No se sabe a ciencia cierta si la utilización de
jugadores sustitutos nació con los primeros pasos de este deporte,
allá por los albores del siglo XIX. Lo que si es irrefutable es que
un deporte tan complicado tácticamente y tan propenso a las lesiones
necesita de hombres capaces de reemplazar a otros, ya sea al campo o
a la ofensiva.
La historia del béisbol —en todas las latitudes—,
está llena de nombres de peloteros suplentes que, en un momento
clave del juego, han sido capaces de cambiar la decoración y
contribuir eficazmente a la victoria de su equipo, con un batazo
oportuno o con un engarce clave. Un ejemplo: la sensacional atrapada
de Edmundo Amorós en el séptimo choque de la Serie Mundial de 1955.
Pero este trabajo está dedicado al análisis de los
bateadores emergentes en la presente Serie Nacional en sus primeros
45 partidos, equivalentes a la mitad del campeonato. La tabla
estadística que les presento hoy refleja el comportamiento de los
emergentes de cada uno de los 16 equipos en seis categorías
ofensivas.
A simple vista —sin siquiera profundizar—, resulta
obvio que, al menos en esta primera parte del torneo, los jugadores
utilizados en función de emergentes han bateado por debajo de los
250 de average, lo cual equivale a menos de un jit cada cuatro veces
al bate, y un slugging inferior a los 350, también demasiado bajo.
Es cierto que no es fácil pararse en el home para
enfrentar en los innings finales de un juego a un lanzador que ha
dominado a la tanda regular. Pongo otro ejemplo; el turno al bate de
Javier Méndez en los Juegos Olímpicos de Sydney, en el noveno
capítulo, ante Ben Sheets, quien había colgado ocho ceros con
relativa facilidad.
Pero tampoco es menos cierto que los jugadores
sustitutos de un equipo están obligados a concentrarse en lo que
sucede en el terreno, conscientes de que en cualquier momento pueden
ser llamados a empuñar por un compañero. La falta de concentración
de la atención es —en mi modesta opinión—, el motivo principal de la
poca efectividad de los emergentes en nuestro béisbol.
No resulta ocioso analizar, aunque sea brevemente,
como utilizan los mentores cubanos a sus emergentes. Al avileño
Onecio de León, al parecer, no le hacen mucha falta, pues es el de
menos cantidad de sustitutos utilizados, solo 14 veces oficiales al
bate. El reverso de la medalla es Juan Padilla, con 52, pero existe
una gran diferencia entre la ofensiva de los Tigres (305) y la de
los Guerreros (243).
Individualmente sobresalen unos pocos. El
industrialista Alejandro Regueira acumula cinco impulsadas, con 3
jits en 10 turnos y el villaclareño Leonis Martín seis, mientras un
tunero, Jorge Antonio Jonson, promedia 600, de 5-3, con un
cuadrangular y dos remolques. Son ellos una muestra de que se puede
ser útil en la siempre difícil función de emergente.