estado de franca descomposición de los cadáveres. En total, fueron
dieciséis los combatientes asesinados que llevaron al cementerio de El caney. Cuando la
atmósfera de repudio de los crímenes por parte de la ciudadanía se hizo insoportable al
régimen, transfirieron a El Caney el triste honor de abrigar en su suelo los restos de
los combatientes asesinados "para que Santiago no protestara más").
ABEL SANTAMARÍA Y BORIS
LUÍS SANTA COLOMA
La prensa local del día 29 se refiere en forma muy
vaga a la posible muerte de Abel Santamaría y Boris Luís Santa Coloma en el combate del
Moncada. Ese mismo día hay referencia de una declaración hecha en el Vivac de Santiago
de Cuba por Haydée Santamaría, en la que denuncia que su hermano Abel y su novio
entonces, Boris Luís Santa Coloma, habían perecido. Haydée declaró que ambos habían
muerto a manos del ejército después de detenidos, pero la censura solo dejó pasar que
"cayeron en el Moncada", o "murieron a manos de la fuerza pública",
en otro caso.
No obstante después de esas declaraciones, al régimen
no le quedó más remedio que informar en una nota muy ambigua lo siguiente: "Hemos
podido conocer que entre los asaltantes al cuartel Moncada se encontraban Boris Luis Santa
Coloma, de 25 años, a quien le faltaban dos asignaturas para graduarse de doctor en
Ciencias Comerciales; Abel Santamaría, de 25 años, y Pedro Miret".
"Como estos individuos no figuran en la relación
de los detenidos, se supone que fueron de los que perecieron en la batalla y han sido
sepultados sin identificar."
(Nota: Este suelto apareció en el periódico Diario de
Cuba, el 29 de julio de 1953. Pedro Miret, mencionado en esta información como uno de los
"presuntos" muertos sin identificar, se encontraba herido).
NOTICIAS FALSAS SOBRE FIDEL
También el día 29, pero en el libelo Ataja, de La
Habana, se publicó un cintillo sensacionalista donde se daba por muerto al doctor Fidel
Castro "peleando contra el ejército". La nota decía textualmente: "En los
momentos de entrar en prensa esta edición de Ataja, nuestro director Alberto Salas Amaro
estableció comunicación telefónica con el coronel Alberto del Río Chaviano.
Interrogado el jefe del Regimiento 1 Maceo sobre las últimas noticias, declaró que aún
se continuaba persiguiendo a pequeños grupos aislados. Y que el orden en toda la región
era absoluto".
"Posteriormente fuimos informados por nuestro
enviado especial que el coronel Ugalde Carrillo se encuentra trabajando intensamente en el
examen de las huellas dactilares, estimándose, con toda seguridad, que entre los civiles
enterrados sin identificar que murieron durante el asalto al cuartel Moncada cayó el jefe
de los atacantes, Fidel Castro."
La aviesa nota tenía la clara intención de preparar
las condiciones para darle muerte al líder del movimiento cuando fuera localizado, e
incluirlo en la lista siempre abierta de "asaltantes muertos en combate".
Ya en esos días existía en todo el país una
conmoción tal que generaba a su vez apoyo y solidaridad con los perseguidos, detenidos o
heridos por los sucesos del Moncada. Esta situación tensa, de enérgico rechazo de la
represión brutal y continuada, de los crímenes ya conocidos y de todas las
arbitrariedades y abusos de dos mandos y la soldadesca del Moncada, comenzó a inquietar
al régimen. En esos días se publicaron dos bandos del ejército "ofreciendo
garantías a los perseguidos", y Chaviano aceptaba las gestiones de paz iniciadas por
el arzobispo Pérez Serantes y las llamadas "fuerzas vivas" de Santiago de Cuba.
En lo adelante los crímenes fueron más encubiertos,
pero no se dejaban de cometer.
VII: 30 DE JULIO.
LA DETENCIÓN DE RAÚL CASTRO Y SUS PRIMERAS
DECLARACIONES
La noticia más importante que se produjo en toda la
prensa el día 30 de julio en Santiago de Cuba fue la detención del joven Raúl Castro,
quien dirigió la toma del Palacio de Justicia el 26 de julio de 1953, hermano del jefe
del movimiento, Fidel Castro.
