El Caney seguirá como el reino de las frutas
EDUARDO PALOMARES CALDERÓN
Tierra divina a la que cantó el compositor cubano Félix B.
Caignet, el poblado santiaguero de El Caney jamás había sido
golpeado en su historia como lo hizo el huracán Sandy, quizás
pretendiendo robar el amor que le profesan sus pobladores, o las
bondades naturales que lo han convertido en el reino de las frutas.
Confiando
en la seguridad de las paredes Reynaldo protegió 13 niños y mujeres
en el pequeño baño.
Sus 32 mil 517 habitantes, vieron cómo más de 8 000 viviendas
fueron dañadas en un fondo habitacional que no rebasa las diez mil,
al igual que decenas de centros educacionales, de salud y la
economía afectados; también las montañas, cuyo verdor destrozado
despierta inquietudes sobre la suerte de los mangos, piñas y
mamoncillos de inigualable sabor.
"Pero no perdimos ni una vida humana —señala Eliécer Lora
Martínez, presidente del Consejo de Defensa del Distrito Frank País
García, donde está enclavado el asentamiento—, ya que si todo fue
duro, más firme ha sido la solidaridad de los vecinos y la actitud
del personal responsabilizado con su protección".
Revelador de ese espíritu son muchos hombres y mujeres como
Reynaldo González Matos, quien lejos de sentarse en el parque a
contar anécdotas de héroe popular, su proverbial sencillez lo
mantiene borrando el destrozo causado por el ciclón y en la atención
a un incipiente huerto.
Su casa de madera y cubierta de fibrocemento perdió casi la mitad
de la estructura, de ahí que al observarse los estragos resulte
difícil pensar que en la madrugada del 25 de octubre último, haya
protegido a más de 20 personas, incluyendo 13 niños y mujeres que
durante buen tiempo fue necesario resguardar en un pequeño baño.
Tras
asegurar la leche de los niños el combinado lácteo restableció todas
sus producciones.
"Nadie imaginó lo que vendría —refiere el Secretario General del
núcleo zonal del Partido—, todos esperábamos mucha lluvia, que
favorecería a los frutales, pero cuando aquello apretó pensamos en
lo peor y rompimos una pared del costado para llamar a los vecinos
de las casas más débiles.
"Confieso que en mis 70 años no había visto algo semejante, el
viento parecía un cuchillo desgarrando cosas, arrancó la pared de la
cocina y comenzó a destrozar los utensilios, mientras volaban
también las tejas, lo cual originó una situación muy difícil dentro
de la casa.
"Lo único que se me ocurrió fue mandar a todos los niños y las
mujeres —menos mi esposa que siguió a mi lado tratando de atajar los
objetos a la deriva—, para el baño con paredes de mampostería que
resultaba el lugar más seguro, pero, por la afectación del techo
allí llovía más que afuera.
Luego hubo otro momento tenso al ver la mata de anoncillos
derribada sobre la casa de unos vecinos que no respondían al
llamarlos y pensamos que los había aplastado, hasta que supimos que
estaban debajo de la cama. Ayudado por mi nieto rompimos la pared
del cuarto y los trajimos, pero allí quedó su mula reventada por el
árbol".
Además del anoncillo, Reynaldo González perdió en su patio diez
matas de aguacate, siete de mango y varias de plátano y anón, pero
consciente de que la recuperación debe ser integral, ya resembró los
plátanos, plantó quimbombó, maíz, lechuga y tomate.
Desde aquel momento no ha parado en la limpieza y arreglos de la
vivienda que adquirirá toda la seguridad con los materiales
constructivos cuya venta se agiliza, partiendo del levantamiento que
basado en la ficha técnica de las afectaciones se realizara en las
16 circunscripciones del distrito.
CERTEZA EN LA RECUPERACIÓN
El estado del macizo de frutales que pueblan la zona comprendida
entre El Caney, la Gran Piedra y Ramón de las Yaguas, es
sobrecogedor.
Desde lo alto del Escandel, la vista se pierde entre cientos de
matas de mango con el follaje quemado, desgajadas o exhibiendo las
raíces, igual suerte para el anoncillo y peor para el marañón y la
cañandonga totalmente destruidos.
El mismo cuadro está más abajo en El Viso y en las tres
caballerías en la finca La Caridad de Enzo Reyes Bolúa, quien
ayudado por otros productores de la cooperativa Mártires del Caney,
apura la cubierta que el fenómeno natural arrebatara a su vivienda,
junto a las matas de mangos, marañón y palma real.
"Por seguridad pasé el ciclón en otra casa allá abajo en El Rodeo
—comenta— y al subir temprano me encontré la mata de tamarindo en el
suelo bloqueando la entrada, levanté la vista y mi casa estaba sin
techo, luego miré hacia la finca y me encontré unos sobre otros
estos frutales que han sido mi vida y la de mi familia.
"Pero no todo está perdido, aquí trabaja conmigo mi hijo Enzo y
vamos a sacar los biscochuelos que no tienen salvación para
resembrar, otros los podamos y si al retoñar el patrón es malo lo
injertamos, para eso necesitaría la ayuda de motosierras que den a
los gajos el corte preciso.
"En el caso del mango corazón, el marañón y la cañandonga, que
fueron los que menos resistieron y están todos en el suelo, hay que
volver a sembrarlos, pues aquí todos los campesinos estamos seguros
de que en esta tierra prodigiosa volveremos a tener las mejores
frutas".
La determinación por recuperarse predomina igualmente en las
industrias del territorio, donde a escasas horas del paso del
huracán la planta de gases industriales volvía a garantizar el
oxígeno en los centros de salud, y empleando un grupo electrógeno,
la fábrica de conservas elaboraba mermeladas y puré de tomate.
Sin electricidad, sin agua, y con varios árboles derribados
obstaculizando accesos y locales, el combinado lácteo Santiago supo
crecerse, para en apenas 72 horas reiniciar las mezclas físicas
necesarias, asegurar la leche de los niños de hasta un año de edad y
sustituir con batido el yogurt.
Según la ingeniera Dania Isaac Giraudy, jefa de la planta de
mezclas, al quinto día se estabilizó la producción de leche, yogurt,
cereales, chocole, quesos, cremas y demás surtidos; y tras
reanudarse las clases, garantizan las 15 toneladas diarias de
yogurt, demandadas para la merienda escolar.
Tras el recorrido, resulta evidente que quienes comentaron que
Sandy había acabado con el más pintoresco de los poblados
santiagueros, no tuvieron en cuenta que, como tierra divina y de
amores en todos los sentidos de sus hombres y mujeres, el Caney
seguiría asombrando al mundo. |