Muchos lo tildaron de loco cuando, luego de obtener el dinero por
aquel contrato inicial de 25 cerdos, iba por las calles del poblado
de Tamarindo comprando, desesperadamente, más animales.
Ahora confiesa que adquirió los más flacos del mundo, "incluidas
algunas hembras para garantizar el pie de cría. Casi todos tenían el
costillar que parecían un acordeón estirado. En la casa se pusieron
bravos conmigo porque había otras necesidades más urgentes: pero me
mantuve firme porque en mi mente estaba iniciarme como criador de
cerdo y no había marcha atrás.
"El segundo contrato lo hice con 40 cerdos y el tercero con 60.
Ahí aumentaron el trabajo y las entregas de carne que, en
definitiva, es lo que necesita la población. Soy del criterio que
siempre que no haya carne en el mercado la culpa es de quienes la
producimos, o mejor dicho, de quienes no la producimos".
Sabe Osvaldo que como no son tiempos de bonanza, lo mismo pueden
faltar los animales que la comida para alimentarlos.
"Nada de eso me preocupa porque quien pretenda producir carne
esperando por el pienso, ahí mismo se embarca. Hay que tener buena
base alimentaria y esa no me falta, porque siembro maíz y otros
cultivos. En mi finca, la moringa, tengo más de 400 palmas reales y
el palmiche le encanta a mis cerdos. Así es como logro entregar
todos los años más de 100 toneladas de carne".
Asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Delfín Luis
Paz, afirma no haber incumplido, jamás, un contrato: "Mi filosofía
es que si estoy de acuerdo y firmo, estoy obligado moralmente a
quedar bien". Ningún argumento es tan contundente como el trabajo y
la dedicación a la hora de la crianza de los animales, a la búsqueda
de cuanto se necesite para aportar mayor cantidad de carne: "Este
año tengo 50 toneladas en el plan, pero el compromiso mío es
sobrepasar las 100. También participo en otros proyectos para el
desarrollo del cerdo criollo". Y señala para los corrales donde
permanecen varios ejemplares de esa especie.
"Son más resistentes y quiero criarlos de forma extensiva. La
alimentación es muy importante y sobre eso investigo, pues fue algo
que me llamó la atención en el evento internacional de porcicultura
al que asistí en el 2010, y en el cual presenté un trabajo sobre el
tema".
Pero Osvaldo no se conforma solo con los cerdos. También produce
cada año carne de ovino-caprino, huevos y leche, parte de los cuales
entrega de forma gratuita a "dos o tres vecinos cercanos a la
finca", según afirma.
No es para dar lecciones de bondad ni de abundancia, pero es
meritorio el aporte de este guajiro, que prefiere la motocicleta
antes que el caballo, el pulóver a la camisa de mangas largas, y la
gorra al sombrero de guano, pero siempre anda con los pies y el
corazón sobre la tierra para no incumplir con la palabra empeñada.