El cintillo del periódico Oriente decía: CAPTURADO EN
SAN LUIS RAUL CASTRO, HERMANO DEL DOCTOR FIDEL CASTRO. La noticia se publicó en la
primera plana del periódico con una foto de siete pulgadas de alto por tres columnas de
ancho, donde aparecía Raúl de pie. La cabeza de la fotografía decía: "El jefe del
ataque al Moncada -se refería a Raúl que había asumido la responsabilidad de aquella
acción al saber a Abel muerto y estimar que Fidel se encontraba en las montañas donde
proseguiría la lucha-. El pie de grabado decía: "Este jovencito, que no aparenta
tener más de dieciocho años de edad, hermano del que se acusa como jefe del movimiento
insurreccional, doctor Fidel Castro, se nombra Raúl Castro Ruiz (es Ruz), fue detenido
ayer, cerca del poblado de San Luis".
"Este individuo", continuaba el pie de
grabado -según informes- "fue el que dirigió personalmente a los atacantes del
cuartel Moncada el pasado domingo y estaba parapetado en el edificio del Palacio de
Justicia, logrando huir en la confusión que se formó al ser repelida la agresión por la
guarnición del Moncada".
En el periódico Prensa Universal, también de Santiago
de Cuba, además de la información de la detención de Raúl aparecieron sus primeras
declaraciones, hechas en el Vivac de Santiago de Cuba, donde fue presentado. Decía Raúl
en las declaraciones:
"Vivo en Neptuno 914, en La Habana, soy estudiante
de Ciencias Sociales en la Universidad; mis padres viven en Birán, cerca de Marcané, en
Mayarí, y me pasan una mesada; llegué a Oriente el sábado por la tarde para participar
en el asalto al cuartel Moncada; salí el viernes por la noche invitado por mi hermano
Fidel. Los planes no los supimos hasta que no estuvimos en la finca de Siboney, donde nos
dijeron que íbamos a tomar el cuartel Moncada, explicándonos cómo se harían las cosas
-dijo, y en otra parte agregó: las órdenes eran hacer prisioneros y no matar a nadie,
también se nos dijo de las proclamas que se publicarían al terminar el movimiento en que
se dirían de la repartición de tierra a los aparceros con una verdadera Reforma Agraria;
el 25 por ciento de la producción a los obreros de todas las fábricas y una serie de
leyes progresistas.
"Penetramos con cinco compañeros a la Audiencia
de Santiago, con el objeto de tomarla y evitar que los soldados hicieran fuego sobre los
compañeros, guardando la retirada a los encargados de tomar el cuartel Moncada. En los
momentos que llegamos, cruzaba un soldado, le dimos el alto y lo llevamos para adentro.
Personalmente toqué a la puerta, salió el sereno y lo amenacé con mi escopeta, a la vez
que deteníamos a dos soldados que dormían en la Audiencia en el tercer piso, subimos a
la azotea, desde donde no era posible tirar para el cuartel porque teníamos que sacar
mucho el cuerpo por la altura del muro, optando por bajar. Al poco rato llegaron tres o
cuatro policías y un paisano con una pistola, abrimos la puerta, entraron y los
desarmamos, deteniéndolos. Estuvimos un rato más y al percatarnos que había fallado el
golpe, abandonamos el lugar. No sé si el plan era nacional y no sabía nada tampoco de lo
de Bayamo.
"Apenas llegaron aquí los revolucionarios fueron
trasladados para un finca cerca de Siboney. Una vez allí les repartieron uniformes y
armas para el asalto. No nos habían explicado ningún plan sobre cuestiones sociales,
únicamente las pequeñas explicaciones hechas por Fidel en breves palabras, lo que ya he
dicho.
"Mi afiliación política era ortodoxa, pero la
ortodoxia ya no existe.
"A todos los individuos que vinieron, sólo de
vista conocía a algunos. Cuando salí del Palacio de Justicia, me despojé de la ropa
militar y me quedé con un pantalón de civil que tenía. Arrojé las armas y corriendo a
toda velocidad atravesé la calle Garzón, ahí seguí por todas esas calles hasta que fui
a dar a la Terminal y por toda la línea fui caminando hasta El Cristo, durmiendo en un
campo de caña, al día siguiente salí caminando por la línea hasta Dos Caminos, subí
al pueblo, compré pan y tomé agua y al continuar caminando me detuvieron, me dieron el
alto, me pidieron identificación y dije que era de Marcané, que había venido a los
carnavales y al quedarme sin dinero, me tuve que ir a pie para la casa. Al no poder
identificarme me llevaron para el cuartel de San Luis, desde el martes por la mañana
hasta el miércoles por la tarde; mientras investigaban mi verdadero nombre. Una vez
conocido, me remitieron para Palma y luego para el Moncada." Hasta aquí las
declaraciones formuladas por Raúl Castro, que fueron facilitadas a los periodistas previa
censura del texto.
