Guajiro de ley

ORTELIO GONZÁLEZ MARTÍNEZ

FLORENCIA, Ciego de Ávila.— Dicen que cuando el guajiro es de ley siempre tira al campo, por eso no es difícil comprender que años después de haber sido primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en el municipio de Florencia, Osvaldo Cárdenas Fernández lleve "las botas puestas" y sea el porcicultor más integral de ese territorio, y uno de los más destacados de la provincia.

Foto del autor Osvaldo Cárdenas también incursiona en la crianza de cerdos criollos.

Muchos lo tildaron de loco cuando, luego de obtener el dinero por aquel contrato inicial de 25 cerdos, iba por las calles del poblado de Tamarindo comprando, desesperadamente, más animales.

Ahora confiesa que adquirió los más flacos del mundo, "incluidas algunas hembras para garantizar el pie de cría. Casi todos tenían el costillar que parecían un acordeón estirado. En la casa se pusieron bravos conmigo porque había otras necesidades más urgentes: pero me mantuve firme porque en mi mente estaba iniciarme como criador de cerdo y no había marcha atrás.

"El segundo contrato lo hice con 40 cerdos y el tercero con 60. Ahí aumentaron el trabajo y las entregas de carne que, en definitiva, es lo que necesita la población. Soy del criterio que siempre que no haya carne en el mercado la culpa es de quienes la producimos, o mejor dicho, de quienes no la producimos".

Sabe Osvaldo que como no son tiempos de bonanza, lo mismo pueden faltar los animales que la comida para alimentarlos.

"Nada de eso me preocupa porque quien pretenda producir carne esperando por el pienso, ahí mismo se embarca. Hay que tener buena base alimentaria y esa no me falta, porque siembro maíz y otros cultivos. En mi finca, la moringa, tengo más de 400 palmas reales y el palmiche le encanta a mis cerdos. Así es como logro entregar todos los años más de 100 toneladas de carne".

Asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Delfín Luis Paz, afirma no haber incumplido, jamás, un contrato: "Mi filosofía es que si estoy de acuerdo y firmo, estoy obligado moralmente a quedar bien". Ningún argumento es tan contundente como el trabajo y la dedicación a la hora de la crianza de los animales, a la búsqueda de cuanto se necesite para aportar mayor cantidad de carne: "Este año tengo 50 toneladas en el plan, pero el compromiso mío es sobrepasar las 100. También participo en otros proyectos para el desarrollo del cerdo criollo". Y señala para los corrales donde permanecen varios ejemplares de esa especie.

"Son más resistentes y quiero criarlos de forma extensiva. La alimentación es muy importante y sobre eso investigo, pues fue algo que me llamó la atención en el evento internacional de porcicultura al que asistí en el 2010, y en el cual presenté un trabajo sobre el tema".

Pero Osvaldo no se conforma solo con los cerdos. También produce cada año carne de ovino-caprino, huevos y leche, parte de los cuales entrega de forma gratuita a "dos o tres vecinos cercanos a la finca", según afirma.

No es para dar lecciones de bondad ni de abundancia, pero es meritorio el aporte de este guajiro, que prefiere la motocicleta antes que el caballo, el pulóver a la camisa de mangas largas, y la gorra al sombrero de guano, pero siempre anda con los pies y el corazón sobre la tierra para no incumplir con la palabra empeñada.

 

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