Millones
de indios esperaron hoy el Nuevo Año Hindú en medio de luces,
petardos y fuegos artificiales durante la tradicional festividad del
Diwali, con la que celebran el triunfo del dios Rama contra Ravana,
el demonio.
Desde temprano en la mañana, hindúes, sijs, jainíes y los
cultores de otras religiones acudieron a los templos para meditar y
hacer ofrendas y pujas (oraciones) a sus dioses, en una fiesta
equivalente a la Navidad cristiana y que por su luminosidad también
es llamada festival de las luces.
Durante las celebraciones, que abarcan varios días y caen en el
mes de Karttika (octubre o noviembre en el calendario occidental,
dependiendo de las fases de la luna), familiares y amigos
intercambiaron obsequios y dulces en medio del constante estallido
de los petardos.
La pólvora y sus peligros fue una de las preocupaciones de las
autoridades, que llamaron a evitar el uso de los voladores debido a
los numerosos accidentes que provocan y a los volúmenes de humo que
arrojan a la atmósfera. Nueva Delhi, dicho sea de paso, parecía
envuelta hoy en una tenue neblina.
Pero como en otros años, el pedido fue inútil y tal hasta logró
un efecto contrario al deseado. Hasta los más furibundos
conservacionistas dijeron que un Diwali sin petardos es como una
comida sin masala (una picante mezcla de varias especias, común en
la comida india).
Un trágico suceso vino a recordarles, empero, la letalidad de los
refulgentes artefactos: una decena de personas murió en la norteña
ciudad de Lucknow durante un incendio en una fábrica de petardos.
El Diwali conmemora el retorno de Rama a su reino de Ayodhya tras
14 años de exilio en la isla de Lanka (la actual Sri Lanka), donde
venció al diablo en una épica batalla de la luz contra la oscuridad.
Según la leyenda, el pueblo le marcó a Rama el camino de regreso
con diyas (lámparas) y velas, lo cual explica las guirnaldas, las
lamparillas de colores y los diversos artilugios que hoy iluminaron
calles, casas, comercios y edificios, hasta en las zonas más
humildes de la India.
Estos también son días de agasajo a Lakshmi, la diosa de la
fortuna y la prosperidad, pues de acuerdo con la creencia hindú, la
riqueza no entrará en la casa si está a oscuras o sucia.
Como en la Navidad en los países de religión cristiana, estas
fiestas son un llamado a la paz y la concordia.
En vísperas del año 2069 de la Era Vikram, las máximas
autoridades de este país de mil 210 millones de habitantes y tan
diverso en religiones llamaron a la ciudadanía a celebrar el Diwali
en un espíritu de concordia y paz. Y con actividades no lesivas al
medio ambiente.
Paz y concordia, ciertamente las hubo. En cuanto a lo otro,
todavía bien entrada la madrugada, los petardos seguían añadiendo
masala a los aires.