Ese mismo día fueron presentados también los
combatientes Jesús Montané, Israel Tápanes, Reynaldo Benítez Nápoles, Julio Díaz
González y Rosendo Menéndez García, detenidos en la zona de Sevilla, en una finca
cercana a Siboney, al presentarse a la patrulla, amparados en las gestiones de paz que se
habían iniciado.
Fueron remitidos al Moncada y luego al Vivac.
VIII: 31 DE JULIO.
"GESTIONES DE PAZ"
El 31 de julio ya se había publicado en la prensa de
Santiago que el doctor Baudilio Castellano, abogado de oficio de la Audiencia de Oriente,
asumía la defensa de todos los combatientes del Moncada detenidos hasta ese momento,
Baudilio Castellano se había presentado en el Vivac, donde se entrevistó con los
detenidos, incluyendo a Raúl Castro y a las compañeras Haydée Santamaría y Melba
Hernández, también remitidas al Vivac.
Se anunció ese día que los combatientes estaban
excluidos de fianza y se ratificaba la prisión de todos. La causa recién abierta por el
asalto al cuartel Moncada era la número 37 del Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba.
De nuevo los periódicos hablaban de "gestiones de
paz", e incluso hasta el Bando de Piedad emitía una declaración.
Hasta Santiago de Cuba llegó la noticia de que los
periódicos Alerta y Pueblo habían publicado cintillos donde daban la cifra de 80 muertos
como la del total de bajas por el asalto al Moncada y Bayamo. Como se vio, cada día
aumentaban más y más los "muertos en combate". Aunque el periódico sumaba las
bajas de los soldados del régimen (19), no era menos cierto que solamente la cifra de los
muertos entre los atacantes y la población civil se acercaba ya a los ochenta.
Otro titular de Pueblo, en La Habana, decía:
"Gestiones de paz realizan altas figuras orientales, piden que se dicte un bando
fijando plazo para que los `fugitivos' se presenten".
Representantes de distintas organizaciones nacionales,
como el Colegio de Abogados, el Frente de Mujeres Martianas, el Colegio Médico y otras
realizaban gestiones encaminadas a garantizar la vida de los prisioneros y evitar más
crímenes. Mientras, la población de Santiago, solidarizada con los asaltantes del
Moncada desde que se conoció que se trataba de una acción revolucionaria, fortalecía
sus embrionarias células clandestinas para ayudar a los combatientes perseguidos y
atender a los heridos ingresados en los hospitales.
Hasta ese día no se sabía nada del paradero cierto
del doctor Fidel Castro y de otros combatientes que aún lo acompañaban en las montañas.
Sin embargo, nadie tenía duda de que estaba vivo y que se mantenía alzado en las sierras
por los alrededores de Santiago.
IX: 1 DE AGOSTO
SARRIA CONTACTA CON FIDEL EN UN
BOHÍO Y LO CONDUCE
DETENIDO AL VIVAC
Detenido un considerable número de los asaltantes que
lograron sobrevivir de las "operaciones de limpieza" hasta ese día, todas las
patrullas del ejército se dispusieron a la búsqueda incesante de Fidel. El tristemente
célebre comandante Andrés Pérez Chaumont quería para sí ese preso; tenía
instrucciones precisas de darle muerte "en combate". Pero fue un militar honesto
y digno, el teniente Pedro Sarría Tartabull, quien sorprendió, exhausto y durmiendo en
un bohío, al jefe del movimiento, juntamente con otros de sus compañeros que se
mantenían en el monte.
La digna postura de Sarría y el valor de que hizo gala
al enfrentarse al sanguinario Chaumont, que exigía la entrega del prisionero para su
traslado al Moncada, es conocida de todos.
Sarría condujo a Fidel al Vivac de Santiago de Cuba.
En el Vivac, Fidel se responsabilizó con el asalto al
Moncada y explicó el plan que los atacantes llevaron a cabo, así como los propósitos de
ese movimiento que se había gestado en el marco de la conmemoración del Centenario del
Apóstol José Martí, cuyos más grandes ideales se plasmarían a partir de la empresa
revolucionaria, que tras larga y cruenta lucha culminó en la más absoluta victoria de
nuestro pueblo.
Las declaraciones de Fidel fueron trasmitidas por radio
en Santiago de Cuba (estación CMKR) -en versión censurada del periodista Selva Yero-,
por una sola vez, porque el ejército, no obstante la mutilación que se hizo a las
declaraciones, temió a las palabras del joven revolucionario.
Con la detención de Fidel se abría un nuevo capítulo
en la historia heroica que iniciaron los hechos del Moncada, capítulo que marcó un hito
el 16 de octubre con la autodefensa del jefe de aquel movimiento: La Historia me
Absolverá.
(Publicado en Granma
Internacional 24/7/96) |